Por Jhon Barros

Resolución controversial

Según el Instituto para la Economía Social (Ipes), entidad que tiene a su cargo las 19 plazas de mercado del Distrito, desde hace más o menos año y medio estos cangrejos no son vendidos en los establecimientos.

“Con la Secretaría de Salud de Bogotá y la Aunap, hicimos un proceso de sensibilización a los comerciantes de las plazas, con el fin de que dejaran de vender sus bebidas elaboradas con estos animales. Esto representa un riesgo para su salud humana y un maltrato animal, según lo estipula la ley 1774”, notificó el Ipes.

Por su parte, la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca informó que el cangrejo sabanero no es un recurso pesquero y su comercialización es ilegal. “Es un recurso hidrobiológico y una especie en vía de extinción. Además, como vive en zonas de fango y de alta descomposición, es portador de la bacteria Escherichia coli, que al consumirla vía oral puede ocasionar problemas de salud. Por eso no está permitido su uso”.

Sin embargo, el 7 de marzo de 2019 la misma Aunap emitió la resolución 418, que adopta los criterios para definir los recursos pesqueros y algunas especies susceptibles de ser aprovechadas en el territorio nacional, listado que incluyó al cangrejo de la sabana y al pez capitán.

La resolución cita que, para tomar esta decisión, la entidad se basó en varios criterios como la importancia socioeconómica o contribución de una especie a la generación de ingresos producto de su aprovechamiento, bien sea comercialización local, regional o nacional, o que haga parte de las tradiciones culturales.

La Aunap también fundamentó la decisión en información biológica y pesquera disponible, es decir la documentación publicada sobre datos biológicos y pesqueros o registros de volúmenes o movilización para la especie; y en la reglamentación vigente sobre medidas de manejo.

El acto administrativo de la Aunap informa que el cangrejo de la sabana representa un interés económico y pesquero, a pesar de contar con medidas de manejo. Esto va en contravía de su condición de especie en peligro de extinción y de ser un vector de enfermedades. 

Imagen de un estudio publicado en el boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa: nuevo registro de cangrejo sabanero en el suroriente de la sabana de Bogotá. (http://sea-entomologia.org/PDF/Boletin53/263265BSEA53CangrejosabaneroBogota.pdf).

“Los criterios descritos en la resolución podrán ser modificados o ajustados de acuerdo con los requerimientos técnicos, la disponibilidad de información soporte y la dinámica de la actividad pesquera”, dice un parágrafo del acto administrativo, una luz de esperanza para el cangrejo guerrero del río Bogotá.

La Aunap le informó a SEMANA SOSTENIBLE las razones de incluir al cangrejo sabanero en esta resolución. «Esta especie se incluyó allí porque históricamente ha sido capturada y consumida en la sabana de Bogotá, pero en la actualidad se encuentra en alto peligro de extinción. Una alternativa efectiva para su conservación es generar paquetes tecnológicos para su producción controlada, como estamos haciendo en este momento con el pez capitán de la sabana, de tal manera que las personas que viven de la extracción de este recurso lo puedan cultivar sin depender de las existencias en el medio ambiente, proveer al mercado de manera constante, de manera legal y controlada, y así reducir la presión de pesca permitiendo que las poblaciones salvajes se puedan recuperar».

Según la entidad, en los considerandos de la resolución se deja claro que esto se logrará mediante un trabajo mancomunado entre el Ministerio de Ambiente y la Aunap, donde se definirán especies y volúmenes a ser aprovechados sin que se afecte la recuperación de sus poblaciones naturales, «con fines de consumo, procesamiento, estudio u obtención de cualquier otro beneficio, como lo dice el artículo 7 de la ley 13 de 1990. Una vez definidos, la Aunap se encargará de la administración y manejo de este recurso».

Cangrejo sabanero encontrado hace varios años en la laguna de Fúquene. Foto: Fundación Humedales.

Posible renacimiento

Nelson Londoño, biólogo de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), informó que el poblamiento desmesurado de la sabana de Bogotá, una de las zonas más habitadas en el país, fue el principal detonante para que el cangrejo de la sabana esté en peligro de extinción.

La sabana está habitada desde la época prehispánica, pero el uso dado a las tierras por parte de los muiscas no presentaba afectación para la especie. Pero desde mediados del siglo pasado, el acelerado poblamiento de la zona, en especial Bogotá, causó un fraccionamiento del ecosistema, desecamiento de los cuerpos de agua e incremento en la contaminación hídrica. Esto conllevó a que el sabanero disminuyera su área de hábitat y población, lo que también pasó con el pez capitán, la polla sabanera, la tingua moteada y el pato turrio”.

Según la CAR, la contaminación, pesca y fragmentación del hábitat, son los principales detonantes de la disminución de la población del cangrejo sabanero. Foto: Jhon Barros.

Según Londoño, aunque aún no se ha hecho un estudio puntual para conocer la población del cangrejo sabanero, Global Biodiversity Information Facility (GBIF), organización internacional que promueve datos científicos sobre biodiversidad, indica que hay cerca de 180 registros, en cuerpos hídricos como Ubaté, Checua, Muña y Fúquene.

El arraigo cultural de los habitantes juega en contra del cangrejo. “La creencia generalizada de que puede servir como afrodisiaco ha impactado a la especie. La pesca realizada no discrimina tamaño o edad reproductiva, y en las plazas lo meten vivo en una licuadora para hacer jugos como el Berraquillo. Por ser una especie en peligro de extinción, nadie debería comercializarla. Las personas que lo hacen están incurriendo en una falta grave del proceso sancionatorio ambiental”, afirmó Londoño.

Hacia el año 2028, cuando las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre y Canoas traten todas las descargas residuales e industriales de los habitantes de la capital y Soacha, las aguas del río Bogotá cambiarán de aspecto. Con esto se espera que la fauna regrese a apoderarse del sitio que el desarrollo les arrebató.

Para Londoño, ver cangrejos sabaneros por las orillas del río Bogotá en la cuenca media será un proceso largo. “En ciencias biológicas, los periodos de recuperación de 100 años son discretos. Aunque el sabanero ha resistido a muchos impactos y pérdidas de biodiversidad, la especie primero necesita que se recuperen ciertas características como la estructura de la ribera del río, para que así tenga nichos para hacer sus cavernas o túneles donde se oculta y realiza sus procesos ecológicos”.

En peceras son exhibidos los cangrejos sabaneros en las plazas de mercado.

El experto indica que la descontaminación y la reducción en la carga contaminante del río sí beneficiarán a las especies, pero será un proceso que solo definirá el ecosistema. “Hay que ver cuál va a ser el porcentaje de depuración del agua de esas PTAR. La mejor forma de restaurar un río es que lo haga por sí solo. Debe recuperar su estructura por procesos propios, como avenidas torrenciales y acumulación y depósito de materiales. Estamos acostumbrados a que la ingeniería lo soluciona todo, pero en la ecología funciona distinto”.

Faltan acciones

En 2015, cuando el Instituto Humboldt y el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional categorizaron al cangrejo de la sabana como una especie en peligro en el Libro Rojo de los cangrejos en Colombia, propusieron varias medidas para mitigar los impactos y evitar su desaparición.

Una de ellas fue realizar un control estricto por parte de las autoridades ambientales y pesqueras, un freno que debe incluir vedas de pesca y limitaciones a su comercialización. Es decir, un ordenamiento pesquero, algo que evidentemente no ha sucedido aún.

También le recomendaron al Estado y sociedad civil hacer educación ambiental a los pescadores y campesinos de los alrededores de las lagunas y embalses de la sabana, con el objeto de que realicen capturas selectivas de ejemplares adultos y devuelvan al medio natural los juveniles y hembras ovadas. Esto tampoco ha entrado en cintura.

En los nacimientos de los ríos urbanos de Bogotá, como Salitre, puede haber presencia del cangrejo de la sabana. Foto: Jhon Barros.

“Hay que velar por la conservación de los bosques de galería en la alta montaña de la cordillera, realizar monitoreos de las poblaciones y evaluar el impacto de la introducción del cangrejo americano”, cita el Libro Rojo, pero a la fecha son pocos los avances al respecto. Hace cinco años, cuando el libro salió a la luz, expertos como Lasso y Campos concluyeron que la especie no ha sido objeto de medida alguna de control para su conservación y uso sostenible, un panorama que al sol de hoy persiste.

A diferencia del pez capitán y la nutria neotropical, las otras especies emblemáticas de la cuenca del río Bogotá, el cangrejo sabanero carece de un plan de manejo para su conservación, una hoja de ruta con acciones y proyectos puntuales que debe ser liderada por la autoridad ambiental, en este caso la CAR.

Estamos trabajando en incluir al cangrejo sabanero dentro de la priorización de especies amenazadas en la jurisdicción de la CAR, lo cual permitiría empezar a construir el plan de manejo con el apoyo de otras entidades nacionales y locales y los académicos. El plan del Distrito de Manejo Integrado de Fúquene incluye algunas medidas de conservación del cangrejo. Además, hemos generado material educativo para niños y la población rural”, enfatizó Londoño.

El cangrejo sabanero no cuenta aún con un plan de manejo para su conservación. Foto 2: Sebastián García – publicada en iNaturalist (https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/) (https://www.inaturalist.org/photos/35689816)

En 2018, la CAR elaboró el plan de prevención, control y manejo del cangrejo rojo americano, la especie invasora introducida que está desplazando y acabando con el cangrejo sabanero. Según el documento, este crustáceo podría estar presente a lo largo de los municipios que conforman las cuencas alta y media del río Bogotá y en algunos territorios del tramo final. Hay cerca de 20 registros confirmados.

Este plan incluye acciones como generar información permanente y actualizada sobre la reproducción, comportamiento, distribución y dispersión del Procambarus clarkii; identificar y evaluar sus impactos sobre la salud pública y sectores productivos; establecer estrategias, programas y acciones para el control, manejo y control de las poblaciones; y capacitar a la sociedad.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera al cangrejo sabanero como una especie de preocupación menor, algo que a Lasso le llama la atención. “Esto ocurre porque en esas evaluaciones de análisis de riesgo de extinción o de listas rojas internacionales que son globales, no tienen mucho eco en ocasiones, las iniciativas locales”.

El experto anotó que afortunadamente, cuando hicieron el Libro Rojo de cangrejos dulceacuícolas, contaron con la ayuda de un experto de la UICN. “Pero acá lo importante es que ya hay una resolución nacional para su conservación, además de evidencias científicas que prenden las alarmas por ser un vector de enfermedades si no es consumido de manera adecuada, pues todos los crustáceos y moluscos de agua dulce deben ser muy bien cocinados, es decir, hervidos por un buen rato para evitar que el ser humano se contagie con animales crudos”.

https://sostenibilidad.semana.com/actualidad/articulo/la-lucha-del-cangrejo-sabanero-por-sobrevivir-en-el-rio-bogota/50090

14/11/2020