El nopal puede ser un alimento servido en formas muy diversas.

Existe una planta, con su fruto, que recibe diferentes nombres como tuna, nopal, chumbera… El tuna es el fruto del nopal, pero a veces se confunden los términos. No importa cómo se le denomine, pero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tras una reunión de expertos en su sede central de Roma, la calificaron en un comunicado divulgado en 2017 como “valioso, especialmente como alimento y pienso para el ganado en áreas de tierras secas”, puesto que su capacidad para adaptarse y prosperar en condiciones ambientales extremas de climas áridos y secos lo convierte en un alimento clave para el futuro.

Esta planta, perteneciente a la familia de las cactáceas, no se ha valorado nunca mucho, pero ofrece posibilidades de ser alimento, forraje y agua para la población y el ganado.

“Si bien la mayoría de los cactus no son comestibles, las especies del género Opuntia tienen mucho que aportar, en especial si se gestionan como cultivo en lugar de planta que crece silvestre”, opina la FAO.

Se cree que el tuna (Opuntia) es originaria de México, y que a partir de esta especie, la subespecie Opuntia ficus-indica, cuyas espinas se han logrado eliminar, pero reaparecen si la planta sufre estrés, fue domesticada e introducida en 26 países, más allá de su área de distribución natural.

Actualmente, las tierras secas (zona en las que el ratio P/PET es menor que 0.65, en el que P es la media anual de precipitaciones y PET la evaporación potencial del suelo más transpiración de las plantas) ocupan aproximadamente el 40% de la superficie terrestre, cifra que se espera que aumente por el calentamiento global, las sequías y por la escasez de agua dulce. De hecho, desde la División de Producción y Protección de plantas de la FAO se ha señalado que aproximadamente el 70% de las extracciones mundiales de agua dulce se destinan a la explotación agrícola, por lo que ha pedido que disminuyan los terrenos destinados a los cultivos intensivos como el arroz, la soja o el maíz. Aquí es donde se empieza a apreciar al cactus como un cultivo con mucho potencial. Su capacidad para sobrevivir al calor extremo con poca agua es prometedora para los productores a pequeña y gran escala.

Crucial contra la sequía

La FAO citó el caso de la “extrema sequía” que azotó a Madagascar en 2015, donde el nopal se reveló crucial. Su fruto proporcionó un alimento fundamental para las comunidades al borde de la hambruna debido a la sequía, las tormentas de arena y la deforestación.

En concreto, esta institución ha trabajado junto con el Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Secas (ICARDA), la organización que trabaja con países en las áreas secas del mundo para promover la agricultura sostenible, aumentar los ingresos de los agricultores y fortalecer la seguridad alimentaria. Entre ambas instituciones han elaborado un folleto con información actualizada sobre los recursos genéticos de la planta, rasgos fisiológicos, preferencias de suelo y su vulnerabilidad a las plagas (“Crop Ecology, Cultivation and Uses of Cactus Pear”).

Esta publicación ofrece consejos y advertencias sobre cómo explotar las virtudes culinarias del nopal, como ocurre desde hace siglos en su natal México. Las ventajas de esta cactácea están provocando que muchos países de todo el mundo hayan comenzado a cultivarla. Las mujeres suelen ser las cosechadoras, y las ganancias de la venta de frutas en los mercados locales pueden cubrir los gastos del hogar durante varios meses.

Una niña seleccionando nopal en San Agustín, Morelos, México.

En México, donde las Opuntias se cultivan en pequeñas granjas y se cosechan en más de 3 millones de hectáreas, el consumo per cápita anual de nopalitos o cladodios (las sabrosos y tiernas palas) es de 6,4 kg. Tanto su fruto rojizo, como sus palas son ricos en nutrientes esenciales para las personas y los animales. La planta está compuesta por un 90% de agua. Los frutos por su parte poseen azúcar, materias nitrogenadas y en menor medida ácidos orgánicos. Y también son ricos en calcio, potasio, y fósforo , sodio, vitamina C y fibra vegetal.

En Brasil más de 500.000 hectáreas de plantaciones de cactus son destinadas al suministro de forraje. India e Israel se han rendido a sus encantos y han comenzado a cosechar esta planta.

La planta también se encuentra habitualmente en granjas en África del Norte. Por ejemplo, en Marruecos se vende su fruto para consumo inmediato, y en la región de Tigray (Etiopía), cuenta con alrededor de 360.000 hectáreas, de las cuales la mitad son cultivadas. De hecho, sus cosechadores han producido mermelada que se vende en tiendas de moda en Italia.

Almacenamiento de agua

Además de proporcionar alimentos, el cactus almacena agua en sus palas, capaz de suministrar hasta 180 toneladas de agua por hectárea, suficiente para mantener cinco vacas adultas, lo que supone que, en tiempos de sequía, la tasa de supervivencia del ganado es mucho más alta en granjas con plantaciones de cactus.

Esta planta utiliza una forma única de fotosíntesis llamada metabolismo del ácido crasuláceo (CAM), en la que cierra sus estomas (los poros regulables del tejido epidérmico de las plantas que están formados por células oclusivas que provocan que estos poros se abran o cierren) durante las horas más calurosas del día para reducir la pérdida de agua, y luego las abre por la noche cuando, además, atrae dióxido de carbono.

Un agricultor recoge nopal cerca de Ciudad de México.

Las palas del cactus pueden crecer con rapidez, y al aumentar de tamaño, pueden secuestrar más carbono, es decir, pueden extraer carbono o CO2 de la atmósfera y almacenarlo en un depósito. Esta fotosíntesis puede variar desde un promedio de unas 18 toneladas de dióxido de carbono por hectárea por año hasta más de 110 toneladas cuando las plantas tienen cinco años. Por ello, además, tiene un enorme potencial como biocombustible, especialmente para la electricidad.

Hay que tener en cuenta que los nopales son vulnerables a las infestaciones de insectos, las heladas, el pastoreo de ganado y las enfermedades del retraso del crecimiento. Las nuevas tunas necesitan al menos dos años antes de que los agricultores puedan hacer uso de las almohadillas o frutos, y también hay que tener en cuenta que, aunque plantar plantaciones requiere un aporte mínimo de los agricultores, las cosechas pueden requerir mucha mano de obra, ya que las frutas deben recolectarse una por una.

https://www.elagoradiario.com/desarrollo-sostenible/agricultura/nopal-tuna-o-chumbera-el-alimento-del-futuro/

21/10/2021