Por Jhon Barros

Ante esto, en 2017, el Jaime Duque decidió ampliar su programa. No quería lograr solo la reproducción de Xue y Chie. Con el apoyo de Neotropical, organización no gubernamental que trabaja con rapaces y cóndores, inició un piloto en el páramo para que los campesinos del lugar no siguieran afectando a las aves de este ecosistema.

“Lo primero que hicimos fue hablar con las comunidades cercanas al páramo en los municipios de Málaga y Cerrito. Les contamos que estábamos trabajando en la reproducción del cóndor para luego liberarlos, algo que no les gustó de a mucho, ya que aseguraban haberse visto afectados por los cóndores del Almorzadero”, anotó el zootecnista.

El páramo de Almorzadero es uno de los sitios donde más se han avistado cóndores en Colombia. En este lugar se desarrolla un piloto con los campesinos para que no los impacten.

En agosto de ese año, los campesinos del páramo denunciaron que los cóndores estaban atacando al ganado, en especial a las ovejas y cabras pequeñas, algo que el mundo científico siempre ha desvirtuado. Esta especie es carroñera y sus habilidades de caza son mínimas.

Para corroborar la teoría de la comunidad, ambas entidades instalaron cámaras de alta definición cerca a las supuestas áreas donde el cóndor atacaba a los animales de corral. “Un video mostró a cerca de 12 cóndores atacando a un cabro pequeño. Una de las aves es Sebastián, el cóndor más viejo del páramo, con más de 60 años. Aunque sí se ve que lo pican por el ano para sacarle las tripas, es evidente que no tiene instintos de caza, ya que no lo mata rápidamente”, dijeron expertos del Jaime Duque.

La conclusión de estos encuentros fue que la relación entre el cóndor y el campesino no era la mejor, en especial con los que tienen algún tipo de ganado. Para Castro, el mayor verdugo del cóndor en Colombia es la ganadería extensiva, la cual no solo transforma el hábitat del ave sino que cuenta con prácticas sumamente peligrosas para su conservación.

En Almorzadero hay en promedio como 50 ovejas en 300 hectáreas de páramo, algo que causa un impacto enorme sobre el ecosistema. Para la cría de estos animales se sacrifican muchas hectáreas de bosque. Además, estos mamíferos se comen los frailejones y pisotean los suelos. Esto causa que las dantas y venados, insumos alimenticios del cóndor, disminuyan, y que se vean obligados a comer ovejas o lo que encuentren”, concluyó Castro.

Cambios campesinos

Una de las primeras alternativas que le propusieron a la comunidad del Almorzadero fue estabular a las ovejas y cabras, es decir criarlas en forma controlada y no tenerlas libres sino en corrales para su alimentación, mantenimiento y reproducción.

El proyecto inició con 10 familias de los municipios de Málaga y Cerrito, quienes al comienzo no ocultaron su escepticismo. Algunos pensaban que los iban a sacar de sus territorios y otros no querían firmar los compromisos para no atacar a ningún cóndor. Al final de cuentas, decidieron participar.

En sus terrenos fueron construidos varios corrales, llamados apriscos, que cuentan con techos para que los cóndores no las identifiquen, todos ubicados cerca de las casas de los campesinos.

Castro informó que los resultados son positivos. “Las cámaras no han vuelto a grabar ovejas atacadas. Esta primera fase involucró al SENA del municipio de Málaga, quienes capacitaron a la comunidad en el manejo adecuado de sus animales. Los campesinos dicen que ya no quieren matar a los cóndores”.

Pero estas aves emblemáticas no podían quedarse sin alimento. Por eso, hace un año fueron construidas tres plataformas de alimentación, con alturas superiores a los cinco metros para evitar que algún perro los ataque, y con cámaras trampa cercanas para estudiar sus comportamientos.

“Cada 15 días se les pone de carroña una oveja o un ternero muerto. Las cámaras trampa han captado manadas de hasta 20 cóndores, con plumas de distintos colores, diversas edades y sexos. Llevamos un año haciéndoles seguimiento, un ejercicio que nos ha permitido aprender mucho. Si los colores de las plumas son cafés, esto indica que son jóvenes. Los machos tienen una cresta desde que nacen y ojos cafés, mientras que las hembras cuentan con ojos rojos cuando son adultas”, anota el zootecnista.

Sumado a esto, el parque y la fundación están trabajando en la construcción de un plan de manejo ambiental para la zona de los cóndores en Almorzadero. Ya se cuenta con información fundamental de la fauna, como la presencia de 15 especies de animales como tigrillos, zorros, coatíes de montaña y hasta pumas.

Illika y Dasan, salvados del veneno

En noviembre de 2018, campesinos del Almorzadero encontraron una pareja de cóndores en mal estado de salud. Las aves estaban débiles, tiradas en el suelo y a punto de desfallecer. Los expertos del parque y la fundación encontraron un terrible hallazgo: estaban envenenadas.

“Aún ignoramos quién lo hizo o el lugar exacto en donde ocurrió. Pudieron haber comido carne envenenada en el Cocuy y viajar hasta el Almorzadero. Los mismos campesinos que hacen parte del programa les prestaron los primeros servicios médicos y los llevaron al casco urbano del pueblo. Afortunadamente ese día estábamos en la zona y nos encargamos de las aves”, recuerda Castro.

Las aves fueron llevadas inmediatamente hasta el Jaime Duque. La Fuerza Aérea prestó uno de sus aviones para transportarlas. La hembra era la más crítica. Muchos pensaron que no aguantaría el viaje.

Illika y Dasan fueron envenenados en alguno de los páramos colombianos. Los campesinos y expertos fueron sus ángeles de la guarda y los ayudaron a sanar. Foto: Parque Jaime Duque.

Los veterinarios, zootecnistas y cuidadores del Jaime Duque hicieron todo lo posible para que la muerte no llegara. Les tomaron exámenes y los hidrataron con medicamentos para que expulsaran el veneno. Cuando fueron estabilizados, el nuevo reto fue que comieran. “Fue un proceso lento. Pasaron tres meses en el parque recuperándose de ese fatídico episodio. Curiosamente no eran pareja”, indica el zootecnista.

A mediados de enero de este año, Illika (la hembra) y Dasan (el macho), nombres dados por la ciudadanía a través de un concurso, fueron liberados en Almorzadero. Pero antes, les instalaron transmisores satelitales en la parte trasera para monitorear sus movimientos.

Dasan, un cóndor juvenil, estuvo sobrevolando cerca al Almorzadero por varias semanas. Luego cogió rumbo hacia Norte de Santander y decidió asentarse en el Nevado del Cocuy. Siempre está en zonas altas, muestran los transmisores que mandan datos al Jaime Duque.

Illika, con edad ya adulta, salió disparada del Almorzadero desde el día de su liberación. El 24 de enero ya estaba en Norte de Santander, y luego siguió por Aguachica y Pailitas en el Cesar. Voló por la Serranía de Perijá hasta llegar a la Sierra Nevada de Santa Marta. En día y medio, recorrió más de 500 kilómetros de distancia.

Antes de ser liberados, los expertos les instalaron transmisores satelitales a los dos cóndores para monitorear sus movimientos. Foto: Parque Jaime Duque.

“Illika ha estado en Valledupar y en algunas zonas de La Guajira. Hasta ha pasado a territorio venezolano, por el Zulia, pero su hogar es la Sierra Nevada de Santa Marta. No se ha quedado quieta. Si lo llega a hacer es porque está empollando un huevo o porque fue atacada”, comenta Castro.

Hace pocos meses, las cámaras instaladas en Almorzadero registraron una hembra que cojeaba. Al parecer tiene un anillo en una de sus patas que le causa molestias, y que si no se lo retiran, podría desencadenar una gangrena.

Por eso, técnicos del Jaime Duque y la Fundación Neotropical viajaron hasta el páramo para encontrarla y capturarla temporalmente, mientras le retiran el anillo y sanan las heridas que le causó este elemento.

“La estamos atrayendo con los cebos de la plataforma. Instalamos varias mallas grandes en el piso para atraparla. Sabemos que será un proceso demorado, como todo con los cóndores. Cuando ella cure sus heridas, la regresaremos al páramo para que continúe con su vida. Tres personas del Jaime Duque la monitorean a diario en el páramo”, dijo Castro.

Inversiones y retos

En la reproducción de las parejas en cautiverio, el trabajo con los campesinos en Almorzadero, la instalación de las cámaras trampa, la construcción de áreas de alimentación y la liberación de las aves envenenadas, el Parque Jaime Duque ha invertido más de 3.500 millones de pesos (808.850 €) desde 2015, un programa que no parará.

“Seguiremos trabajando en estas tres líneas. Sin embargo, es de suma urgencia que el gobierno reactive el Plan nacional de conservación del cóndor, una hoja de ruta liderada por el Ministerio de Ambiente que está frenada desde 2016. Si no se reactiva como una política de Estado, será mucho más difícil evitar que llegue a extinguirse. La buena noticia es que el Ministerio tiene la intención de hacer el plan 2020-2030, es decir uno nuevo”, denuncia Castro.

Otra estrategia urgente es hacer un censo nacional para conocer la población real del cóndor, pero que sea simultáneo. Según el zootecnista, no se puede hacer un inventario primero en Almorzadero y a los meses en el Cocuy, ya que puede tratarse de la misma población.

Para poder salvar al cóndor andino de la extinción, el Jaime Duque ha invertido más de 3.500 millones de pesos. Foto: Parque Jaime Duque.

Eran menos

Aunque los expertos consideran que en Colombia hay aproximadamente 150 cóndores en estado natural, esta cifra aún es un misterio. No hay un estudio juicioso y específico que establezca la población total de esta ave.

Sin embargo, de lo que sí tienen certeza es que este número era bastante inferior antes del nuevo milenio, cuando calculaban que la población no superaba los 60 individuos.

El zootecnista del Jaime Duque explica que ese incremento de la especie no está relacionado con la mejoría en la reproducción o a que dejaron de envenenarla, dispararle o arrebatarle su hábitat. La verdadera razón está en el cóndor de California.

“Esta especie americana tenía los mismos problemas que los cóndores andinos. En los años 50, en todo Estados Unidos no quedaban más de 22, por lo cual los americanos decidieron capturarlos a todos y llevarlos a zoológicos como el de San Diego. Luego vinieron a Sudamérica para capturar más cóndores y lograr reproducciones”.

Estados Unidos logró reproducir a los cóndores de california con los andinos de Chile y Argentina. Muchos de estos fueron liberados en Colombia. Foto: Parque Jaime Duque.

En Estados Unidos lograron la reproducción de los cóndores californianos con andinos de Chile y Argentina. Fue tal el éxito de este cruce, que ya no tenían la capacidad para tener tantas aves, así que decidieron liberarlas en terrenos de la cordillera de los Andes.

Sin embargo, muchas de estas aves estaban demasiado acostumbradas a la presencia del hombre. En Colombia, varias fueron recapturadas porque llegaban fácil a donde los ganaderos. Durante 30 años, el país recibió más de 70 de estos cóndores provenientes de los zoológicos norteamericanos.

“Se sabe que los cóndores liberados en los nevados tuvieron crías”, afirmó Castro. Actualmente, en el país no hay más de 10 cóndores en cautiverio, incluidos los seis del Jaime Duque, Barú y Medellín. Sin embargo, los otros tienen edades muy avanzadas y ya no pueden reproducirse.

https://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/asi-salvan-al-condor-andino-de-la-extincion-en-colombia/47331

29/11/2020