Este vídeo habla de un exceso número de camellos, cuando en realidad no se ve ni uno. Es lo que ocurre cuando los ignorantes en zoología se ponen a hablar de lo que desconocen. Se trata de dromedarios.
No sé si lo que abunda en Australia son descerebrados o gente con pocas luces, pues liarse a tiros utilizando ametralladoras contra los emús me parece una locura. Estoy seguro que usando otros métodos menos exagerados se podría conseguir mejores resultados.
Aprovechando la ventaja de que esas aves forman grupos, bastaría con construir cercados cerca de cada grupo e ir guiándolos hacia los cercados con jinetes a caballo. Una vez encerrados se los puede sacrificar y llevarlos en camiones hacia un despiece para su consumo, ya sea humano o para mascotas.
Lo mismo haría con los dromedarios y con el exceso de canguros..
Con la plaga de conejos es más complejo porque no forman grupos, pero como los humanos somos expertos en aniquilar animales, bastaría con permitir disparar cartuchos rellenos de perdigones de acero. Con la gran afición que hay en cazar, pues no se demoraría mucho en aniquilar a último conejo. Por supuesto toda esa carne debería exportarse, pues ese país no tiene tanta población que quiera comer conejo tan a menudo.
Con los sapos de caña se debe utilizar reclamos y jaulas trampa. Teniendo en cuenta que esos anfibios necesitan agua para que sus huevos eclosionen no debería ser muy complicado poner una pequeña valla alrededor de los cuerpos de agua para impedir que puedan desovar. Con los cuerpos se puede fabricar compost.
En cuanto a la plaga de ratones, lo primero que se debe de hacer es prohibir cultivar trigo, pues se sabe que es tóxico y además es un incentivo para que proliferen. Para combatirlos habría que sembrar las zonas donde se concentren con cebos apropiados. Debido a que esos roedores no son capaces de eliminar el gas como hacen otros mamíferos, basta con hacer un cebo que genere gases, ya sea aspirina efervescente o sales de fruta. El caso es que no tardan en morir y sin utilizar sustancias venenosas.
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Rubén Torres
10 meses agoEste vídeo habla de un exceso número de camellos, cuando en realidad no se ve ni uno. Es lo que ocurre cuando los ignorantes en zoología se ponen a hablar de lo que desconocen. Se trata de dromedarios.
No sé si lo que abunda en Australia son descerebrados o gente con pocas luces, pues liarse a tiros utilizando ametralladoras contra los emús me parece una locura. Estoy seguro que usando otros métodos menos exagerados se podría conseguir mejores resultados.
Aprovechando la ventaja de que esas aves forman grupos, bastaría con construir cercados cerca de cada grupo e ir guiándolos hacia los cercados con jinetes a caballo. Una vez encerrados se los puede sacrificar y llevarlos en camiones hacia un despiece para su consumo, ya sea humano o para mascotas.
Lo mismo haría con los dromedarios y con el exceso de canguros..
Con la plaga de conejos es más complejo porque no forman grupos, pero como los humanos somos expertos en aniquilar animales, bastaría con permitir disparar cartuchos rellenos de perdigones de acero. Con la gran afición que hay en cazar, pues no se demoraría mucho en aniquilar a último conejo. Por supuesto toda esa carne debería exportarse, pues ese país no tiene tanta población que quiera comer conejo tan a menudo.
Con los sapos de caña se debe utilizar reclamos y jaulas trampa. Teniendo en cuenta que esos anfibios necesitan agua para que sus huevos eclosionen no debería ser muy complicado poner una pequeña valla alrededor de los cuerpos de agua para impedir que puedan desovar. Con los cuerpos se puede fabricar compost.
En cuanto a la plaga de ratones, lo primero que se debe de hacer es prohibir cultivar trigo, pues se sabe que es tóxico y además es un incentivo para que proliferen. Para combatirlos habría que sembrar las zonas donde se concentren con cebos apropiados. Debido a que esos roedores no son capaces de eliminar el gas como hacen otros mamíferos, basta con hacer un cebo que genere gases, ya sea aspirina efervescente o sales de fruta. El caso es que no tardan en morir y sin utilizar sustancias venenosas.