La pobreza en el mundo resumen, desnutrición y soluciones

La pobreza se concibe como la situación que afecta a las personas que carecen de lo necesario para el sustento de sus vidas, es decir, que no pueden satisfacer sus necesidades básicas.

Nos encontramos ante un concepto multidimensional; no contempla sólo aspectos económicos sin que además incluya aspectos no materiales y ambientales.

Un tipo de pobreza que está fuertemente arraigada es la pobreza estructural, aquella que se transmite de padres a hijos; es histórica y hereditaria, y los que la padecen son seriamente afectados por no contar con la calificación laboral para salir de ella.

Según las Naciones Unidas, América latina está afectada por la pobreza y la desigualdad social.

Las últimas estadísticas señalan que 96 millones de personas viven con menos de un dólar por día, ingreso que no alcanza ni siquiera para comer y atender sus necesidades básicas mínimas, es decir, se encuentran en la «pobreza extrema».

La cifra aumenta a 222 millones de personas si se considera a los que viven con menos de dos dólares al día.

Hay otras regiones del mundo donde también la pobreza es endémica, como el África subsahariana o el sudeste asiático.

En los países desarrollados también hay pobres, pero no son la mayoría.

En algunas ciudades estadounidenses, como Los Ángeles, existen los llamados bolsones de pobreza, que son sectores de la ciudad donde viven cientos de personas muy pobres.

La pobreza estructural es sinónimo de carencia en la alimentación.

La falta de ingesta de proteínas y minerales necesarios para el organismo lleva a la desnutrición y, en los peores casos, a la muerte.

LA DESIGUALDAD SOCIAL ESTÁ DETERMINADA POR LA BRECHA ENTRE LOS INGRESOS DE LOS RICOS Y POBRES.

Esta distancia se ha agravado en las últimas décadas, según informes de los organizamos internacionales , como las Naciones Unidas.

En otras palabras, la pobreza implica no tener la oportunidad de vivir una vida larga, sana, creativa y disfrutar de libertad, dignidad, respeto por sí mismo y de los demás.

Sus causas son múltiples, entre ellas se encuentran los problemas políticos, la crisis de los mercados financieros, los desastres naturales, la gestión inadecuada del medio ambiente –utilización incorrecta de los recursos naturales por parte del hombre–.Incluso, existen distintas metodologías para medir la pobreza de los habitantes del planeta.

Algunos utilizan indicadores de carácter pecuniario (producto bruto interno, PBI), otros tienen en cuenta cuestiones vitales (esperanza de vida, consumo diario de calorías, entre otros) y otros aspectos educativos (analfabetismo, etcétera).

Además, cada uno de estos indicadores ofrece ventajas y desventajas y su aplicación depende del propósito que se persiga.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo presentó en el Informe Mundial de 1997 un índice de la pobreza humana, el IPH, cuyo objetivo fue incluir las diferentes características de privación de la calidad de vida. Este índice toma en cuenta las siguientes variables:

PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN CON ESPERANZA DE VIDA MENOR A 40 AÑOS;

PORCENTAJE DE ADULTOS ANALFABETOS;

PORCENTAJE DE PERSONAS SIN ACCESO A SERVICIOS DE SALUD Y A AGUA POTABLE;

PORCENTAJE DE NIÑOS MENORES DE CINCO AÑOS VÍCTIMAS DE MALNUTRICIÓN.

De acuerdo con este índice, la pobreza humana afecta a una cuarta parte de la población del mundo en desarrollo.

Los países que se encuentran en los últimos lugares de la clasificación según el IPH ocupan también los últimos lugares de la clasificación según el Índice de Desarrollo Humano.

El África al sur del Sahara y Asia Meridional son las áreas donde la pobreza humana está más generalizada. Níger, Sierra Leona y Burkina Faso son los países del mundo que presentan los valores más altos, con más del 55% de la población en condiciones de pobreza.

A los fines de establecer una comparación internacional, se ha definido el umbral de pobreza como la línea fijada en un dólar diario por persona, suma considerada suficiente para adquirir los productos necesarios para sobrevivir.

EN LA ACTUALIDAD, EN EL MUNDO EN DESARROLLO 1.300 MILLONES DE PERSONAS VIVEN CON MENOS DE UN DÓLAR DIARIO Y CERCA DE 3.000 MILLONES, CASI LA MITAD DE LA POBLACIÓN MUNDIAL, CON MENOS DE DOS DÓLARES.

Cabría destacar que el hecho de que los países industrializados alcancen los porcentajes más bajos de pobres, no significa que en esos países no los tengan, pues el problema de la pobreza es mundial.

Lo que sucede es que en esos países, la mayoría de sus habitantes no son pobres y gran parte tiene acceso a condiciones dignas de vida.

En cambio, en los países en desarrollo, existe un predominio de pobres y una minoría de ricos, en otras palabras una marcada polaridad social.

En el mundo, la mayoría de los pobres todavía se localiza en las zonas rurales, pero esta situación está cambiando y probablemente en el siglo XXI la mayor parte viva en ciudades.

Este proceso será resultado de la migración a las zonas urbanas, del menor acceso a recursos productivos, del desarrollo insuficiente de la vivienda urbana y la infraestructura física, etcétera.

LA NECESIDAD DE UN FUTURO MEJOR:

Los seres humanos somos seres abiertos al futuro.

A diferencia de los animales, que parecen estar determinados a vivir ligados a lo inmediato, los humanos no lo hacemos sólo en la inmediatez sino que tenemos la capacidad de proyectarnos, de vernos a nosotros mismos en un tiempo venidero.

Y lo necesitamos proyectar y proyectarnos para sentirnos auténticamente humanos.

Somos los únicos seres que nos lanzamos hacia el porvenir y que somos conscientes de prepararnos para el porvenir. Nos preocupamos por lo que habrá de sucedemos, nos preparamos para afrontar posibles situaciones, procuramos que nuestros hijos adquieran las capacidades necesarias para desenvolverse en sus vidas.

Cuando nuestras posibilidades de proyectar se reducen, sentimos la ausencia de algo que para nosotros es esencial. La falta de opciones nos empobrece.

Las condiciones sociales de la pobreza y la exclusión no nos permiten proyectar. La falta de trabajo, de dinero, de educación, la enfermedad y las dificultades para acceder a servicios de salud, son aspectos que clara y efectivamente condicionan o imposibilitan nuestro desarrollo y el de nuestra familia.

La falta de oportunidades ataca y vulnera nuestra misma humanidad. Si la capacidad de planear, si la apertura al futuro constituye parte de lo específicamente humano, entonces la negación de esa capacidad y de esa apertura nos deshumaniza, nos obliga a vivir preocupados no por el futuro sino por el presente más inmediato, por la sobrevivencia nuestra y la de nuestros hijos. Esta negación constituye una violencia enorme que se ejerce contra nuestra condición humana.

EN BÚSQUEDA DE SOLUCIONES…

Para los Estados reducir la pobreza mediante estrategias y políticas concretas constituye un objetivo común.

Es importante para la consecución de este objetivo la interrelación de tres elementos que deben ser tenidos en cuenta en forma conjunta.

Es decir, ninguno por sí sólo, basta para combatir la pobreza:

  • El mercado.
  • El Estado.
  • Los propios pobres, que deben trabajar unidos para encontrar soluciones.

Así, el mercado puede cumplir una función benefactora con los pobres. Si las corrientes financieras y comerciales funcionan bien, las economías prosperarán y la riqueza llegará a los pobres.

Pero, actualmente, la globalización económica, los embates especulativos y la fragilidad de los mercados ponen en evidencia la debilidad de esta teoría.

La crisis financiera sufrida en el Sudeste Asiático es un ejemplo de esto.

En Indonesia ha provocado grandes estragos, graves tensiones sociales y actos de violencia, luego de 30 años de crecimiento económico y de reducción de la miseria.

El impacto fue mayor porque no estaba previsto un sistema de protección social capaz de ayudar a los pobres en caso de recesión. Sólo se han aplicado intervenciones a corto plazo para limitar los perjuicios.

Estas consideraciones nos llevan a concebir nuevas estrategias de desarrollo sostenible que deben atender dos graves problemas del siglo XXI: la desocupación masiva y la acentuación de las desigualdades dentro de las naciones o entre ellas.

Por su lado, el Estado también puede contribuir eficazmente a la lucha contra la pobreza y para ello deberla:

  • fomentar las expresiones pacíficas de las demandas de la gente y la participación política;
  • garantizar el espacio democrático;
  • estimular las asociaciones entre el sector público y el sector privado;
  • luchar para una distribución más equitativa;
  • velar por la responsabilidad y la transparencia;
  • brindar educación y salud básicas para todos.

Incluso, le corresponde al Estado un papel activo y firme para implementar estrategias de erradicación de la pobreza pero, asimismo, debe saber cuándo intervenir y cuándo mantenerse al margen.

Los propios pobres también son importantes para superar la pobreza mediante sus aptitudes y sus valores culturales.

Los proyectos para luchar contra la pobreza deben comprender y respetar la cultura local.

No obstante, muchas propuestas han fracasado porque se han querido imponer programas realizados en otros lugares a realidades locales que difieren enormemente.

La solución deviene de la organización para la acción colectiva de las comunidades basadas en sus propios sistemas de valores culturales.

La movilización popular hacia la erradicación de la pobreza puede asumir muchas formas.

ENTRE ELLAS SE PUEDEN MENCIONAR:

ASOCIACIONES CORPORATIVAS;

 SINDICATOS, QUE HAN DESEMPEÑADO UN PAPEL

fundamental en la promoción de mejores condiciones de vida y de trabajo;

MOVIMIENTOS POPULARES: ES IMPORTANTE QUE SURJAN

espontáneamente a partir de iniciativas de la propia población afectada y que no sean controlados o manipulados desde el poder;

ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES (ONU):

desempeñan un papel fundamental en el impulso de estrategias de desarrollo humano.

Las ONU pueden servir para reforzar y complementar las actividades gubernamentales por ser más flexibles y más aptas para llegar a algunas comunidades de manera efectiva.

Sudáfrica se destaca como ejemplo de país donde se ha producido la interacción entre el pueblo, el mercado y el Estado para erradicar la pobreza.

El ímpetu político de la lucha contra el apartheid impulsa ahora la lucha contra la pobreza humana. Este proceso cuenta con el compromiso político, con estrategias basadas en las asociaciones entre el sector público y el privado y con un proceso de desarrollo impulsado por el pueblo

El concepto de pobreza

El concepto de pobreza fue cambiando a través del tiempo.

A partir del siglo XIX, ya no se considera pobres a los que tienen algún impedimento para trabajar (enfermos, ancianos, etc.) sino a aquellos que viven en malas condiciones, independientemente de su capacidad para hacerlo.

En la actualidad se consideran pobres a los hogares que no alcanzan a satisfacer algunas de las necesidades definidas como básicas.

Los investigadores consideran que la población tiene necesidades básicas insatisfechas (NBI) cuando no tiene acceso a ciertos bienes y servicios, como vivienda, agua potable, educación y salud.

Por lo tanto, cada sociedad debe definir niveles mínimos que indiquen cuáles son los grados de satisfacción de las necesidades consideradas básicas.

Con este criterio, se detectan a los llamados «pobres estructurales», es decir, por ejemplo, a aquellas personas que poseen un bajo nivel educativo o una vivienda deficitaria.

Por otro lado, existe, además, una metodología denominada línea de pobreza, que sirve para medir el nivel en que las personas satisfacen sus necesidades básicas.

El método de línea de pobreza (LP) consiste en establecer si un determinado hogar o individuo está por encima o por debajo de un conjunto básico de bienes (alimentación, vestimenta, etc.) y servicios (salud, educación, transporte, etc.) llamado «canasta».

Esta canasta –al igual que en el caso de las NBI– se define según las pautas culturales de consumo de una sociedad en un momento histórico determinado y se concibe como la cantidad de dinero mínimo necesario para que una persona o una familia pueda vivir dignamente.

Con este criterio, se detectan a los hogares pobres de acuerdo con el ingreso total percibido. Esto permite el reconocimiento de los que se denominan «hogares pauperizados».

Algunos investigadores sostienen que ambos métodos miden aspectos diferentes de la pobreza: en el caso de las NBI se caracteriza la situación de «pobreza estructural o histórica», mientras que el de la LP hace lo mismo con la situación del grupo pauperizado, que incluye a los llamados nuevos pobres. Por otro lado, se consideran indigentes a los grupos cuyos ingresos no alcanzan a cubrir ni siquiera el rubro de los alimentos.

https://historiaybiografias.com/poblacion12/

22/10/2021