Cebo para mosquitos

Una sustancia segregada por el parásito responsable del paludismo atrae los mosquitos a un cebo mortífero.

Annie Melchor

Anopheles stephensi, uno de los mosquitos vectores de la malaria. [Jim Gathany/Biblioteca de Imágenes de Salud Pública, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU.]

Las alternativas vegetarianas a la carne se están abriendo paso desde los blogs de cocina hasta los restaurantes de tres estrellas y pronto podrían figurar en menús destinados a comensales ciertamente distintos. Un nuevo estudio publicado en Communications Biology muestra que es posible engañar a los mosquitos con un sucedáneo de la sangre a base de zumo de remolacha envenenado.

Según S. Noushin Emami, biólogo especialista en infecciones de la Universidad de Estocolmo y autor principal del estudio, las enfermedades transmitidas por los mosquitos matan cada año a más de 700.000 personas, de las que el paludismo se cobra más de la mitad. Una estrategia de control aplicada a estos dípteros mortíferos consiste en mezclar un veneno con un cebo azucarado. El inconveniente estriba en que el azúcar también atrae a otros insectos, que caen víctimas del veneno destinado a sus vecinos hematófagos.

Los grandes problemas sanitarios que afectan al mundo exigen soluciones sencillas si queremos que funcionen, cree Lech Ignatowicz, director de Molecular Attraction, una empresa incipiente que fundó con Emami con el objetivo de luchar contra tales enfermedades. Los dos investigadores y sus colaboradores quieren crear un atrayente para mosquitos que sea asequible, escalable y específico. En primer lugar, necesitaban un componente básico que no fuera sangre, puesto que la sangre exenta de sustancias contaminantes es difícil de encontrar y conservar, además de cara. ¿La solución? Zumo de remolacha. Ignatowicz explica que en Suecia abunda esta hortaliza y que el intenso color morado de su zumo es visible en el vientre de los mosquitos, de modo que es fácil comprobar si lo han ingerido. Eso sí, convencerlos de que adopten una dieta vegetariana ha exigido ciertas dosis de persuasión.

En 2017, el grupo de Emami descubrió que el protozoo Plasmodium falciparum, uno de los parásitos causantes del paludismo, segrega en la sangre del animal infectado una sustancia denominada HMBPP (pirofosfato de (E)-4-hidroxi-3-metilbut-2-enilo). Esta actúa como un estimulante del apetito, que impulsa al mosquito a cebarse con la sangre plagada de protozoos, de tal modo que el parásito puede pasar a nuevos hospedadores a través de las picaduras.

«Para un mosquito es como si el HMBPP supiera a un filete jugoso y sangriento», compara Emami. En el estudio, el zumo de remolacha que contenía una pizca de HMBPP atrajo hasta cinco veces más mosquitos que el zumo normal. Emami afirma que esta sustancia garantiza que el zumo los atraiga únicamente a ellos, que tomarán el cebo con el insecticida incorporado. El equipo también está pensando en alternativas naturales a los venenos probados, con el objetivo de encontrar un compuesto que solo sea nocivo para los mosquitos.

A Kristina Gonzales-Wartz, bióloga especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad estatal de Arizona, sin relación alguna con el estudio, le gusta la idea de emplear el HMBPP como atrayente específico. «Es muy innovador, ¿pero funcionará a gran escala?», se pregunta.

Los inventores trabajan ahora en la adaptación del cebo al uso comercial, proceso que podría exigir la sustitución de la remolacha por otras plantas más conocidas, y baratas, en las zonas donde el paludismo es un mal endémico. También están experimentando con aplicaciones en el campo, como la fumigación de las hojas para que los mosquitos beban el producto.

https://www.investigacionyciencia.es/revistas/investigacion-y-ciencia/tormentas-de-vapor-850/cebo-para-mosquitos-20619

31/01/2022