En otro de los tratados clásicos, Qian Yi Yao Fang: Prescriptions for Emergencias Worth a Thousand Gold ( Prescripciones para emergencias que valen más que mil monedas de oro) -obra en 30 volúmenes de Sun Simiao (581-618 a.C.), considerado en China el Dios de la Medicina-, se halla una fórmula conocida como Xi Jiao Di Huang Tang compuesta por Xi Jiao (cuerno de rinoceronte), Sheng Di Huang (raíz de Rehmanniae glutinosa), Shao Yao (raíz de peonia) y Mu Dan Pi (corteza de moutan). Y asimismo se detalla cómo utilizar la fórmula.

En cuanto a los síntomas que se describen de las «enfermedades calientes» son éstos: sed, dificultad para tragar, sangre en las heces, molestias en el pecho y distensión abdominal (plenitud) que puede ser indicativa de inflamación de los órganos, hemorragias y acumulación interna de sangre, sangre en fluidos corporales y excreciones, erupciones, acumulación de sangre debajo de la piel y fiebre alta. ¿Son o no los síntomas similares a los del Ébola?

Obviamente la fórmula no puede hoy utilizarse tal cual se describe según nos explicaría Roberto Carlos Solís porque es ilegal cortar y usar cuerno de rinoceronte así que se ha sustituido por el de búfalo cuya comercialización sí es legal. En cualquier caso tampoco es necesario porque se conocen otras fórmulas incluso más efectivas y útiles que se usan para restaurar el bazo (contención). Como la Gui Pi Wan que debe utilizarse junto a la Renmania Glutinosa cruda (ésta «enfría» la sangre y la nutre). Tratamiento que a juicio de Roberto Carlos Solís podría servir para tratar el ébola ya que actúa directamente sobre el bazo y el corazón, órganos relacionados directamente con la sangre en la Medicina Tradicional China. Y uno se pregunta: ¿qué cuesta probar?

LA PLATA COLOIDAL

A mediados de agosto pasado algunos diarios norteamericanos -entre ellos el Wall Street Journal– informaban de que los afectados por el virus del ébola en Nigeria podían comenzar a recibir plata coloidal por decisión gubernamental. Pues bien, la FDA reaccionó rápidamente advirtiendo del uso de productos no autorizados para tratar el virus acabando de inmediato con la posibilidad de que se probase en los afectados y así comprobar su efecto. Demostrando así más allá de toda duda que ese organismo está al servicio de la gran industria farmacéutica porque se trata de un producto INOCUO, es decir, carente de efecto adverso alguno a las dosis adecuadas que no interacciona con medicamentos y no provoca reacciones de rechazo o alérgicas.

La plata coloidal -minúsculas partículas de plata cargadas eléctricamente obtenidas por electrólisis de plata pura en agua destilada como en su día explicamos en el artículo que con el título La plata coloidal aniquila más de 650 especies de microbios patógenos en minutos apareció en el n° 102 y complementamos con el titulado Eficacia de la plata en el tratamiento del cáncer que salió en n° 154- se utilizaba ampliamente en todo el mundo para prevenir o tratar numerosas patologías -especialmente las infecciosas- hasta que empezó a disminuir su uso al aparecer antibióticos como la penicilina y la sulfanilamida que se presentaron como «más modernos». Y obviamente los médicos empezaron a recetarlos a pesar de que en modo alguno son más eficaces debido a que en general nuestros galenos tienen la singular creencia de que lo «novedoso» es en general mejor… cuando en realidad solo suele ser mejor para los laboratorios que pueden poner así precios más caros a productos que muy a menudo no mejoran los anteriores.

En 1990 sin embargo su uso resurgiría en los círculos científicos ante la cada vez mayor resistencia de las bacterias a los modernos antibióticos. A fin de cuentas la plata coloidal no sólo elimina cientos de virus, bacterias, hongos y parásitos capaces de hacernos enfermar por simple contacto, sino que además fortalece el sistema inmune. Hoy se sabe que es eficaz incluso ante la Escherichia coli y el Staphylococcus aureus. Es más, alivia las inflamaciones, mejora la digestión, estimula el drenaje linfático ayudando a eliminar toxinas, mejora la oxigenación celular, aumenta el flujo de energía en el cuerpo, fortalece el sistema inmune, ayuda a eliminar las células tumorales, estimula el crecimiento de los huesos, favorece la curación de heridas y quemaduras, acelera los procesos de cicatrización, regenera los tejidos de forma rápida y efectiva y es un buen reconstituyente general del organismo. Luego, ¿cómo va a permitir la industria farmacéutica que se autorice y popularice su uso. Nigeria de hecho se planteó tratar a los enfermos de ébola con plata coloidal con motivo de la Carta Abierta al presidente Goodluck Jonathan que le dirigió Rima E. Laibow -Director Médico de una organización denominada Natural Solutions Foundation– en la que éste le recordaba lo que antes adelantamos: «Existe un producto antimicrobiano no tóxico, carente de efectos secundarios conocidos, de muy bajo coste, que no requiere refrigeración, es autoesterilizante, está disponible, tiene un tiempo de conservación muy largo y no está sujeto a degradación en condiciones de temperatura y humedad extremas: la plata coloidal». De hecho la plata coloidal es la base de uno de los productos comercializados por esa fundación. El optimismo de Laibow se sustentaba en una investigación llevada a cabo en 2009 por Janice Speshock y Saber Hussain en el Laboratorio Nacional de la Fuerza Aérea de Estados Unidos de la que sin embargo solo se conoce un PowerPoint desclasificado que puede encontrarse en Internet en el que se reconoce su eficacia sobre el ébola y otros virus hemorrágicos. El estudio se llevó a cabo utilizando cultivos de células y muestras de virus y los resultados sugieren que cuando las nanopartículas de plata penetran en cantidad suficiente en las células junto con el virus evitan que éste se active en la célula. Pues bien, el Gobierno de Nigeria recibió tales presiones que decidió abortar el proyecto.

Cabe agregar que en un estudio publicado un año antes -en 2008- en Nanoscalae Research Letters titulado A Preliminary Assessment of Silver Nanoparticle Inhibition of Monkeypox Virus Plaque Formation (Evaluación preliminar de la inhibición por nanopartículas de plata de la formación en placa del virus de la viruela en simios) esos mismos investigadores comprobaron ya que las nanopartículas de plata inhiben in vitro el desarrollo del virus de la viruela en monos. De ahí que concluyeran: «El presente estudio demuestra la eficacia de las nanopartículas de plata para evitar in vitro la infección. Es sin embargo fundamental saber si las nanopartículas que se utilicen en posibles tratamientos terapéuticos o profilácticos son tóxicas in vivo y si a largo plazo pueden tener secuelas negativas».

Una duda en realidad aclarada por otros muchos estudios que indican que la plata coloidal es inocua. Bueno, pues su consumo, a pesar de que carece de efectos negativos y de que es eficaz ante más de 650 microbios patógenos, no está autorizado. ¿Por qué? Pues porque la industria farmacéutica se ocupó de que así fuera, no incluyéndola en el Codex Alimentarius que entró en vigor en enero de 2010. Sin embargo en el caso que nos ocupa del ébola, al estar autorizado el uso de cualquier producto no aprobado, podría darse a los enfermos y constatarse su eficacia. El problema es que ningún gobierno quiere enemistarse con la todopoderosa industria farmacéutica.

EFICACIA DE LA VITAMINA C

Otro de los aspectos más paradójicos de la actual situación es el hecho de que se está usando peróxido de hidrógeno como reconocido desinfectante capaz de acabar con el ébola y sin embargo se obvia la existencia de un producto natural cuyo mecanismo de acción se basa parcialmente en la producción natural de peróxido de hidrógeno en el interior del organismo: la vitamina C. Vitamina que, al igual que el ozono, puede insuflarse a altas dosis por vía endovenosa. Y es que está constatado que si bien en los tejidos sanos actúa como antioxidante en los enfermos e inflamados -incluyendo los tumores- genera peróxido de hidrógeno. Un proceso en el que se acaban produciendo radicales altamente reactivos de hidroxilo capaces de destruir bacterias e inactivar virus.

Tan sorprendente mecanismo de acción de la vitamina C lo explicamos en el artículo que con el título La vitamina C, enormemente eficaz en el tratamiento del cáncer publicamos en el n° 77 donde dimos a conocer las conclusiones del estudio Pharmacologic ascorbic acid concentrations selectively kill cáncer cells: Action as a pro-drug to deliver hydrogen peroxide to tissues (Concentraciones de ácido ascórbico farmacológico matan selectivamente células cancerígenas: funciona como una prodroga para entregar peróxido de hidrógeno a los tejidos) publicado en Proceedings ofthe National Academy of Sciences y que no podían ser más claras: «Los datos de la investigación indican que el ascórbico, en concentraciones sólo logradas mediante administración intravenosa, puede ser una pro-droga que favorezca la formación de H2O2 (peróxido de hidrógeno) y la sangre el medio por el que hacerla llegar a los tejidos. Estos resultados dan pues plausibilidad a la aplicación intravenosa de ácido ascórbico en el tratamiento del cáncer y tiene además implicaciones inesperadas en el tratamiento de infecciones donde el peróxido de hidrógeno puede ser beneficioso«. Y evidentemente tal es el caso del Ébola. La investigación fue impulsada por el doctor Mark Levinee -director del Departamento Molecular y Nutrición Clínica del National Institute of Diabetes and Digestiva and Kidney Diseases. En sus trabajos Levinee comprobó que si bien la absorción de vitamina C alcanza siempre un punto de saturación cuando es ingerida oralmente no ocurre lo mismo cuando es introducida directamente en sangre.

Posteriormente el doctor Miguel Angel Ibáñez nos confirmaría la utilidad del uso intravenoso de la vitamina C en el tratamiento del cáncer y otras patologías (vea en nuestra web –www.dsalud.com– el artículo que con el título Incuestionable eficacia de la vitamina C intravenosa en el tratamiento del cáncer publicamos en el n° 118). Es más, el propio Ibáñez presentó en la Universidad de San Diego (EEUU) ante más de tres mil investigadores un trabajo en el que describió cómo actúa la vitamina C para contrarrestar los radicales libres. De ahí que ni como médico ni como científico tenga dudas de su eficacia aplicada de forma intravenosa en casos de cáncer, alzheimer y otras patologías. «La vitamina C aplicada de forma intravenosa y por goteo -nos explicaría- no sólo tiene efecto antitumoral, sino además, antidegenerativo como demostramos en la investigación que conjuntamente realizamos en la Universidad de Barcelona y en la Universidad de Stanford (California, EEUU). Es más, se trata de un potente antihistamínico y antiinflamatorio; es decir, un excelente inhibidor de los daños que provocan los radicales libres a nivel celular. Y diré más: hemos constatado experimentalmente que evita que el estrés oxidativo producido por los radicales libres induzca degeneración y destrucción celular; lo que aconseja su uso no sólo en casos de cáncer, sino en todas las enfermedades degenerativas. Y esto tiene una transcendencia y relevancia enormes«.

Pues bien, en agosto pasado el doctor Thomas E. Levy -uno de los grandes defensores del uso de la vitamina C- publicó un artículo titulado Sorprendente solución para el virus del ébola en el que señalaba: «Hasta la fecha está demostrado que no hay un solo virus que no sea inactivado (muerto) por una dosis suficiente de vitamina C (ácido ascórbico). Muchos otros antioxidantes tienen efectos viricidas similares, pero la vitamina C parece única por ser de mayor potencia y eficacia clínica ya que su sencilla estructura química permite que se difunda por todo el cuerpo con poca restricción. Es capaz de abordar eficazmente las poblaciones virales presentes tanto en el espacio intracelular como extracelular. La vitamina C es además, muy potente y óptimamente biodisponible para acceder a cualquier tipo de infección viral«.