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Injustificada, inexplicable, indignante y hasta criminal; así podría calificarse la actitud de las autoridades médicas -españolas e internacionales- al rechazar cualquier protocolo o producto alternativo que pudiera suponer un alivio -o incluso la curación- de los diagnosticados  como infectados por el virus del Ébola mientras claman por la falta de recursos terapéuticos; especialmente cuando la propia OMS avala en este caso el uso experimental de fármacos. Y es que nuestras autoridades sanitarias se han negado incluso a probar un método terapéutico de eficacia reconocida como la Ozonoterapia y eluden valorar otras posibilidades potencialmente útiles. Es más, la propia OMS, el equipo médico del Hospital Carlos III e incluso Médicos Sin Fronteras han respondido igualmente con el silencio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las principales agencias sanitarias del mundo -con la Food and Drug Administration (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) a la cabeza- aseguran que no hay nada eficaz para tratar el virus del Ébola y, por tanto, existe un claro riesgo de pandemia y hay que tomar «medidas urgentes» para evitarla. El propio presidente de Estados Unidos, Barak Obama, así lo ha manifestado públicamente pidiendo la «colaboración» urgente de todos los gobiernos. Lo que puede traducirse en que aporten dinero y asuman las decisiones que los organismos internacionales de salud postulen. Una excelente manera de ejercer desde unos pocos organismos un control absoluto de lo que todo indica va a ser de nuevo un negocio redondo. Y es que, ¿qué gobierno va a osar negarse a poner dinero a fondo perdido ante la campaña de terror puesta en marcha? La estrategia ya funcionó con el «mal de las vacas locas» llevando al estúpido y absurdo sacrificio de millones de animales con la simple alegación de que los priones supuestamente responsables podrían matar a millones de personas en unos cuantos años; sin embargo el tiempo ha transcurrido, los millones de infectados y muertos previstos no se han producido y a la gente ha bastado decirle que eso se debe gracias a la matanza animal para que se lo crea por disparatada que sea la excusa. Y como la gente carece de memoria la campaña se hizo luego con la gripe aviar, con la gripe porcina, con la gripe A y, ahora, con el virus del ébola. Y eso que los test que se usan para saber si alguien está infectado con él no detectan el virus, sino sus presuntos «antígenos» usando para ello un test tan poco fiable como el ELISA, el mismo que se usa para detectar los antígenos del supuesto VIH. Contagio que avalaría el hecho de que el enfermo tenga más de 38,6° de fiebre, sufra fatiga y dolores de cabeza, leucopenia -es decir, paradójicamente un número de leucocitos menor del normal en lugar de un aumento de los mismos como en cualquier infección-, un alto valor del hematocrito -medida indirecta para saber si alguien está deshidratado-, trombocitopenia -disminución del número de plaquetas circulantes en sangre- y posibles hemorragias (lo que se da en un 50% de los casos).

En suma, se nos asegura que no hay nada que pueda evitar el contagio ni eliminar del organismo el virus del ébola y por eso están muriendo en África miles de personas obviando decir que en general se trata de población inmunodeprimida a causa de la falta de higiene y de la desnutrición endémica de la zona. En cuanto a los misioneros de la Orden de San Juan de Dios Miguel Pajares (75 años) y Manuel García Viejo (70 años) no está de más recordar que ambos eran bastante mayores y que el primero estaba gravemente enfermo antes de la presunta infección y murió de forma casi inmediata tras recibir el fármaco experimental bautizado como Zmapp, cuyas presuntas propiedades terapéuticas y posibles efectos adversos no se han constatado nunca a pesar de lo cual se han agotado sus existencias; de hecho ni siquiera puede descartarse que fuera el fármaco el que provocara su rápida muerte aunque es algo que no sabremos ya nunca porque fue rápidamente incinerado en lugar de practicársele la autopsia.

En suma, ante tal orfandad de medicamentos útiles la OMS reunió durante el mes de agosto un panel médico-ético que «aprobó» el uso de tratamientos experimentales para al Ébola. Y el 12 de agosto la doctora Marie-Paule Kieny, asistente de la Directora General de la OMS, declararía: «Ha habido acuerdo unánime entre los expertos. Dadas las circunstancias especiales de este brote de ébola es ético ofrecer intervenciones no probadas como tratamientos potenciales o preventivos. Con algunas consideraciones: los criterios éticos deben siempre guiar la prestación de cualquier actuación de este tipo. Y eso incluye transparencia en todos los ámbitos: atención, información, consentimiento, libertad de elección, confidencialidad, respeto a la persona, preservación de su dignidad y participación de la comunidad«.

En pocas palabras, la OMS considera ético probar tratamientos o productos no aprobados dada la gravedad de la situación, pero no se plantea probar con ninguno de los que desde hace años se sabe que podrían ser útiles y no se han tenido en cuenta por no ser patentables y posible objeto de negocio. ¿Y a cuáles nos referimos? Veámoslo en detalle.

LA OZONOTERAPIA

La Ozonoterapia es un método terapéutico que permite combatir todo tipo de infecciones microbianas -bacterias y hongos incluidos- siendo su poder viricida superior al de toda otra sustancia conocida. Y como aumenta la producción de citoquinas -proteínas que modulan el sistema inmunitario- es una terapia importante en los casos de hepatitis y hasta como coadyuvante en terapias oncológicas, entre otras muchas dolencias. De hecho ayuda en las patologías agudas y en terapias oncológicas, entre otras muchas dolencias. De hecho ayuda en las patologías agudas y crónicas así como en las neurodegenerativas -incluidos el parkinson y la demencia senil-, las hernias discales, el hígado graso, las dolencias articulares, la disfunción del nervio óptico, el glaucoma de ángulo abierto, la hipoacusia neurosensorial y las maculopatías.

Pues bien, el doctor Juan Carlos Pérez Olmedo -fundador de la primera Unidad de Ozonoterapia Intraperitoneal de España, miembro de nuestro Consejo Asesor y uno de los mayores especialistas del mundo en esta disciplina se ofreció en agosto pasado al equipo médico que se ocupó del misionero español Miguel Pajares en el Hospital Carlos III a tratarle con ozono. Propuesta que fue conocida y, literalmente, ignorada. Ni siquiera se le contestó. Posteriormente, con la llegada del Dr. Manuel García Viejo, volvió a reiterar su propuesta ante diversas instancias.

-Escribí -nos contaría- a la OMS, al Ministerio de Sanidad, al Presidente de la Xunta de Galicia, a los responsables en Liberia, a los del Voluntariado de la Orden de San Juan de Dios y hasta a Médicos sin Fronteras para ofrecer mis servicios y coordinar a un equipo experto en Ozonoterapia aportando yo mismo el material, incluidos generadores y dispositivos. Todo ello por valor de 30.000 a 40.000 euros. Lo he hecho dos veces, con los dos misioneros… y nadie se dignó siquiera a contestar. Algo sorprendente teniendo en cuenta que quienes dirigen todo este operativo no saben qué hacer y reconocen limitarse a dar paliativos. Lo que me hace preguntarme qué hay detrás de todo esto y quién decide sobre lo que se puede o no hacer. Porque todo huele de nuevo a negocio por parte de la industria farmacéutica…

¿Tan seguro está de que el ozono puede ayudar en el caso del virus del ébola como para ofrecerse a tratar directamente a los afectados? Porque asume usted el riesgo de contagiarse…

-No estoy en condiciones de afirmar que el ozono puede acabar con el virus del ébola porque eso hay que probarlo in vivo, pero in vitro está constatado que es un potentísimo germicida, incluyendo a los virus. Además posee un mecanismo de acción potente y variado que, sobre todo, estimula el sistema inmune. Y no se olvide que es siempre éste el que termina acabando con los microbios patógenos. Los anti-infecciosos que se usan se limitan en general a ayudar al cuerpo a deshacerse de ellos. Bueno, pues el ozono in vivo puede estimular y fortalecer el sistema inmune para destruir los virus a la vez que potencia las defensas naturales; y lo hace sin efectos secundarios adversos así que, ¿por qué no se quiere recurrir a él? ¿Cómo pueden los responsables de este problema en España actuar con tanta falta de ética? ¿Cómo pueden reconocer públicamente que no tienen medios para afrontar el problema y permitirse el lujo de rechazar ofrecimientos como el mío para un tratamiento que en muchas otras patologías ha demostrado ya su eficacia? ¿A qué intereses sirven realmente?

¿En qué basa tanta confianza en el ozono?

-De sus posibilidades han hablado ustedes mismos en la revista en varios reportajes. Está científicamente documentado que el ozono permite una mayor transferencia de oxígeno a los tejidos, activa sistemas enzimáticos antioxidantes endógenos, regula y aumenta la liberación de citoquinas con actividad antiinflamatoria y estimula, regula o modula el sistema inmune. Y está constatado in vitro que es un potente germicida que abarca todo el espectro de microorganismos patógenos, incluyendo cualquier tipo de virus. Y no siendo descartable que el ozono pueda tener efecto letal directo para cualquier virus en el interior del organismo lo que es indudable es que potencia mucho el sistema inmune. Sin efecto adverso alguno Y solo eso ya justifica su uso ante un infectado por el Ébola. A fin de cuentas se sabe que el 50% de los contagiados supera la enfermedad dejando simplemente a sus organismos que actúen con un mínimo apoyo vital. Es pues la fortaleza inmune de ese 50% de enfermos la que vence al virus del ébola una vez su sistema inmune se ha rearmado y organizado. Aquí es pues donde hay que actuar. En este sentido el ozono es a mi juicio el más extraordinario medicamento que existe. Y aclaro que tras esta afirmación hay un amplio historial de investigación.

Usted postula entonces que lo que hay hacer es ante todo potenciar el sistema inmune…

-Evidentemente. Es siempre nuestro sistema de defensa el que a fin de cuentas vence o es vencido cuando uno enferma. En el caso del ébola se afirma que si alguien sobrevive 12 días supera la enfermedad. Bueno, pues si eso es así es el sistema inmune el que lo logra. Así que lo idóneo es potenciarlo con productos naturales no iatrogénicos. Y eso lo logra el ozono que además posee propiedades antivíricas.

¿Y se sabe cómo actúa el ozono ante los virus?

– El virus del ébola posee una envoltura lipídica, la que toma de la célula invadida. Pues bien, todos los mecanismos del ozono se ponen en marcha cuando éste reacciona con la membrana de las células, la membrana lipídica. Ésa es la diana del ozono, el punto de partida. A partir de ahí se forman otros compuestos que son los que actúan y activan los mecanismos beneficiosos del ozono. Las células sanas reparan rápidamente el daño oxidativo provocado por el ozono porque poseen unos potentes sistemas antioxidantes pero los virus están desprovistos de esas defensas y si son atacados en fase extracelular, que es la fase de fiebre, se puede plantear la hipótesis de que pueden ser eliminados también por el ataque directo del ozono in vivo. Además existe una característica añadida del virus del ébola y de otros virus que provocan fiebres hemorrágicas y es que la célula atacada es la célula endotelial; es decir, las células que recubren los vasos. Y aquí existe una mayor posibilidad de que el ozono alcance las células endoteliales.

Y eso me recuerda que en junio pasado acaba de publicarse en Cáncer Clínica! Research un artículo sobre el uso de ozono intraperitoneal en conejos blancos de Nueva Zelanda constatándose que su efecto anticancerígeno en un tumor producido por el virus de Shope -el equivalente al papilomavirus humano- se debe a que logra una fuerte estimulación del sistema inmune potenciando en especial el número de linfocitos CD3 y las «células asesinas naturales» NK.