Laboratorio de entrenamiento de ratas de Gambia de la organización APOPO para detectar minas antipersona y ahora también enfermedades.
La rata de Gambia (Cricetomys gambianus) es un roedor del África Sub-sahariana cuyo olfato se lleva aprovechando desde hace años para detectar minas antipersonas. Pero en paralelo a esta situación, tenemos un grave problema de salud pública: se estima que aproximadamente un tercio de la población mundial es portadora de una infección por tuberculosis, del cual un 10% desarrollará la enfermedad. Pese a ser una dolencia hoy curable, las muertes anuales por su causa ascienden a 1,5 millones de personas, la mayoría en países en vías de desarrollo.
Uno de los principales obstáculos para controlar esta enfermedad es la limitada efectividad de las técnicas diagnósticas más utilizadas. Por ejemplo, en pediatría los métodos bioquímicos presentan una eficacia de entre el 62 % y el 75,2 %, y en la mitad de los casos no se consigue confirmar el pronóstico mediante la detección al microscopio del agente patógeno. Estos problemas generalizados a la hora de diagnosticar se traducen en una expansión descontrolada de la tuberculosis, ya que cada persona que desarrolla la enfermedad y no es tratada puede contagiar entre diez y quince personas al año.
Por este motivo, la Anti-Personnel Landmines Detection Product Development (APOPO), una organización que utiliza ratas de Gambia para detectar minas antipersonales y que tiene su sede en Morogoro (Tanzania), decidió entrenar a estos roedores para identificar la tuberculosis en los fluidos corporales de las personas. Los primeros resultados salieron en 2009 y fueron muy positivos: dieciséis ratas entrenadas olfatearon 2.597 muestras de esputos y detectaron 345 casos positivos, lo cual supuso una sensibilidad del 87,9 % y una especificidad del 93,3%. Así que el Ministerio de Salud de Tanzania autorizó el uso de estos animales como una línea secundaria de diagnóstico. Desde entonces hay varios estudios donde se reporta que son capaces de identificar casos que escapan a los sistemas habituales de diagnóstico, lo que aumenta la detección de episodios positivos de tuberculosis en valores que van del 31,4 % al 46,8 %.
Fuente; R. Muy Nº 488/105
23/05/2022