Es falso que existan imágenes reales del VIH, presunto responsable del SIDA. 1ª parte

 

Ante la reiterada afirmación hecha en nuestra revista de que la existencia del VIH no está demostrada porque ni ha sido aislado ni fotografiado con microscopio, varias personas han <<respondido>> publicando en sus blogs algunas imágenes que afirman corresponder al retrovirus presuntamente causante del SIDA. Y de nuevo faltan a la verdad. Hemos decidido por ello analizarlas y contrastarlas con la documentación científica publicada hasta hoy, análisis que nuevamente demuestra que tales imágenes pueden ser virus de todo tipo, vesículas, partículas celulares y, sobre todo, dibujos, esquemas, aerografías, infografías y recreaciones gráfica en 3D realizadas mediante ordenador. Luego la existencia del VIH sigue sin demostrarse.

Llevamos publicados ya una veintena de artículos y dos vídeos –que superan entre ambos las 300.000 reproducciones- sobre los múltiples aspectos de lo que puede considerarse el Montaje SIDA. Textos que básicamente denuncian que la existencia del retrovirus al que se achaca el  Síndrome de Inmunodeficiencia Humano o SIDA jamás ha sido demostrada porque no ha sido purificado, aislado y fotografiado, y que los test que se supone permiten detectar si alguien está infectado por él carecen de credibilidad.  Denuncia argumentada y documentada que, significativos silencios aparte, solo ha recibido como respuesta insultos, descalificaciones gratuitas y calumnias que son a lo que recurren quienes carecen de razones. Probablemente por eso y sabedores de que una imagen vale más que mil palabras algunos manipuladores decidieron <<responder>> subiendo a internet imágenes que aseguran corresponder al VIH en un lamentable intento de hacernos pasar por mentirosos.

Es el caso de Ambiente G –que se autodefine como <<portal de información para gays, lesbianas, bisexuales y transexuales >>- que ya en 2011 publicó lo que calificaba como <<la ilustración más completa del VIH>>. Cuatro años después –en mayo de 2015- el biólogo Félix Moronta publicaba en su blog un texto titulado El VIH sí existe, que acompañaba con otras supuestas imágenes del VIH. Y unos meses después aparecía en Taringa –red social de origen argentino- una entrada directamente desafiante: ¿No existe el VIH? Toma excelentes fotos de este virus. Solo que se trataba de una reproducción parcial sin referencias completas de una entrada aparecida en septiembre de 2010 en la web; La ciencia y sus demonios, titulada Imágenes, imágenes y más imágenes del virus VIH que provoca el SIDA. Agregaremos que la publicación más reciente en esta línea que hemos detectado data de 2016, la firma un tal Kram Cuervo Errante y aparece en la web Científico indignado con el título ¿Existe el VIH? Evidencias físicas.

Como puede verse, ni son científicos de primera línea ni publican en revistas o webs de prestigio pero como somos conscientes de que las personas no versadas en la materia no pueden discernir entre lo que escriben profesionales serios y personas que solo aparentan saber usando palabras y conceptos que en realidad ni entienden, es necesario volver a poner las cosas en su sitio. Y vamos a hacerlo empezando por recordar de nuevo qué condiciones debe cumplir la imagen de cualquier virus.

  1. No basta una micrografía como prueba de la existencia de un virus. Es imperativo explicar el proceso por el que se ha conseguido aislar dándolo a conocer en una publicación científica para que cualquiera pueda repetirlo. Sin tal requisito la micrografía carece de validez alguna.
  2. El virus debe tener el aspecto, tamaño y componentes que lo definen. Y según el profesor del Instituto Robert Koch de Berlín (Alemania) Hans Gelderblom -considerado el mayor especialista del mundo en microscopia electrónica del VIH- un retrovirus es <<un virus con envoltura que mide entre 100 y 120 nanometros de diámetro que brota de las membranas celulares>> teniendo sus partículas infecciosas o viriones “picos” o “protuberancias”. Cabe añadir que al ser centrifugados en sacarosa todos los retrovirus se depositan en la banda de densidad de 1.16 g/ml. Pues bien, según explicó en un artículo aparecido en el nº 19 de Micron and Microscopica Acta con el título Fine Structure of Human Immunodeficiency Virus (HIV), Immunolocalization of Structural Proteins and Virus-Cell Relation- el VIH se caracterizaría por tener ARN, retrotranscriptasa (RT) –enzima que lleva a cabo la retrotranscripción-, proteínas Gp41 y 120 en las protuberancias y proteínas P24 y P17 en su cápside (vea la ilustración 1). Datos que conviene recordar para entender lo que luego comentaremos.
  3. El virus debe infectar. Todo virus –y todo retrovirus- posee la capacidad de infectar células sanas a fin de poder replicarse; luego da lugar a partículas idénticas a la original, con su misma morfología y constituyentes (proteínas y ácidos nucleicos). Y ello debe probarse mediante un experimento reproducible que debe ser publicado. Un supuesto “virus” incapaz de infectar no es un virus.

En suma, una imagen real del VIH:

  • Debe explicitar en qué trabajo se ha publicado la micrografía (foto hecha con un microscopio electrónico), dónde, cuándo y por quién. Describiendo el proceso de purificación –reproducible- con el que se ha obtenido.
  • Debe incluir una barra de medida que permita comprobar su tamaño; que en el caso del VIH debe estar entre 100 y 120 nanómetros.
  • La purificación del virus o retrovirus debe realizarse con células frescas a las que no se haya añadido producto químico estimulante (estresante) alguno.
  • El virus o retrovirus debe haberse obtenido tras centrifugarse las células en sacarosa y aparecer en la banda de densidad de 1,16 g/ml.
  • El virus o retrovirus fotografiado debe demostrar que tiene capacidad de infectar tanto in vitro como en vivo.
  • El trabajo en el que se publica debe especificar qué ARN y proteínas contiene el virus o retrovirus que se presenta. Y,
  • El VIH se caracteriza por tener en su cápside <<picos>> o <<protuberancias>> por lo que si no aparecen en la imagen no puede tratarse de él.

El VIH, UN VIRUS MUY PECULIAR

Dicho lo cual la pregunta es obvia: ¿alguien ha cumplido con tales exigencias? Y la respuesta es simple: no hay constancia de ello. Así se denunció ya en 1995 y 1996. Primero por el doctor en Virología Stefan Lanka cuyo artículo apareció en las páginas 17 a 27 del nº 77 de Raum und Zeit con el título HIV – Realitat oder Artefakt? ¿realidad o artefacto?) Y después por un amplio equipo multicisciplinar coordinado por la biofísica Eleni Papadopulos-Eleopulos cuyo artículo apareció en un suplemento especial del nº 1 (volumen 4) de Conntinuum con el título The Isolation of HIV: Has it really been achieved? The Case Against (Aislamiento del VIH: ¿se ha conseguido realmente? Documentación en contra).

Artículos que serían complementados con otros de los mismos autores así como de varios investigadores. Entre otros, por el especialista en micrografía electrónica Etienne De Harven según el cual ni Luc Montagnier ni Robert Gallo –que en 1983 y 1984 respectivamente aseguraron haber descubierto el <<virus del SIDA>>- ni ningún otro investigador ha aislado realmente el VIH.

Una situación que no ha cambiado desde entonces; de hecho durante la realización de este artículo contactamos tanto con Stefan Lanka como con Eleni Papadopulos-Eleopulos para consultarles al respecto y el primero fue sintético y contundente al respondernos: <<No isolation, no proof of a virus>> (Sin aislamiento no hay prueba de un virus); la segunda nos remitió un trabajo realizado por su equipo titulado HIVA virus like no other (VIH: un virus como ninguno) realizado en julio de 2017 y publicado en su propia web en el que se reitera que nadie ha probado haber aislado el VIH y no puede pues haber sido microfotografiado por lo que todas las imágenes que se presentan de él son falsas.

Es verdad que Luc Montagnier publicó en Science el 20 de mayo de 1983 un artículo titulado Isolation of a T- lymphotropic retrovirus from a patient at risk for acquired inmune deficency síndrome (AIDS) (Aislamiento de un retrovirus T-linfotrópico de un paciente en riesgo de SIDA) en el que describía su presunto aislamiento y lo acompañaba con una imagen que publicamos como Ilustración 2. Pero él mismo afirmó que era un retrovirus de tipo C cuyo papel ignoraba, por lo que diría: “El papel de este virus en la etiología del SIDA deberá ser determinado”.

Un año después –el 4 de mayo de 1984- Robert Gallo publicaba en esa misma revista cuatro artículos describiendo el supuesto aislamiento del <<virus del SIDA>> -también un retrovirus tipo C- al que denominó HTLV-III. Publicamos como Ilustración 3 una imagen del mismo extraída de sus artículos.

Pues bien, los equipos de los doctores. Lanka y Eleni Papadopulos hicieron una revisión a fondo de los trabajos de Montagnier y Gallo y estas fueron sus conclusiones sobre tales trabajos:

No realizaron experimentos de control. Y ello invalida los resultados obtenidos por ambos investigadores. Es más, ambos cultivaron sus muestras ¡con productos químicos que producen el mismo tipo de partículas que pretendían haber aislado como virus infecciosos!

No presentaron evidencia alguna de haber purificado sus cultivos.

  • Las imágenes no se realizaron con retrovirus obtenidos en la banda de densidad 1.16 g/ml.
  • No aparecen en la imágenes las protuberancias que Gelderblom menciona en las que estarían las proteínas que permitirían al retrovirus penetrar en las células. Y sin tales <<protuberancias>> ni son virus ni tienen capacidad de infección.

-Tanto Montagnier como Gallo afirmaron haber aislado y fotografiado <<partículas tipo C>> pero años después el VIH fue definitivamente clasificado como lentivirus así que lo que dicen haber aislado esos dos investigadores en 1983 y 1984 no podía ser VIH.

-Las partículas tipo C semejantes a retrovirus son ubicuas –están presentes en la mayoría de las placentas humanas- y no olvidemos que las micrografías de las partículas que presentó Montegnier ¡procedían de cultivos de linfocitos obtenidos del cordón umbilical de dos placentas humanas!

En suma, la revisión llevada a cabo por Lanka y Papadopolus-Eleopulos demostró que los equipos de Montagnier y Gallo incumplieron las condiciones indispensables que permiten afirmar que se ha aislado y fotografiado un retrovirus.

MÁS EVIDENCIAS EN CONTRA

A todo lo dicho se irían sumando año tras año nuevas críticas; entre otras, estas:

  1. Montagnier reconocería en una entrevista concedida en el Instituto Pasteur al periodista Sjamel Tahí que <<el análisis de las proteínas del virus requiere producción masiva y purificación>>; algo que luego reconocería no haber hecho en 1983: <<Lo repito: no purificamos>> Interrogado sobre si Gallo lo había hecho diría: <<No sé si realmente purificó. No lo creo>> Preguntado posteriormente sobre por qué no había publicado imágenes electrónicas del VIH respondería que <<incluso tras un esfuerzo propio de romanos>> no habían podido ver partículas con <<morfología de retrovirus>>. Sin comentarios.
  2. En abril de ese año el mismo periodista entrevistó en el Centro de Investigación Luminy al profesor Jean-Claude Chermann –segundo autor del artículo de Montagnier de 1983- y cundo le preguntó si la purificación era necesaria para poder identificar al VIH así como para extraer su genoma Chermann respondió “Absolutamente”. Solo que al preguntársele por qué no publicaron imágenes del VIH purificado respondió que no lo hicieron “porque no tenía interés”. De nuevo sin comentarios.
  3. Djmel Tahí entrevistaría posteriormente –en diciembre de 2005- a Charles Dauget –especialista en microscopia electrónica del Instituto Pasteur y también miembro del equipo de Montgnier que firmó el artículo de Science de 1983- y al preguntarle por qué no habían publicado micrografías del VIH purificado contestó: “Nunca hemos visto partículas virales purificadas. Lo que hemos visto siempre fueron restos celulares, no partículas virales”.
  4. La periodista inglesa Janine Roberts publicaría ese año un libro titulado Fear of the invisible (Miedo a lo invisible) en el que reproduce una carta de Matthew Gonda –jefe del laboratorio de microscopia electrónica de los Institutos Nacionales de Salud en el que Gallo realizó sus experimentos- en la que al hablar de las muestras que se obtuvieron para el artículo de 1984 reconoce: “Las partículas de la micrografía 0905 son restos de una célula degenerada (…) No creo que ninguna de las partículas fotografiadas sean HTLV-I, II o III”.

Y al anunciarse ese mismo año que se iba a conceder a Montagnier el premio Nobel por el descubrimiento del    <<virus del SIDA>> el equipo de Papadopulos-Eleopulos escribió inmediatamente al Instituto Karolinska de      Estocolmo (Suecia) documentando en detalle que nadie había aislado el VIH. No obtuvieron respuesta alguna.

  1. 2009. Anders Vahlne, profesor de virología Clínica del propio Instituto Karolinska de Estocolmo, publicaría en Retrovirology un artículo titulado A historical reflexión on the discovery of human retroviruses (Reflexión histórica sobre el descubrimiento de los retrovirus humanos) en el que diría: <<En cuanto a quién corresponde el mérito de descubrir el VIH esta revisión pretende facilitar que el lector saque sus propias conclusiones. Las mías son muy diferentes de las de mis compañeros de facultad que integran actualmente el comité para conceder el premio Nobel de Medicina (…) En realidad, desde mi punto de vista ¡no hay evidencia alguna en el artículo de Montagnier de que se haya aislado un nuevo retrovirus!>>.
  2. Bret Leung, director del conocido documental The Emperor’s new virus (El nuevo virus del Emperador) centrado en el presunto aislamiento del VIH, preguntó ese mismo año a Luc Montagnier: <<Para silenciar a los críticos: ¿Por qué no mostraron ustedes imágenes del gradiente en vez de mostrar solo las del cultivo?>>. Montagnier, claramente incómodo, reconocería entonces que el material del gradiente que debía contener solo el retrovirus aislado contenía además partículas infecciosas y no infecciosas y <<¡no se las podía diferenciar!>>

LAS SUPUESTAS PROTEÍNAS DEL VIH

En cuanto a las presuntas proteínas del VIH Robert Gallo consideraba la p41 como <<la más específica>> pero Montagnier –que dice haber conseguido reacciones a las proteínas p24, p41 y p80- solo consideraba propia del VIH la p24. Y lo curioso es que Gallo ha mantenido siempre que los genes Gag del HTLV-I, el HTLV-II y el VIH así como otros muchos retrovirus humanos tienen en su cápside la p24.

El Dr. Valendar Turner afirma por su parte que la p24 se detecta también en tejidos no infectados. Y que el ADN extraído de glándulas tiroideas de pacientes con la Enfermedad de Graves reacciona con la región codificante de la p24. Es más, se ha encontrado en células de piel, plaquetas, timo y cerebro de personas sanas que dieron repetidamente negativo a los llamados test de detección del VIH. Para mayor confusión un nuevo estudio no encontró p24 en ninguna placenta de 75 mujeres embarazadas declaradas seropositivas y sí en las 25 mujeres sanas consideradas seronegativas. Es más, se ha detectado en personas no infectadas a las que se trasplantaron riñones, corazón y médula ósea.

En fin, hoy son ya muchos los estudios que confirman que la p24 no puede atribuirse al VIH. Veamos algunos ejemplos:

Jorg Shupbach, coautor de los cuatro artículos que Gallo publicó en 1984 afirmando haber aislado el VIH, explicó que solo 49 de las 60 personas estudiadas no infectadas –o con resultado indeterminado- así como las 5 analizadas que dieron negativo reaccionaban a la p24.

  • David Ho, conocido experto en SIDA, quiso determinar en 1989 la viremia y carga viral de un grupo de personas y de las 53 que dieron positivo al VIH dieron negativo a la p24. Hasta el AID Vaccine Clinical Trials Group reconoce que <<la presencia de la banda p24 es habitual en voluntarios no infectados y complica la interpretación de los resultados del test Westerm Blot>>. La p24 ha aparecido de hecho –junto con otra proteína atribuida

Al VIH –la p17- en la sangre de pacientes seronegativos que recibieron transfusiones de sangre de personas igualmente seronegativas.

El Dr. Jacson detectó en 1990 la p24 en un 42% de pacientes seropositivos y en un 17% de seropositivos asintomáticos pero también en un 37% de personas seronegativas con alto riesgo cardiovascular.

Kion y Hoffman inyectaron en 1991 linfocitos T de una cepa de ratones <<no infectados por VIH>> a otra cepa igualmente no infectada y los ratones que recibieron la inyección desarrollaron anticuerpos a las proteínas p24 y gp 120 (otra supuesta proteína del VIH).

-En 1998 un equipo coordinado por A. L. Mason constató en un trabajo efectuado con personas sanas que un 35% de los pacientes con cirrosis biliar primaria, un 39% de las personas con otros desórdenes biliares, un 29% con lupus, un 60% con hepatitis B y un 35% con hepatitis C reaccionan a la p24. Se publicó en el nº 351 de la revista The Lancet con el título Detection of retroviral antibodies in primary biliary cirrosis and other idiopathic biliary disorders (Detección de anticuerpos retrovirales en cirrosis biliar primaria y otros trastornos biliares idiopáticos).

Philip Mortimer –considerado una de las máximas autoridades en los test de VIH y miembro del Public Health Laboratory Service de Reino Unido- reconoce sin tapujos que la p24 no es específica del VIH. <<La experiencia demuestra –afirma- que ni los cultivos de VIH ni los test para la p24 tienen mucho valor diagnóstico; pueden ser insensibles y/o no específicos>>.

Terminamos este apartado indicando que Achim Kramer publicó en 1997 un trabajo demostrativo de que el anticuerpo monoclonal producido en laboratorio y supuestamente específico de la proteína p24 reacciona hasta con proteínas encontradas en bacterias, hongos, amebas, conejos, monos y humanos. Estando entre los hongos la candida albicans, supuesta causa de una de las enfermedades indicadoras de SIDA.

En pocas palabras: mientras no se demuestre que el anticuerpo utilizado en los test para detectar la p24 no reacciona con otras miles de proteínas, ¿cómo va a saberse con él qué proteína realmente detecta?

¿EL <<GENOMA>> DEL VIH?

A todo lo dicho cabe agregar que si hay un elemento en el <<montaje VIH-SIDA>> que chirría es su genoma. Todo retrovirus es un virus con genoma ARN monocatenario de polaridad positiva que se replica a través de una forma intermedia de ADN bicatenario. Un proceso que se lleva a cabo mediante una enzima –la retrotranscriptasa o transcriptasa inversa- que dirige la síntesis de ADN a través del ARN. Una vez se ha pasado de ARN monocatenario a ADN éste se inserta dentro del ADN propio de la célula infectada donde se comportaría como un gen más. Constatado el genoma del VIH –se dice- de dos moléculas de ARN de cadena simple y polaridad positiva físicamente unidas en sus extremos mediante puentes de hidrógeno, lo que haría difícil la encapsidación de más de 2 moléculas.

En fin, el caso es que Robert Gallo alegó en 1986 que el genoma del VIH tiene una “gran variabilidad” y puede pues haber muchas variantes. Y de hecho investigadores del Instituto Pasteur afirman hoy que un seropositivo con SIDA puede tener ¡más de 100 millones de variantes genéticas diferentes! Y según un estudio publicado en Nature como el genoma del VIH muta más del 99,9% de las variantes pueden tener ADN defectivos (incapaces de infectar).

Lo llamativo es que los expertos consideran que un 1% de diferencia entre dos genomas representa ya una “extremada variabilidad” y resulta que la diferencia entre distintos genomas del VIH podría llegar ¡al 40%! Y para que el lector se haga una idea de lo que ese 40% representa sepa que los humanos tenemos una diferencia genética del 10% con el cerdo y la rata, del 8 con el perro y del 2% con el chimpancé.

En pocas palabras: no parece que haya manera de determinar el genoma del VIH ¡suponiendo que exista!

ANÁLISIS DE LAS IMÁGENES PUBLICADAS EN INTERNET Y SUS REFERENCIAS

Veamos ahora qué podemos decir de las imágenes publicadas en Internet que se afirma son del VIH aunque no vamos a perder el tiempo comentando el <<peluche>> que la web Ambiente G califica como <<la ilustración más completa del VIH>> y considera <<la más fidedigna y también la más llamativa de cómo es y cómo actúa este enemigo de la naturaleza>> (Ilustación 4).

Comentemos pues las imágenes de la web del National Geographic que es la que reproduce el blog del biólogo español Félix Moronta. Se trata de una secuencia de cuatro imágenes –puede verse en www.natinalgeographic.com/science/photos/aids/#/803.jpg- que dice mostrar <<el orden supuesto de acontecimientos cuando el virus VIH brota de la superficie de un linfocito T>>. Pues bien, el Dr. Henry Bauer –profesor de Química y Ciencias del Instituto Politécnico de Virginia (EE.UU)- se puso en contacto con el National Geographic para saber quiénes eran los autores y le remitieron a Photo Researchers donde le aclararon que <<no es una verdadera secuencia en la que estemos viendo la misma partícula (…) La célula se ha reproducido en la parte de abajo para crear el efecto de una secuencia>>. Es pues una recreación informática basada en micrografías de partículas reales pero que no se ha demostrado que sean del “VIH”.

En cuanto a las 41 <<imágenes del VIH>> que aparecen en La ciencia y sus demonios –parte de las cuales reproducen El Científico Indignado y Taringa. Las analizamos pormenorizadamente una a una en un recuadro que subimos a Internet ya que dado el tamaño y extensión del informe que hemos elaborado no es factible publicarlo íntegro en estas páginas (puede consultarse en www.dsalud.com/analisis_imagenes).

En todo caso son las principales conclusiones sobre esas imágenes:

  • Ninguno de los artículos de los que se han extraído las imágenes incluye la descripción de cómo se aisló el VIH ni remite a artículo alguno en el que se describa el proceso. Luego la validez de todas ellas está entre dicho.
  • Los estudios que se citan se refieren a cultivos celulares en los que el presunto VIH estaría mezclado con otras partículas de tamaño similar. Un sinsentido porque en los cultivos hay a menudo sustancias oxidantes/estresantes como el calcio o la fitohemaglutina (PHA). Algo vital como explicó el propio Gallo al hablar de uno de sus experimentos: <<En el presente estudio células T4 de donantes sanos que fueron infectadas in vitro con HTLV-III después de una estimulación con PHA siguieron el mismo patrón de secreción de interleukina-2, producción de HTLV-III y muerte celular>>; agregando que las mismas células infectadas <<no produjeron interleukina-2 ni expresión viral sin activación inmunológica (estimulación con PHA)>>. Luego todo indica que el HTLV-III –después denominado VIH- no produce efectos dañinos pero sí los agentes estresantes, independientemente de la <<infección con VIH>>.
  • Los equipos de todo el mundo que investigan el SIDA trabajan con proteína o ácidos nucleicos que se supone pertenecen al VIH o los reciben del NIH AIDS Research and Reference Reagent Program (NARRRP) o los compran a instituciones, universidades o centros que los comercializan. Luego trabajan con tales fragmentos confiando en que lo que se les envía pertenece al VIH. Puro acto de fe que no puede calificarse precisamente de <<científico>>.
  • Tras los cultivos, infecciones in vitro y transfecciones –infecciones artificiales que se provocan introduciendo material genético en células usando métodos físicos, químicos o biológicos- la <<comprobación>> en el cuerpo de la presencia del VIH se lleva a cabo mediante test de anticuerpos –los famosos Western Blot y ELISA– y la detección de la proteína p24 o de la enzima retrotranscriptasa (transcriptasa inversa). Sin embargo ya hemos explicado que la p24 no es específica del VIH y es absurdo considerar su presencia como prueba de infección por VIH.

En cuanto a los test de anticuerpos citados tienen tal cantidad de problemas técnicos y biológicos que puede afirmarse que son una absoluta chapuza y que todos los <<seropositivos>> diagnosticados con ellos son falsos positivos. Lo que detectan no es además el VIH sino los supuestos anticuerpos que la persona supuestamente ha fabricado contra él cuando éstos reaccionan en realidad con múltiples antígenos, incluyendo agentes de nuestro propio organismo.

  • Añadiremos que al no haber aislado el VIH esos test no tienen un <<patrón oro>> con el que se hayan podido cotejar, no son reproducibles, las mismas muestras pueden dar resultados diferentes en distintos laboratorios, poseen decenas de reacciones cruzadas –enfermedades o situaciones que pueden dar falsos positivos- y, para colmo, los criterios empleados para decir si un test es positivo o negativo varían de un país a otro, de una institución a otra y de un laboratorio a otro. Por lo que la misma persona puede ser diagnosticada como <<seropositiva>> en Alemania o Francia –donde los criterios son muy laxos- y <<seronegativa>> en Australia, donde son más restrictivos.