Publicado el 22 de enero del 2013 

 

La jatrofa puede llegar a constituirse como una fuente inagotable de combustible para su uso en los motores de gasóleo.

«El uso de los aceites vegetales puede resultar insignificante hoy en día, pero a medida que el tiempo avance, estos productos pueden resultar tan importantes como los derivados del petróleo que ahora tenemos». Esta frase la pronunciaba Rudolf Diesel, inventor del motor diésel, en 1912. Tanto él como Henri Ford, que fundó la marca y el grupo que llevan su nombre, apostaban por los combustibles vegetales como la fuente ideal de energía para sus motores.

Hoy, casi un siglo más tarde, sus vaticinios van a cumplirse, debido en gran parte a una planta procedente de la India: la jatrofa. Es una planta oleaginosa con más de 3.500 especies, un arbusto que es capaz de producir ingentes cantidades de aceite vegetal (para la industria química) y que se puede transformar en biodiésel a través de un procedimiento muy simple: calentar y añadir metanol.

Su nombre científico es Jatropha curcas y adopta diferentes nombres en cada país: coquito, capate, piñón, tempate, piñoncito, piñol, piñón botija, higos del duende, barbasco, piñones purgativos, higo de infierno, purga de fraile, tua tua, nuez del physic, pinhao manso, etc…

Ventajas de la jatrofa

Su fruto (con forma de nuez y con tres semillas en su interior, que poseen un 37% de aceite), produce cuatro veces más aceite que el maíz y diez veces más que la soja.

El aceite resultante del prensado de la semilla de la jatrofa tiene un bajo contenido de azufre, lo que hace que sea utilizable por los motores diésel más recientes.

Tiene capacidad de crecer en terrenos desérticos o baldíos y de regenerar el suelo, ya que genera una capa de manto fértil. En concreto, produce 0,7 centímetros de sedimentos por año y hacen falta 10 centímetros para que la tierra sea cultivable. Un verdadero milagro, ya que por medios naturales haría falta un milenio para obtener lo que la jatrofa puede lograr en poco más de 14 años.

Contrariamente a la soja y al maíz, no es apta para el consumo humano ni animal, debido a su elevada toxicidad. Los especialistas aseguran «que ni las hormigas la comen». Es decir, es un vegetal totalmente repelente, y tiene una gran capacidad de supervivencia y reproducción.

Debido a su dureza, capacidad regenerativa y resistencia a la falta de agua, podría ser una planta ideal para los países subdesarrollados.

Como subproductos se obtienen: Glicerol, materia prima principal para uso farmacológico e industrial (entre otros, elaborar jabones). De la harina que queda como desecho en la extracción de aceite se pueden elaborar abonos orgánicos o alimentos para ganado vacuno, porcino y aves de corral, previo a una destoxificación (rica en minerales, la harina o torta de piñón alcanza entre el 40% y el 60% de proteína cruda) Los ésteres de forbol presentes en las variedades tóxicas, son utilizados como bioinsecticidas en contra de ciertas plagas del sorgo y maíz en países de África.

No compite con cosechas de alimentos agrícolas que podrían atentar contra nuestra propia subsistencia.

Mercedes-Benz es una de las marcas pioneras en el trabajo con esta planta. El fabricante alemán lleva a cabo pruebas con la jatrofa tanto en la India como en Madagascar. Sus ingenieros calculan que supliendo con este combustible el 20% de los combustibles fósiles, se dejarían de lanzar a la atmósfera 200 millones de toneladas de CO2 cada año, y se reduciría al 50% las emisiones de partículas, algunas de las cuales son cancerígenas. En el sector del transporte, el incremento de la mezcla de biocomponentes ofrece una de las pocas opciones reales para el progreso.

El Grupo Volkswagen está también involucrado en la promoción de los biocombustibles.

BP y D1 Oils, han creado una empresa conjunta para desarrollar biodiésel a partir de la jatrofa, con una inversión de alrededor de 160 millones de dólares, D1 Oils aportará sus 172.000 hectáreas de plantaciones existentes en la India, Sur de África y Sureste Asiático y accederán a las mejores plantas de jatrofa de semillero, producidas a través del programa científico de la planta D1 Oils.

La India ya se ha volcado, después de probar con éxito este biodiésel en sus trenes, en plantar grandes extensiones en el sudeste del país. Los precios del petróleo obligan, al mayor importador, a buscar fuentes alternativas de energía para el transporte. Tata Motors, el mayor fabricante de motores diesel del país, está probando el nuevo carburante. Investigación trabaja en una variante genéticamente modificada de la jatrofa, cuyas semillas contendrían más del 40% de aceite. Su objetivo llegar a una producción anual de 90 millones de litros.

China cultiva jatrofa para hacer frente a la escasez de energía. En países como Argentina, Paraguay o Senegal, diferentes iniciativas están fomentando el cultivo de la jatrofa con el fin de utilizarla para plantas de biodiésel.

La planta en su primer año de siembra ya produce un 25% de su potencial máximo, y al año cinco de establecida la plantación se logra el 100% de su potencial, manteniéndose hasta el año 40 cuando empieza a decaer de manera muy lenta su producción anual. Es capaz de producir de 2 a 3 toneladas de semillas, que se transforman en 1.800 litros de aceite por hectárea, las cuales se convierten en 1.680 litros de biodiésel. El genotipo BIO4 de jatrofa tóxica, que en su segundo año se encuentra libre de plagas y enfermedades, alcanza con sistemas de riego mecanizado un rendimiento de 5.448 Kilogramos de semilla por hectárea.

Consejos de cultivo de la jatrofa

No requiere un tipo de suelo especial. Se desarrolla normalmente en suelos áridos y semiáridos. Responde bien a suelos con PH no neutros. La jatrofa crece casi en cualquier parte, incluso en tierras cascajosas, arenosas y salinas, puede crecer en la tierra pedregosa más pobre. Se adapta a zonas entre 0 y 1.300 metros sobre el nivel del mar, aunque la altitud más adecuada es de 600 a 800 metros. Resiste normalmente el calor y las bajas temperaturas. Su requerimiento de agua es bajo, aceptando precipitaciones entre 200 y 1.000 mm., y puede soportar períodos largos de sequedad. Es una planta perenne de crecimiento rápido.

Sugerimos plantar en forma de cuadro, a un distanciamiento de 2 metros entre surco y 2 metros entre planta (2×2), lo que supone una densidad de 2500 plantas por hectárea. Se puede plantar todo el año pero preferentemente no en estaciones secas. Al plantar es aconsejable colocar en el hoyo 100cm3 de lombricompuesto, este nutriente orgánico favorece el enraizamiento, crecimiento y fructificación. A los 6 meses del plantío, se sugiere colocar 1/2 dm3 de lombricompuesto por planta.

La poda se efectúa durante el primer año cuando las ramas alcanzan un largo de 40-60 cm. y durante el segundo y tercer año para asegurar que el arbusto crezca en la forma y el tamaño apropiado que se requiera. Entre cada hilera de plantación se puede realizar otro cultivo, tales como pimiento, tomate, forrajera, etc. Debe eliminarse todo tipo de maleza dos veces al primer año y luego controlar su no-propagación.

A los 8 meses es la primera cosecha. Después de año y medio se efectuarán dos cosechas anuales. La recolección es manual. Con sistemas de riego mecanizado podemos mejorar sensiblemente las producciones, al no depender sólo de la época de lluvias y permitirnos aplicar el agua e incluso fertilizantes o nutrientes si fuera necesario, en la cantidad y momento que requiera la planta.

https://www.traxco.es/blog/produccion-agricola/jatrofa

4/11/2020