Partiendo de la base de lo absurdo que es castigar a la gente encerrándola en prisión dado que ocasiona graves problemas tanto a los reos como a la sociedad. Se han hecho estudios sobre la gente que ha sido encerrada durante mucho tiempo dando como resultado que la mayoría de ellos salen con problemas mentales.

Por otra parte la cantidad de gente que se mete en prisión injustamente que con los años se demuestra que es inocente. He conocido unos cuantos, pero hay uno que salió por TV dos veces en Espejo Público prometiendo que le iban a ayudar y es amigo mío; José Mª  Hill Prados, lo condenaron a 7 años por abuso sexual. Después de varios años su “víctima” admitió que lo obligaron a acusarle. Jamás ha recibido una disculpa por el Gobierno ni una indemnización. TV no hizo nada y tuvo que cumplir toda la condena. Cuando por fin consiguió el tercer grado a base de multitud de recursos denegados, accedieron a concedérselo con la condición de llevar un localizador permanentemente en el tobillo, algo traumático porque eso afectó a las relaciones sexuales. La gente desconfía mucho de quienes lo portan.

Pueden ver otros casos:

Inocente, nueve años de cárcel, y sólo un tercio de la indemnización

Rafael Ricardi, un ‘gorrilla’ con estrabismo al que la víctima confundió con el verdadero violador, que tenía ese problema visual, pasó 13 años en prisión.

Otro caso, resuelto con 650.000 euros: un hombre que pasó nueve años en prisión por una violación que no cometió.

Una mujer que pasó 579 días en prisión preventiva en una cárcel de Melilla, acusada del homicidio de su bebé recién nacido, y que después fue absuelta.

El CIRE es una entidad que se encarga de explotar laboralmente a los presos. Yo he trabajado desde 30 € al mes doblando sábanas y batas médicas. Era muy difícil conseguir superar los 200 € en los talleres. Eso lo conseguían los que cosían sacos, pero debían alcanzar los 400 sacos diarios.

Nunca vi a ningún compañero la proposición de conmutar su estancia en prisión por trabajos sociales.

Tampoco en la prensa informa de la cantidad de veces que se comete prevaricación. Es un delito muy grave y sin embargo los subdirectores, directores y juntas de tratamiento salen indemnes de ello. Mi abogado me dijo que nunca había visto nada parecido a mi caso. Después de cientos de escritos (recursos) conseguí que me aprobaran varios permisos, los cuatro últimos no llegué a disfrutarlos, (uno de tres días, uno de cuatro y 2 de 6 días) pues la Junta de Tratamiento se encargó de no tramitar la orden, también me sucedió con el tercer grado que el Juez de Vigilancia me concedió. Ellos desobedecieron el fallo favorable y me retuvieron 3 meses para que cumpliera la pena íntegra. No se imaginan hasta qué punto odio a los de la Junta de Tratamiento. ¿Saben la impotencia que causa que no te dejen salir de prisión después de haber estado 9 años? ¿Se imaginan que se siente cuando solicitas un permiso y te contestan a los 15-16 días: No tenemos la certeza que haga un buen uso del permiso.

Según el artículo 51. Artículos y objetos no autorizados del Reglamento Penitenciario de 1996 dice que se consideran artículos u objetos no autorizados todos aquellos que puedan suponer un peligro para la seguridad, la ordenada convivencia o la salud, las drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas salvo prescripción facultativa, los que contengan alcohol y los productos alimenticios, así como los que exijan para su control una manipulación que implique riesgo de deterioro y los expresamente prohibidos por las normas de régimen interior del Establecimiento.

En las prisiones se venden latas de refrescos y de cerveza 0 alcohol, esas latas aplastadas y dobladas hasta partirlas se convierten en un arma mortal. Las mismas latas llenas metidas en un calcetín se convierten en arma muy peligrosa.

Los cepillos de dientes calentados son maleables, se les puede dar forma punzante, por lo que varios presos han sido asesinados con ellos.

Las tapas de lata están afiladas, por lo que algunos presos atacan al cuello con ellas´

El humo de los cigarrillos puede provocar cáncer al compañero de celda, sobre todo en invierno, pues hay algunos presos  que desatienden las súplicas de abrir la ventana mientras se fuma.

Los palos de escoba son fácilmente rompibles, estos se utilizan para atacar a otros presos.

En el gimnasio he visto como algunos presos agreden a otros con mancuernas (En la prisión de Ponent)

En Soto del Real he visto romper la mandíbula de un preso con la tapa de la alcantarilla del patio.

En La Modelo, un preso le clavó un bolígrafo en el ojo de un carcelero porque le gustaba espiar a los presos por la mirilla de la puerta.

En Quatro Camins hubo un motín y casi pierde la vida el subdirector por las malas condiciones que nos tenían.

Así pues, de poco sirve prohibir tener un cortaúñas con lima por temor a que pinches a alguien con él.

11/02/2021