Camilla Costa

BBC News Mundo. 13 febrero 2020

 

En Brasil, entre los meses de enero y noviembre, los incendios arrasaron con 70.698 km² (más de siete millones de hectáreas) de Amazonas. En Bolivia, el fuego destruyó más de dos millones de hectáreas de Amazonas.

La degradación también hace que la selva se vuelva menos eficiente. Pierde, por ejemplo, su capacidad de generar parte de su propia lluvia.

“Si sumamos la tala y la degradación, más del 50% del Amazonas ya no cumple sus servicios ambientales al clima de la región”, dice Antonio Nobre.

No se puede tumbar (talar) ni un árbol más en el Panamazonas”. Antonio Nobre, INPE

Científicos también han comprobado que la degradación es un factor importante en la emisión del CO2 almacenado en el bosque. Un nuevo estudio de Raisg afirma que un 47% de todas las emisiones del Amazonas proceden de la degradación y que, en siete de los nueve países amazónicos, este fenómeno es el principal responsable de las emisiones de este gas.

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Leyenda: Pocos países amazónicos tienen datos anuales sobre la degradación en sus bosques

Según el climatólogo, las áreas degradadas en el Amazonas llegan a ser hasta dos veces más grandes que las deforestadas.

Para hacer esa afirmación, él se basa en el hecho de que solo en Brasil, entre 2007 y 2016, fueron contabilizadas 14,6 millones de hectáreas degradadas en el Amazonas.

Corresponde a casi el doble del área deforestada en el mismo período, 7,5 millones de hectáreas, según datos del INPE.

Un informe reciente del gobierno de Colombia afirma que entre 2012 y 2015, el Amazonas en este país perdió 187.955 hectáreas por deforestación y 414.605 hectáreas por degradación – más del doble.

Eso hace pensar que el área de Amazonas destruida por la acción humana es mucho más grande de lo que se cree.

Jos Barlow, de la Universidad de Lancaster, está de acuerdo.

“Sabemos que hasta los números oficiales que tenemos son subestimados, porque generalmente solo se mide la degradación más grave”, explica.

¿Pero por qué no se habla de degradación en las mediciones de pérdida del Amazonas?

“Es un fenómeno más difícil de medir porque, aunque se vea la degradación en imágenes satelitales, hay que tener datos del terreno para entender cuál es la situación real de aquella área, si está más o menos degradada o si se está recuperando”, dice Alexander Lees.

Entre los países amazónicos, solo Brasil publica sistemáticamente sus datos anuales de degradación.

Sin embargo, científicos de toda la región están intentando producir datos sobre este fenómeno, para tener un retrato más amplio del estado actual del bosque.

¿Qué pasa si perdemos el bosque?

 

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Leyenda: El modelo que proyecta un punto de inflexión del Amazonas en los próximos 20 a 30 años aún no incluye la degradación

Si la deforestación y la degradación siguen a los ritmos actuales, el Amazonas puede dejar de funcionar como un ecosistema tropical incluso si parte de este sigue en pie.

Actualmente, un poco más del 18% de toda la selva amazónica original ha sido destruida, según los datos del proyecto de monitoreo Mapbiomas, una asociación entre universidades, ONGs, institutos en todo el Amazonas y Google.

Esa cifra está muy cerca de lo que el biólogo estadounidense Thomas Lovejoy y el climatólogo brasileño Carlos Nobre llaman el “tipping point” (“punto de no retorno” en inglés).

Se refieren al momento en que el Amazonas cambiará completamente a causa de la deforestación, el cambio climático y la vulnerabilidad al fuego.

Ese punto ocurrirá cuando la deforestación total sea del 20% al 25%, dicen.

Según sus cálculos, este punto de inflexión puede suceder entre los próximos 20 y 30 años, si se mantiene la tasa actual de aproximadamente 1,5 millones de hectáreas (15.000 km2) deforestadas en promedio al año.

“Si llegamos a este punto, la duración de la estación seca y la temperatura del bosque aumentarán. Los árboles comenzarán a morir rápidamente y esto creará un círculo vicioso. Lo que era una selva tropical parecerá más bien una sabana muy pobre y baja en carbono”, dijo Carlos Nobre a BBC News Mundo.

 

En el estudio, los científicos proyectan un escenario para 2050 (imagen arriba) en que el Amazonas haya perdido el 20% de bosque y es más vulnerable a los incendios, la temperatura de la región haya aumentado hasta 3 °C, y haya un aumento de 30% en la concentración de CO2 en la atmósfera.

“En este escenario, tendríamos hasta 60% del bosque convertido en esta sabana pobre.”

La proyección, sin embargo, aún no incluye la degradación, por la dificultad de medirla en todo el Panamazonas, como se llama el conjunto del bioma en todos sus países.

Eso significa que el bosque podría estar aún más cerca del “punto de no retorno”. Según Nobre, hay planes de hablar del fenómeno en un próximo análisis.

Pero ¿qué puede pasar después del punto de inflexión?

Menos lluvia

Los científicos aún no conocen con precisión todos los posibles efectos de una transformación repentina de la selva amazónica.

Pero según las estimaciones de Carlos Nobre, la temperatura en la región podría aumentar de 1,5 °C a 3 °C en las zonas que se convertirían en sabanas degradadas. Y eso sin contar con el posible aumento ya causado por el calentamiento global.

En 2012, un estudio de la Universidad de Leeds mostró que la deforestación podría causar que las precipitaciones en el Amazonas disminuyeran aproximadamente un 12% durante la temporada de lluvias y un 21% en la estación seca para 2050.

 

Leyenda: La transformación del Amazonas en sabana puede tener un efecto catastrófico para la economía de Sudamérica

Con menos evapotranspiración en el bosque, las lluvias en la cuenca del río La Plata también disminuirían, y la temperatura en el medio oeste brasileño podría aumentar hasta 2 °C.

Eso también podría tener un efecto catastrófico para la economía regional. Menos lluvia y más calor significaría menos agua para la cría de ganado y para cultivos como la soja.

“Ciertamente habría una disminución de la productividad en áreas del continente que son las más importantes para la ganadería y la agricultura”, dice Carlos Nobre.

Más enfermedades

Algunos estudios hechos en el Amazonas brasileño y en otros bosques tropicales del mundo vinculan la deforestación a una mayor incidencia de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria y la leishmaniasis.

“En un ambiente con mucha biodiversidad, la dispersión de los virus se diluye, porque hay más especies que pueden servir como incubadoras. Los vectores, como los mosquitos, tienen una gran oferta de alimento”, explica a BBC News Mundo la bióloga Márcia Chame, investigadora de Fiocruz, en Brasil.

Según la bióloga, el proceso de quemas y de degradación hace que los insectos busquen otras fuentes de alimento y se acerquen a asentamientos urbanos.

 

Leyenda: La pérdida de bosque amazónico puede hacer que los mosquitos transmisores de virus tengan más contacto con los humanos

“Aún no sabemos qué va a pasar, pero tenemos elementos para decir que, con menos selva, hay un alto riesgo de que haya más transmisión a humanos”, dice Chame.

El aumento de la temperatura causado por los cambios en el bosque también puede provocar más muertes y enfermedades cardiovasculares y respiratorias vinculadas al calor, según la investigadora Beatriz Oliveira, de la Red Brasileña de Investigaciones sobre Cambio Climático.

“Aunque se mantengan las condiciones que tenemos hoy, en la región amazónica la temperatura puede aumentar hasta 8 °C, sumando la deforestación y el calentamiento global, a partir del 2070. Con la sustitución del bosque por otro ecosistema, ese aumento podría ser aún mayor o podría pasar mucho antes”, advierte.

¿Se puede evitar el “punto de no retorno”?

Según Carlos Nobre, hay una manera:

“Lo que debemos hacer de inmediato es adoptar una política de ‘deforestación cero’ en el Panamazonas y, junto a ella, un programa de restauración forestal en el sur, sureste y este de la Amazonía, que son las secciones más vulnerables”, advierte.

“Si pudiéramos reforestar 60.000 o 70.000 km2 de esta gran área, donde la estación seca ya es más larga, podríamos hacer que el bosque volviese a funcionar mejor allí, sería más resistente”.

El objetivo no parece fácil de alcanzar en un futuro próximo.

 

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Leyenda: En todo el Amazonas hay cerca de 100 tribus indígenas con las cuales hay poco o ningún contacto

En septiembre del 2019, representantes de siete países amazónicos (sin Venezuela y Guayana Francesa), se reunieron en Leticia, Colombia, para crear una agenda para prevenir crisis ambientales como los incendios de este año.

El resultado fue el “Pacto de Leticia por la Amazonía”, un acuerdo de 16 medidas no vinculantes que indican un compromiso de los países para combatir la deforestación y degradación forestal pero que no establece objetivos específicos para reducirlas o un plan de reforestación.

Todos los políticos dicen la famosa frase: ‘preservación, sí, pero con desarrollo’. Pero oculto en la palabra ‘desarrollo’ hay un modelo que solo entiende la actividad económica si se arrasa el bosque. Eso tiene que cambiar, y hay que cambiarlo ahora”.

 

Créditos

Reportaje: Camilla Costa

Texto: Camilla Costa y Carol Olona

Diseño y gráficos: Cecilia Tombesi

Programación: Marta Martí y Marcos Gurgel

Proyecto liderado por Carol Olona

Estimaciones del gráfico sobre especies en 1 hectárea de Amazonas: Jos Barlow y Alexander Lees, de la Red Amazonía Sustentable, con base en estudios científicos (https://doi.org/10.6084/m9.figshare.10104368)

Agradecimientos: Carlos Nobre, Antonio Nobre, Red Amazonía Sustentable, Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada (Raisg), Júlia Jacomini, Gustavo Faleiros, Infoamazônia, Thiago Medaglia, Erika Berenguer, Rodrigo Botero, Mikaela Weisse, Global Forest Watch.

 

«La gran mentira verde»: cómo la pérdida del Amazonas va mucho más allá de la deforestación – BBC News Mundo

3/01/2021