La mejor forma de disminuir el consumo de carne de res es no comprarla, no por cambiar de hábitos para convertirse en vegetariano, sino en prescindir de tener descendencia durante 15 años. Algunos podrían pensar que la población envejecería ¿y qué importa? Es una cuestión de imaginarse una balanza romana, en un lado ponemos todos los peces, carne, frutas y verduras, el oxígeno que se ha consumido, más el agua potable que hubiese consumido, la energía eléctrica que necesita y la contaminación que provocaría por ir al baño, y por los restos de comida que hubiese tirado a la basura que esa persona se va a comer durante sus primeros 15 años.

Ahora esas cantidades las multiplicamos por varios millones que nacen en 15 años. En el otro platillo colocamos todo lo mencionado pero de forma que no toque el platillo porque simplemente no existen, al menos durante esos 15 años. Como lo que se trata es de reducir los niveles de contaminación, qué mejor manera hay de reducir no solo la contaminación, sino el consumo de agua potable, energía, etc.

En esos 15 años la población humana habrá disminuido bastante al no haber nuevos nacimientos, pues es ley de vida que tengamos que todos debamos dejar este mundo. Si cambiamos unas cuantas leyes que llevan siglos provocando desastres, podremos bajar el ritmo de natalidad hasta lograr alcanzar la estabilidad, es decir, que muera más gente de la que nazca. Pues de nada serviría que se alcanzase tantos nacimientos como muertes. Eso significaría en quedarnos con un exceso de población. Si ahora llegamos a los 7.000 millones de personas es una cifra que el planeta no puede sostener. Con 6 millones podríamos vivir en armonía con la Naturaleza. La fórmula para bajar de forma gradual sin recurrir a los genocidios está en elegir la edad de las mujeres para poder concebir hijos; de los 23 a los 26 años. Tener una economía saneada, un máximo de dos hijos por mujer, salvo que vengan gemelos o trillizos. Fuera de esas edades debería estar prohibido engendrar. Como no tener enfermedades hereditarias y pasar unas pruebas físicas. Las personas con enfermedades degenerativas que no puedan valerse por sí mismas deberán eliminarse. Nadie quiere vivir con vegetales o con tarados mentales. Por lo que se debe aprobar la eutanasia y la poligamia.

Todo eso sería válido para las próximas generaciones, pero para la gente adulta y niños que se encuentran en esa lamentable situación, hay que buscarles una solución.

Esa gente necesita un techo; hay miles de casas, naves y granjas abandonadas, bastaría que los ayuntamientos se involucraran para permitir que las ocupasen. Para ello habría que eliminar la ley de protección de datos, y obligar a los dueños a poner un Nº de contacto en todas las casas y pisos desocupados.

Las cárceles no tienen sentido, por lo que podrían servir para alojar a miles de personas.

El empleo se puede generar cambiando leyes como permitir que la gente pueda vender de forma ambulante.

Si volviesen a funcionar las traperías, la gente podría recoger papel, cartón y metales, por lo que podrían ganar algo de pasta, en vez de que Ecoembes se lleve todo el “pastel”

Eliminando la ley que no permite regalar la comida a punto de caducar o la que sobra en los restaurantes, no les faltaría alimentos.

Si se impone las leyes contra el sufrimiento animal o su bienestar, así como castigar a los incívicos. Los ayuntamientos podrían otorgar a los sin empleo un carné que les autoriza a registrar sus casas para ver si tienen alguna mascota en malas condiciones. Gente que no separa correctamente los residuos para un buen reciclaje. De ser así estarían autorizados en denunciarlos y llevarse el 75% de la multa. Con la cantidad de gente incívica que existe, no deberían faltarles clientes.

Una vez más, las leyes erróneas son las culpables de los problemas del planeta.

22/11/2020