Que el dióxido de carbono es uno de los principales culpables del calentamiento global y hay pues que evitar rápidamente sus emisiones lo defiende la inmensa mayoría de los científicos porque asumen las tesis oficiales, no porque lo hayan investigado y constatado. Lo asumen sin más al igual que los responsables políticos y los grandes medios de comunicación que llegan a hablar de un posible apocalipsis climático. Pues bien, hay quienes lo niegan en todo el mundo aunque casi nadie les haga caso. Y una de esas personas es el catedrático emérito de Estratigrafía de la Universidad de las Islas Baleares Luis Pomar, una de las máximas autoridades en Sedimentología que acaba de recibir en Canadá la Medalla Sorby. Hemos hablado con él de ello.

Tras un verano con picos de calor africanos y pedriscos destructivos parece una provocación navegar contra la corriente mayoritaria que sostiene que vivimos inmersos en un brutal cambio climático del que el dióxido de carbono (CO2) sería el gran responsable. A diario nos lo repiten y nos aseguran que existe consenso absoluto entre los científicos… aunque lo difundan siempre los mismos medios de comunicación y muchos de los mismos científicos que hace ya tres décadas nos amenazaban con una nueva era glacial. Hasta se nos «cuantifica» el consenso y es común escuchar que el 97% de los miembros de la «comunidad científica» coincide en que un continuo aumento de CO2 nos conducirá a un apocalipsis climático. Quienes sin embargo llevamos ya tanto tiempo investigando en el ámbito de la salud sabemos bien que muchos de los presuntos «consensos científicos» no existen -los han impuesto quienes controlan el sistema- y que quienes se atreven a discrepar de las «verdades oficiales» son ninguneados, silenciados o desacreditados. Y lo mismo pasa con el supuesto calentamiento global: ¿es un problema real o se trata de un proceso natural del planeta? Y si realmente existiera, ¿qué responsabilidad tendríamos de verdad los seres humanos? ¿Sería además tan grave como se nos vaticina?

Y es que los modelos matemáticos que desde hace tres décadas nos alertan de las presuntas catástrofes que nos esperan ¡no se están cumpliendo! Es verdad que la temperatura ha aumentado unas décimas en los últimos años pero no de igual forma en todo el planeta; de hecho las temperaturas más altas se han registrado en las áreas urbanas donde es obvio que el aumento lo ha generado el hombre. Datos de las ciudades que se han utilizado para distorsionar los datos globales. Se habla por ejemplo de la ola de calor que sufrió Europa el pasado verano pero se obvia mencionar que hace sólo dos años vimos nieve en el Mediterráneo y que el viejo continente sufrió una ola de frío histórica llegándose a alcanzar un 7 de enero en Rusia ¡la temperatura más baja en un siglo! Hasta la calurosa Atenas padeció 15 grados bajo cero.

¿Y qué decir de los tornados violentos -de los tipos F3 a F5- cuya cantidad y virulencia iba a aumentar? Porque en Estados Unidos hubo 56 entre 1950 y 1985 y solo 34 entre 1986 y 2018. Se cita como ejemplos del problema climático los tornados que asolaron Oklahoma en 2013 y Alabama el pasado 3 de marzo pero se obvia que el Tri-State Twister mató en 1925 a 695 personas y batió los récords de velocidad y tiempo: 354 km por hora y 3’5 horas.

En cuanto a los huracanes hubo 10 de categorías 3 a 5 entre 1920 y 1940,11 entre 1960 y 1980,10 entre 1981 y 2000 y 9 entre 2001 y 2018. ¿Dónde está el aumento? Es más, los huracanes Harvey e Irma de 2017 fueron los primeros de categoría 3 a 5 en tocar tierra tras ¡doce años!

Y según la Evaluación Nacional del Clima de Estados Unidos de 2018 no hay conexión sólida alguna entre el supuesto cambio climático y el clima extremo: sigue habiendo huracanes, tornados, sequías, lluvias e inundaciones pero nada que permita aventurar qué ocurrirá en los próximos años.

UN PLANETA MÁS VERDE

¿Y qué podemos decir del «peligroso» dióxido de carbono (CO2)? Pues para empezar que se trata de una molécula sin la cual la vida en la Tierra sería imposible. Y después que cuanto más CO2 hay en el aire ¡más rápido y mejor crecen las plantas, los bosques y los pastizales y mejor se soportan las sequías! Buena prueba de ello es el trabajo Ecologización de la Tierra y sus causas publicado en 2016 en Nature Climate Change con la colaboración de la NASA según el cual el aumento de los niveles de dióxido de carbono ha tenido en las últimas tres décadas un impacto enormemente positivo en la reverdificación o enverdecimiento -más hojas en plantas y árboles- habiendo aumentado la vida vegetal en algunas regiones más del 50%.

Y hablamos de un estudio internacional efectuado por 32 personas de 24 instituciones de ocho países que para determinar el área de cobertura foliar usó datos satelitales del Espectrómetro de Imágenes de Resolución Moderada de la NASA y los instrumentos del Radiómetro Avanzado de Muy Alta Resolución de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. El trabajo es contundente: «Hay un aumento persistente y generalizado del ámbito foliar creciendo más plantas entre el 25% y el 50% durante la temporada de crecimiento (ecologización) y menos de un 4% en el mundo de decrecimiento (pardeamiento). Las simulaciones factoriales con múltiples modelos de ecosistemas globales sugieren que los efectos de fertilización del CO2 explican el 70% de la tendencia observada de enverdecimiento seguido por la deposición de nitrógeno (9%), el cambio climático (8%) y el cambio de la cobertura de la tierra (LCC) (4%). Los efectos de la fertilización por CO2 explican la mayoría de las tendencias de restauración ecológica de los trópicos estando el cambio climático restaurando incluso las zonas altas de la meseta tibetana». En otras palabras, gracias al aumento de CO2 ¡el planeta se está volviendo más verde!

La propia NASA publicó en 2015 en su web el artículo Carbón dioxide fertilization greennig earth, study fmds (Un estudio constata que la fertilización con dióxido de carbono está volviendo verde la Tierra). «Las hojas verdes -se explica en él- utilizan la energía de la luz sotar mediante fotosíntesis para combinar químicamente el dióxido de carbono extraído del aire con el agua y los nutrientes extraídos del suelo a fin de producir azúcares, principal fuente de alimentos, fibra y combustible para la vida de la Tierra. Y nuestros estudios demuestran que el aumento de la concentración de dióxido de carbono aumenta la fotosíntesis estimulando el crecimiento de las plantas«.

¿UN 97% DE CONSENSO ENTRE LOS CIENTÍFICOS?

Suponemos que el lector estará atónito y preguntándose cómo es entonces posible que llevemos décadas escuchando que «el 97%» de los científicos afirma que estamos ante «un peligroso cambio climático principalmente causado por el exceso de CO2. Quizás porque nunca se haya preguntado algo tan simple como ¿Cuándo -y dónde- se reunieron los meteorólogos, climatólogos, biólogos, geoquímicos, geofísicos, oceanógrafos, hidrólogos, paleontólogos, físicos y matemáticos del mundo que llegaron a semejante conclusión? Y la respuesta es simple: NUNCA

Lo de que «el 97% de los científicos» está de acuerdo en que asistimos a un peligroso calentamiento global que amenaza la vida en la Tierra es un camelo o, al menos, algo indemostrable. Y ha sido de hecho denunciado tantas veces que quienes promueven la farsa quisieron dejar en evidencia a los críticos con un «trabajo» en el que participaron 16 investigadores a los que se pidió que valoraran los principales estudios publicados sobre el tema, conclusiones que publicarían en 2016 en Environmental Research Letters con el título Consensus on consensus: a synthesis of consensus estimates on human-caused global warming (Consenso sobre consenso: una síntesis de las estimaciones de consenso sobre el calentamiento global causado por el hombre). Pues bien, en él se dice que el calentamiento global es real y lo estamos provocando los humanos porque así lo afirman entre el 90% y 100% de los artículos publicados en las revistas especializadas en climatología. ¿Y qué valoraron? Pues el resultado de 13 trabajos publicados entre 1991 y 2015 que resumían diversas encuestas y trabajos publicados previamente; teniéndose solo en cuenta los publicados en el caso de los que se basaron en artículos. Los presentados pero no publicados se obviaron… y ya se sabe que todo trabajo que discrepa de la corriente científica dominante -en cualquier especialidad- suele acabar olvidado en un cajón. En cambio se aceptó publicar algunos que se basaban ¡en meras encuestas!… hechas generalmente a los científicos que más publican.

Un ejemplo: Rosenberg publicó en 2010 una encuesta hecha a 433 investigadores y según afirma el 88’5% se manifestó a favor de la tesis oficial. Dato que corroboraba el trabajo de P. Doran y M. Kendall-Zimmerman que un año antes -en 2009- publicaron en Eos (Earth and Space Science News) -la revista de la American Geophysical Union– una encuesta hecha a 3.146 «científicos de la Tierra» -así se les presentaba- entre los que se supone había profesores de departamentos académicos relevantes y empleados de establecimientos gubernamentales. Pues bien, entre ellos había un subgrupo de 77 que eran los que más habían publicado sobre «problemas del clima» y fue solo entre los mismos donde hubo el famoso «consenso del 97%» elevándose luego la opinión del grupito a la categoría de «opinión científica mundial». No se explica pues por qué alguien hace caso de esa encuesta -especialmente los medios de comunicación-, máxime teniendo en cuenta que no se cita el nombre de ninguno de los 77 encuestados que además se limitaron a responder a dos preguntas ambiguas:

  • ¿El clima se ha calentado, enfriado o mantenido constante en comparación con el período anterior a 1800? Solo que tal pregunta es tramposa ya que solo tiene una respuesta: «Se ha calentado». ¿Por qué? Pues porque la referencia «antes de 1800” retrotrae a la denominada Pequeña Edad de Hielo que terminó alrededor de 1800; si se hubiese preguntado en cambio «en comparación con 1998” entonces la respuesta hubiera sido la de «Se ha enfriado».
  • ¿Cree que la actividad humana es un factor significativo en el cambio de temperatura media global? Pregunta acientífica que ya riza el rizo porque la respuesta depende de lo que cada cual entienda por «significativo» y de lo que suponga que incluye la «actividad humana». Del potencial efecto en el clima de la deforestación, los incendios, los cambios en las prácticas agrícolas, el abuso de las aguas subterráneas, el uso de pesticidas, la construcción de megalópolis y demás prácticas ¡ni una palabra!

Y una última observación: solo en 3 de los 13 trabajos evaluados los encuestados dijeron que la causa del calentamiento global se debía a los «gases»; el resto habla de «actividad humana» de forma genérica.

SILENCIADOS POR LOS GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN

En suma, los grandes medios de comunicación llevan años reiterando que el 97% de los científicos están de acuerdo en que la Tierra se está calentando y la principal causa es el dióxido de carbono aunque se trata de una afirmación gratuita jamás probada que no se sostiene con un solo trabajo serio ignorando a los prestigiosos científicos de renombre que lo niegan y alegan que la Tierra y la humanidad ya han atravesado antes épocas de hielo y períodos cálidos con sequías prolongadas y nosotros no tenemos nada que ver con lo que pasa en la actualidad. Y ha bastado para silenciarles que algunos energúmenos les tachen de «escépticos» del clima.

¿Cuántos lectores han oído hablar por ejemplo de la Declaración de Consenso de Hohenkammer firmada en 2006 por 32 de los principales científicos internacionales del ámbito de la climatología según la cual no hay bases científicas para afirmar que el supuesto calentamiento global se deba a los llamados «gases de efecto invernadero»?

¿Y cuántos del manifiesto With all due respect Mr. President, that is not true (Con el debido respeto, señor Presidente, eso no es cierto) firmado por 100 científicos norteamericanos y publicado en marzo de 2009 en diversos diarios norteamericanos… pagando porque se negaban a informar de ello?

¿Y cuántos de la Carta Abierta a la Canciller alemana Ángela Merkel firmada en julio de 2009 por 60 científicos alemanes en el mismo sentido?

¿Y cuántos del manifiesto que en 2010 firmaron 1.000 investigadores de diversos países y disciplinas científicas que se presentó en 2010 en la Conferencia sobre el Clima de la Organización de Naciones Unidas (ONU)?

Es evidente que muy pocos porque fueron ignorados por los medios de comunicación.

Pues bien, al contrario de los testimonios anónimos -y por tanto de veracidad incomprobable- de quienes se supone estaban en un 97% de acuerdo -algo suficiente para los crédulos sin criterio- vamos a ofrecer lo dicho por algunos de quienes niegan las verdades oficiales impuestas sobre el clima y que firmaron el último manifiesto citado:

*   «A pesar de lo que haya escuchado en los medios de comunicación no hay consenso entre los científicos de que estemos ante un problema. Hasta dentro de 150 años al menos no podrá saberse estadísticamente si hay cambios climatológicos«. Tom Tripp (del Panel Climático de la ONU).

*   «Mantengan la calma: la Tierra se curará sola. El clima está más allá de nuestro poder de control. A la Tierra no le importan los gobiernos ni su legislación. No se puede encontrar mucho calentamiento global real en las observaciones meteorológicas actuales. El cambio climático es una cuestión de tiempos geológicos, algo que la Tierra hace de manera rutinaria por sí misma sin pedir permiso o explicar ». Dr. Robert B. Laughlin (Premio Nobel de Física de 1998).

«La energía que genera la humanidad es tan pequeña en comparación con la cantidad total de energía del planeta que, simplemente, no puede afectar al clima (…) El clima del planeta está haciendo lo suyo y no podemos identificar tendencias significativas en los cambios debido a que se remonta a millones de años y su estudio comenzó hace poco. Somos hijos del sol. Simplemente, nos faltan datos para sacar conclusiones adecuadas«. Dr. Anatoly Levitin (Jefe del Laboratorio de Variaciones Geomagnéticas del Instituto de Magnetismo Terrestre, Ionosfera y Propagación de Radioondas de la Academia de Ciencias de Rusia).

★ «Se han despilfarrado cientos de miles de millones de dólares en el intento de imponer una teoría del Calentamiento Global Antropogénico (AGW) que no está respaldada por evidencias del mundo físico. Esta teoría ha sido impuesta a la fuerza por medio de un aluvión de historias de miedo y adoctrinamiento que comienza ya en los libros de texto escolares de Primaria». Geraldo Luís Lino (geólogo brasileño autor del libro El fraude del calentamiento global: cómo un fenómeno natural se convirtió en una falsa emergencia mundial”).

★ «La naturaleza disfuncional de las ciencias del clima no es más que un escándalo. La ciencia es demasiado importante para que nuestra sociedad sea utilizada de manera incorrecta como se ha hecho dentro de la comunidad de la Ciencia del Clima. El establecimiento del calentamiento global ha suprimido activamente los resultados de investigación presentados por los investigadores que no cumplen con el dogma del IPCC”. Dr. Hans Jelbring (climatólogo de la Unidad de Paleogeofísica y Geodinámica de la Universidad de Estocolmo).

★ «Tanto la temperatura como la salinidad suben y bajan de forma cíclica. Son ciclos relacionados con la actividad solar (…) En mi opinión y en la de nuestro instituto los problemas relacionados con la actual etapa de calentamiento se están exagerando. No estamos afrontando un calentamiento global de la atmósfera y los océanos«. Pavel Makarevich (miembro del Instituto Biológico de la Academia de Ciencias de Rusia).