La primatóloga alemana busca en los monos claves de la evolución social humana

La primatóloga alemana Julia Fischer, fotografiada en Madrid. Inma Flores

Manuel Ansede

25 feb. 2018

La alemana Julia Fischer recuerda con una sonrisa cuando aterrizó en Madrid, en 1985, para estudiar un curso de español. Tenía 19 años. “Era el tiempo de la movida madrileña y de las manifestaciones contra la OTAN. Íbamos de fiesta toda la noche y luego a estudiar a la universidad. Y por la tarde íbamos a ver una película a la Filmoteca. En mi cocina, en Alemania, todavía tengo colgada una portada de la Guía del Ocio de aquel año. Fue la mejor época de mi vida”, rememora.

La historia ha dado un giro desde entonces. La heroína acabó con muchos protagonistas de la movida, España confirmó su permanencia en la OTAN y Fischer, nacida en Múnich en 1966, volvió a casa para estudiar Biología. Hoy ya no domina el español, pero a cambio dirige el Laboratorio de Etología Cognitiva del Centro Alemán de Primates, en Gotinga. Es una de las mayores expertas mundiales en el estudio de las capacidades mentales de los monos.

En las sabanas del Parque Nacional de Niokolo-Koba, en Senegal, Fischer y su equipo siguen desde 2007 a un grupo de unos 180 papiones de Guinea en libertad. Son monos de unos 15 kilogramos, con pelo rojo, rostro violeta y hocico de perro. Y su comportamiento social es peculiar: las hembras eligen a un macho de su gusto y ya no se aparean con ningún otro. Mientras, los machos esperan a ser elegidos por una o varias hembras y copulan con todas ellas. Son, según Fischer, “un modelo intrigante para la reconstrucción de la evolución social humana”.

En su libro Monkeytalk (Universidad de Chicago, 2017), la científica alemana defiende que el estudio de los primates servirá para comprender qué comportamientos son exclusivamente humanos. Pero, subraya, no se dedica a la primatología solo por eso. A su juicio, la vida social de los monos es “una magnífica ópera”. De paso por Madrid para participar como jurado en los Premios Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, Fischer abre el telón.

Pregunta. Algunas hembras de papión de Guinea eligen un macho y están con él durante años, mientras que otras escogen a uno y lo desechan a las dos semanas. ¿Por qué ocurre esto?

Respuesta. Aparentemente, porque otro macho es mejor. Todavía no sabemos la respuesta, pero tenemos muchas preguntas. Quizá hay que mirar también cómo se lleva la hembra con el resto de hembras del macho, si las tiene. Si son antipáticas con la nueva, esta se puede ir en busca de otro macho. Lo que también vemos son hembras que eligen un nuevo macho y eso provoca la marcha de otra hembra que estuviese con él. Es como una reacción en cadena.

«Para las hembras tiene sentido estar con el macho alfa, porque se aseguran de que defenderá a sus crías. Si te apareas con un macho solitario y endeble, ¡puf!»

P. Las hembras tienen mucho poder a la hora de elegir al macho, en el caso de los papiones de Guinea.

R. Sí, es inusual.

P. ¿Es inusual en los primates no humanos?

R. Sí, el macho alfa suele elegir, como en el caso de los papiones chacma del sur de África. Para las hembras también tiene sentido estar con el macho alfa, porque se aseguran de que defenderá a sus crías. Si te apareas con un macho solitario y endeble, ¡puf! Son raros los casos en los que las hembras tienen tantas ventajas como las del papión de Guinea. Los machos no pelean por ellas ni intentan que las hembras no se vayan. Incluso cuando la hembra está receptiva y puede aparearse, los machos están tranquilos.

En el caso de las personas, ¿cree que las mujeres también tienen poder a la hora de elegir hombres?

Sí, las mujeres tienen mucho poder, aunque no siempre y no en todas las sociedades, por supuesto. Pero también por eso pensamos que los papiones de Guinea son interesantes: porque quizá tienen un sistema análogo al nuestro, en muchos aspectos. Por ejemplo, la manera en la que se organizan sus sociedades. Tienen amistades entre machos que no están relacionados. En los humanos es similar: hay cooperación entre machos no relacionados para defender el grupo o defender a las hembras. Cuando aparecen los leones, todos los papiones se unen.

«Si el macho intenta controlar a la hembra, la hembra puede intentar obtener mejores genes copulando a escondidas con otros machos»

P. Cuando una hembra de papión de Guinea elige a un macho, el 99% de las cópulas las hace con ese macho. Eso es fidelidad.

R. Sí, es fidelidad. Tiene sentido desde la perspectiva de la hembra. Ella elige el mejor macho. ¿Para qué le va a ser infiel? Es su decisión. Y, por lo tanto, como el macho lo sabe, no tiene que correr detrás de ella y controlarla. Él sabe que mientras ella esté con él, solo se apareará con él. Es como una monogamia en serie. Pero si el macho intenta controlar a la hembra, la hembra puede intentar obtener mejores genes copulando a escondidas con otros machos. Pero no suele ser así. Es un sistema fácil y evita mucha violencia.

P. ¿Y qué pasa con la fidelidad de los machos?

R. Depende. Los machos tienen diferentes números de hembras. Un macho joven puede tener una hembra o dos. Pero los mejores machos tienen cinco o seis hembras. Y, por supuesto, tienen que dividir su tiempo y aparearse con todas, pero no intentan robar las hembras de los demás o aparearse con otras.

«Los hombres tienen mayor disposición para ser violentos que las mujeres»

P. Ahora hay grandes discusiones sobre en qué medida las relaciones entre mujeres y hombres son más culturales o más biológicas. Tras estudiar durante tanto tiempo a los monos, ¿qué ha aprendido de las relaciones entre mujeres y hombres?

R. No se puede separar los componentes culturales y los biológicos. Creo que la naturaleza humana es muy adaptable. Hemos nacido en una sociedad y lo que aprendemos determinará lo que seamos. Está en nuestra naturaleza aprender cómo comportarnos. En este sentido, hay mucha plasticidad. Podemos decir que somos como los gorilas, como los orangutanes o como los babuinos, pero no lo somos. Somos humanos. Y lo que intentamos entender es por qué en unos casos los primates son más tolerantes y en otros son más violentos. ¿Cuáles son las condiciones que favorecen las sociedades violentas frente a las tolerantes? Podemos pensar sobre ello y mirar a nuestras propias sociedades: la importancia de los recursos, la importancia de las tradiciones. Si te fijas en el papel de las mujeres en la sociedad hace 40 años, ha cambiado por completo y podemos lidiar con ello.

P. ¿Cree que el machismo tiene alguna base biológica?

R. Tal vez hasta cierto punto. Por supuesto, hay bases biológicas. Y, ciertamente, hay una disposición en los hombres para ser, quizá, un poco más felices a la hora de asumir riesgos. También hay mayor disposición para ser violentos que las mujeres. ¿Pero cómo se transforma eso en nuestro comportamiento real? Ahí entra nuestra cultura. Puede resultar que la mayor parte de los hombres sean muy calmados. O puede ocurrir que se cultiven estos rasgos y se exageren, dando lugar a sociedades muy machistas.

https://elpais.com/elpais/2018/02/21/ciencia/1519211203_846562.html

15/03/2024