Son incontables los asesinatos que han sufrido los líderes políticos y personajes de relevancia de la Historia universal. Sin embargo, no todos ellos marcaron un antes y un después en el devenir histórico. Descubre a continuación los diez más importantes que sí lo hicieron

 

Publicado por Cristian Campos

Periodista y editor

Creado: 1.10.2024

Diez magnicidios que cambiaron la Historia. Foto: Midjourney/Juan Castroviejo.

 

Pocos crímenes cambian tan radicalmente la Historia, aunque no siempre en la dirección deseada por los asesinos, como demuestran los magnicidios de Julio César o LincolnA veces, el asesinato acaba siendo poco más que una venganza cuya consecuencia más relevante –y más indeseada por sus ejecutores– es la redención parcial de la víctima, aunque solo sea por lo atroz de su muerte.

1. Julio César (15 de marzo de 44 a.C.)

Al menos sesenta senadores participaron en el asesinato a puñaladas de Julio César, cuya muerte no evitó la guerra civil posterior entre César Augusto y el militar Marco Antonio. Los motivos de los asesinos van desde la sincera preocupación por el destino de la República hasta los intereses económicos, pero el magnicidio de César fue inútil desde un punto de vista político, pues el resultado fue la instauración de una monarquía autocrática llamada Principado.

Recreación del asesinato del emperador romano Julio César. Foto: ASC.

2. Abraham Lincoln (14-15 de abril de 1865)

Considerado por una mayoría de estadounidenses de todas las ideologías como el mejor presidente de la Historia de su país, Lincoln fue tiroteado por el simpatizante confederado John Wilkes Booth en su palco del Teatro Ford de Washington el 14 de abril de 1865, solo cinco días después de que el general del ejército sudista Robert E. Lee rindiera sus tropas y pusiera fin a la guerra civil o Guerra de Secesión.

Recreación del asesinato del presidente estadounidense Abraham Lincoln. Foto: Heritage Auctions.

El asesino no cumplió su objetivo: convencer a los sudistas, agotados y derrotados, para que continuaran luchando hasta el final. Eso sí, el presidente que había abolido la esclavitud murió a consecuencia de las heridas al día siguiente.

3. Franz Ferdinand (28 de junio de 1914)

Es ya un tópico decir que el asesinato del archiduque austríaco Francisco Fernando a manos del terrorista serbio de 16 años Gavrilo Princip, durante una visita de cortesía a Sarajevo (Bosnia), desencadenó la I Guerra Mundial. Es probable que el conflicto hubiera estallado de cualquier otra manera, porque Europa era fruta madura para la guerra desde hacía años, pero es obvio que su muerte, fuertemente simbólica, precipitó los acontecimientos y adelantó la contienda.

Portada de La Domenica del Corriere en la que se recrea en una ilustración el asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernadno por parte del serbio Gavrilo Princip. Foto: ASC.

 

4. Grigori Rasputín (30 de diciembre de 1916)

El mito de la inmortalidad de Rasputín, cuya influencia en el Zar y la Zarina era muy temida por la Corte rusa, surge en buena parte de su rocambolesco asesinatoPrimero fue envenenado con cianuro, pero este no hizo efecto y el príncipe Félix Yusúpov decidió dispararle. Como el disparo tampoco pareció acabar con él, Rasputín tuvo que ser rematado con dos disparos más y con un golpe en la sien y lanzado, atado con cadenas de hierro, al río helado Nevá. Muchos en Rusia aún dudan de su muerte.

Retrato del ‘monje loco’ Rasputín (1871 – 1916). Foto: Getty. – Getty Images

 

5. Nicolás II (17 de julio de 1918)

El horrible asesinato del zar Nicolás II y su familia no es precisamente la estampa más gloriosa de la Revolución rusaNicolás fue ejecutado a quemarropa, sin haber sido informado acerca de su destino; la zarina recibió un disparo en la boca; sus hijas fueron rematadas a bayonetazos. También fueron asesinados sirvientes y cocineros.

Sus cuerpos fueron enterrados en una mina abandonada, para evitar peregrinaciones del pueblo ruso. Los revolucionarios comunistas despejaban así el camino para su futura dictadura y marcaban el tono de lo que sería la represión en la Unión Soviética.

El último zar ruso, Nicolás II. Foto: ASC.

 

6. Benito Mussolini (28 de abril de 1945)

Fusilado por un pelotón de partisanos comunistas, el cadáver de Mussolini fue colgado boca abajo junto al de su amante, Clara Petacci, en la plaza Loreto de Milán. Allí ambos fueron horriblemente desfigurados por la muchedumbre hasta que los comunistas decidieron que ya era hora de enterrarlos en una tumba anónima.

De izquierda a derecha, los cuerpos de Nicola Bombacci, Benito Mussolini, Claretta Petacci, Alessandro Pavolini y Achille Starace exhibidos en la plaza de Loreto de Milán en 1945. Foto: Getty.

 

Es probable que el destino final de Mussolini influyera en la decisión de Hitler de suicidarse junto a Eva Braun y en la orden de que su cadáver fuera incinerado tras su muerte.