¿Existen componentes tóxicos no declarados en las vacunas Covid?

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En las propias fichas técnicas de las «vacunas Covid» se reconoce que pueden provocar trastornos del sistema inmune, trastornos de la sangre y del sistema linfático, trastornos vasculares, trastornos del sistema respiratorio, torácico y medianístico, trastornos psiquiátricos, trastornos del sistema nervioso, trastornos gastrointestinales y trastornos musculoesqueléticos y del tejido conjuntivo. Las dolencias concretas -numerosas- dependen de cada vacuna y ya las dimos a conocer pero las resumimos de nuevo en un recuadro al final de este artículo. Asimismo se conocen los componentes declarados que llevan pero ¿aparecen todos? Porque hay quienes afirman que existen otros difíciles de detectar, especialmente si se trata de nanopartículas o fragmentos de ADN o ARN. Es el caso de los componentes de grafeno que el doctor Pablo Campra Madrid afirmó este verano haber detectado en un vial y ha vuelto a encontrar en siete más tras hacer nuevos análisis cuyos resultados ha publicado en un segundo informe. Es más, hay quienes sugieren que se están introduciendo en los humanos a través de las vacunas micropartículas de grafeno u otros nanomateriales que tras interactuar con el ADN permiten emitir y recibir señales que pueden captarse a través del bluetooth de un móvil. Hemos analizado qué hay de cierto en todo ello.

Si viviésemos en una sociedad con responsables públicos honestos y eficaces bastaría para conocer el contenido de un medicamento o una vacuna -así como sus propiedades y posibles riesgos- consultar sus prospectos o fichas técnicas pero como hoy se rigen por relaciones de poder basadas en la corrupción, la avaricia, la falta de escrúpulos y la ausencia de dignidad -por no hablar de ética y moralidad- es difícil hasta consultar los documentos de las web de los fabricantes y de las de las instituciones sanitarias. Además, nadie garantiza que lo que se dice en ellas sea cierto y, por si fuera poco, los fabricantes han conseguido que se les exima de responsabilidades si sus vacunas llevan a los inoculados a enfermar gravemente o a la muerte. Solo hay una forma real de conocer todos sus efectos: tomar nota de los que aparecen rápidamente tras las inoculaciones y estar atentos a los que aparezcan a medio y largo plazo.

Dicho esto centrémonos en la reciente aseveración de que en las vacunas hay una sustancia tóxica no declarada: grafeno. Ya hablamos de ello en el n° 251 explicando que quien afirma haberlo detectado en viales de la vacuna de Pfizer es el químico y biólogo español Pablo Campra Madrid.

Lo dio a conocer en un trabajo fechado el 28 de junio de 2021 que llevaba como título Detección de grafeno en una muestra de suspensión acuosa y lo que estudió es un vial de la vacuna Comirnaty de Pfzer-BioNTech llegando a la conclusión de que había «sólidas evidencias» de la «probable presencia de derivados de grafeno». Había que identificar aún si se trataba de grafeno, de grafeno oxidado (GO) o de grafeno oxidado reducido (rGO). Nada que ver pues con quienes aseguraron -desinformando a la sociedad- que había descubierto que las vacunas contenían un 98% de grafeno. Bueno, pues el Dr. Campra publicó el 2 de noviembre un segundo informe tras analizar esta vez 110 viales y haber encontrado en siete de ellos 8 partículas de una sustancia que podría ser, efectivamente, grafeno. Se titula Detección de Grafeno en vacunas Covid-19 por espectroscopia Micro-Raman y decidimos volver a hablar con él ya que su nuevo trabajo ha dado la vuelta al mundo provocando una encendida polémica.

El pasado 2 de noviembre publicó usted un segundo informe sobre los análisis que hizo con viales de las llamadas «vacunas Covid». En el primero concluía que los resultados no eran concluyentes. ¿Lo son ahora?

-Sí. Lo son para las 7 muestras analizadas y, en concreto, para ocho objetos micrométricos. La identificación es inequívoca -y altamente probable para otros 20 del total de 110 objetos analizados entre todas las muestras- con un posible aspecto de grafeno. No es concluyente en cuanto a su generalización a este tipo de productos en tanto en cuanto no se hagan muestreos amplios estadísticamente significativos.

Teniendo en cuenta que de los 7 viales que analizó solo encontró estructuras que «pudieran» ser óxido de grafeno, ¿descarta usted la posibilidad de que se trate de contaminación?

-La posibilidad de contaminaciones y artefactos durante todo proceso de investigación nunca puede descartarse y debe valorarse con el muestreo masivo al que me acabo de referir. Sin embargo, en este caso sería muy improbable por varias razones:

1) Los viales estaban sellados (excepto dos de ellos).

2) Se trabajó en campana de flujo laminar para proteger las muestras.

3) Los tipos de grafeno no son homogéneos, tanto por los espectros como por las imágenes, lo que hace improbable la existencia de fuentes diferentes de contaminación de estos materiales. Y,

4) Llevamos otros investigadores y yo llevo meses observando estos objetos en numerosas muestras no presentadas aquí.

Dice usted en el resumen de su informe que en esos 8 objetos «la identidad del material con óxido de grafeno es concluyente por su elevada correlación espectral con el patrón». ¿Ha descartado la posibilidad de que exista también elevada correlación con otras sustancias?

-En el caso de los 8 objetos la identificación es 100% concluyente por la presentación de la señal idéntica al tipo de grafeno empleado como referencia (oxido de grafeno reducido). En los otros 20 es muy probable tanto por la aparición de señales principales de estructuras de grafeno o grafito (picos G y D) como por la asociación necesaria con las imágenes de los objetos. En el caso de estos 20 objetos y del resto hasta 110 la correlación con grafeno u otras posibles sustancias está por cuantificar estadísticamente mediante procesamiento de los espectros brutos con software y bases de datos de los que no disponemos pero siempre considerando su asociación con las imágenes de los objetos analizados. Es decir, por ejemplo, un pico que pueda ser común a sustancias aromáticas diversas, como es el G, debe asignarse en Micro-Raman teniendo en cuenta la imagen del objeto en cuestión. Así, siguiendo el ejemplo, el ARN, el polietilenglicol o ningún otro componente declarado en estos productos forma cuerpos opacos carbonáceos o láminas translúcidas de decenas de mieras de tamaño visibles a 40 aumentos.

En caso de que efectivamente esa sustancia que usted ha detectado fuese óxido de grafeno, ¿en qué cantidad estaría presente en los viales? ¿Explicaría eso el magnetismo observado en inoculados? ¿Se trata de dosis suficientes para causar efectos tóxicos? Y de no ser así, ¿qué otra función cree usted que puede tener?

-Todas estas cuestiones exceden el ámbito de este informe. Hemos presentado aquí exclusivamente un análisis cualitativo de detección del material y los objetos han sido encontrados en alícuotas de 10 microlitros representativas de un volumen total muy superior del vial. Está por cuantificar tanto su concentración en los viales como su distribución en cada uno de los lotes que se han comercializado. El grafeno es un material con toxicidad potencial conocida y bien caracterizada -sobre todo en estudios animales- pero no es posible con nuestros datos evaluar la toxicidad por el momento ya que ello requiere el conocimiento de diversos parámetros que la modulan, como dosis, tipo de grafeno, distribución, metabolismo y excreción, efectos en grupos de riesgo, etc. Una vez determinados esos parámetros también está por determinar su relación con los efectos adversos observados, idealmente por lotes inoculados específicos, ya que observamos gran variabilidad, tanto en composición de viales como en dichos efectos.

En sus análisis de los viales, ¿ha podido confirmar o descartar que contengan ARN encapsulado o ADN vectorizado? ¿Considera que de ser así, estos componentes serían mucho más peligrosos que el óxido de grafeno?

-Sólo en el primer informe cuantificamos la cantidad total de ARN pero no ha sido nuestro objetivo su secuenciación por lo que no tenemos datos propios sobre su distribución en los viales y la codificación genética que pudieran tener. Nuestro enfoque ha sido detectar sustancias no declaradas en las autorizaciones de uso de emergencia vigentes.

¿Qué opina de los estudios que apuntan a la toxicidad de la proteína sintética «spike» inducida por la inoculación de las llamadas «vacunas Covid»?

-Sobre la peligrosidad o toxicidad del ARN solo puedo remitirme a los efectos adversos publicados en la literatura científica en condiciones controladas. La presencia y caracterización de material genético debe ser objeto de un análisis independiente de conflictos de interés, no puntual, sino un muestreo amplio por lotes, seguido de un análisis forense que permita establecer el nexo causal entre el lote inoculado y las causas de morbilidad o mortalidad. Por ejemplo, analizando trombos que comúnmente se reportan tras la vacunación para tratar de detectar el agente activo que los genere, sea grafeno, proteínas, spike u otros objetos indeterminados que pueden observarse en los viales con frecuencia. La trombosis puede originarse por una gran variedad de mecanismos que aún están por determinar en este caso.

¿Y qué puede decirnos de los nanolípidos que encapsulan el ARN?

-.No tengo información al respecto pues no era objetivo su detección en las muestras.

En algunas críticas a su informe se dice que la tecnología utilizada (Micro-Raman) no es la adecuada y que debía haber utilizado Macro-Raman para poder hacer observaciones concluyentes. ¿Qué puede decirnos sobre ello?

-La espectroscopia RAMAN es similar en ambas modalidades. La diferencia está entre el análisis a ciegas del vial completo (Macro-Raman) o en el análisis puntual de microobjetos visualizados y localizados por microscopía óptica. En este caso, y dado el diminuto tamaño y elevada dispersión de estos objetos, la única posibilidad de detección es esta última ya que el Macro-Raman da una señal compuesta por numerosas sustancias presentes y no permite el estudio individual de las señales de grafeno que buscábamos.

Entendemos perfectamente que usted quiera mantenerse en el terreno puramente científico y nos merece respeto por ello pero en el «Descargo de responsabilidad» advierte: «El Dr. Pablo Campra solo se responsabiliza de las afirmaciones redactadas en este archivo firmado electrónicamente, no siendo responsable de las opiniones o conclusiones que del mismo pudieran extraerse en su divulgación en medios y redes sociales no expresadas en el presente documento». ¿Qué lo ha llevado a incluir esta advertencia expresa? ¿Qué opinión tiene de cómo su primer informe no concluyente se presentó en esas redes sociales? ¿Y sobre el tratamiento que se está dando a este nuevo informe incluyendo insultos y descalificaciones a quienes aducen argumentos contra él por parte de cuentas de Telegram como InfoVacunas?

-Como ustedes dicen yo me limito a hacer mi trabajo científico y no me responsabilizo de ninguna afirmación o conclusión que no esté expresada en mis informes. Los científicos sólo podemos sacar conclusiones limitadas y provisionales que emanen de nuestros propios datos observacionales. Por ello conviene constatar a priori cuáles son los límites del conocimiento científico ya que, en general, cuando salta a los medios o redes sociales se despoja de los matices de parcialidad y provisionalidad que, precisamente, son las virtudes que nos permiten ir

poco a poco acercándonos a la verdad de los hechos observables mediante un proceso continuado en espiral de revisión y perfeccionamiento. En cuanto a la polémica surgida en mi opinión es anticientífica pues todas las hipótesis son válidas a priori -y en muchos casos complementarias- mientras no puedan descartarse mediante observaciones independientes de todo conflicto de interés o coacción de cualquier tipo.

¿POCO RIGOR CIENTÍFICO?

Hasta aquí la entrevista. Cabe añadir que este segundo informe de Pablo Campra ha vuelto a ser duramente criticado. De hecho, el pasado 24 de noviembre el colectivo Biólogos por la Verdad publicó un documento titulado Réplica al análisis del Dr Campra que firman la bióloga Almudena Zaragoza y el ingeniero químico Víctor Guirado Viedma del que extraemos algunas de sus afirmaciones más relevantes. Para Almudena Zaragoza se trata de un informe que «adolece de rigor científico» porque tiene «un formato descuidado, afirmaciones no concluyentes y un contexto ambiguo y falto de fundamentación empírica». Y añade: «El hecho de que el informe preliminar se titule Detección de óxido de grafeno en suspensión acuosa y termine confirmando que no se encuentra nada concluyente es ya una manipulación de facto«. Critica asimismo que se comparen fotografías hechas con diferentes aumentos y que se haya valorado que se achaquen a derivados de grafeno sin descartar que puedan ser de los lípidos que se sabe llevan las vacunas. Tampoco le parece correcto que en el informe se hable indistintamente de grafeno y de óxido de grafeno cuando al microscopio no tienen el mismo aspecto.

Guirado Viedma asevera por su parte que el informe «no puede ser considerado un trabajo científico riguroso ya que no cumple con ciertos criterios de análisis básicos. En primer lugar, y probablemente lo más importante, no determina la concentración de las partículas analizadas y, por tanto, no se puede conocer su cantidad en los viales para determinar si se trata de un componente de la vacuna o más bien contaminación externa debido a su manipulación. Campra usó óxido de grafeno que compró para obtener un espectro patrón con lo que pudo contaminar accidentalmente las muestras de los viales. Es por eso, entre otras cosas, que la determinación de las cantidades es de vital importancia en cualquier trabajo científico de análisis químico». A continuación añade que el hecho de que solo 7 de 110 viales presenten «un espectro muy parecido al del óxido de grafeno de acuerdo con el patrón que utiliza» sugiere que las partículas están ahí por error ya que «dependiendo del transporte y almacenaje de los viales, los lípidos que conforman las nanopartículas lipídicas podrían haberse desprendido conformando estructuras como se observan en el microscopio«.

Para este ingeniero químico «sorprende que Campra ni siquiera lo haya considerado. En ese sentido, no se está usando objetividad científica; más bien parece que se busca solo el cumplimiento y justificación de las hipótesis iniciales (…) Campra menciona que ‘podrían’ ser estructuras grafíticas pero cabe recordar que los Iípidos presentan enlaces C-C con hibridación sp3 correspondiente a las bandas obtenidas así como también el colesterol presenta hibridación sp2 en su anillo aromático. También se sabe que el colesterol, cuando se seca, forma cristales. Así pues, existe una falta de rigurosidad enorme cuando Campra no considera la posibilidad de que esos espectros obtenidos pudieran pertenecer a los lípidos que se describen en los prospectos de las vacunas. Debería haber realizado pruebas para descartarlo«.

A Guirado le extraña igualmente que «en un análisis mediante espectrometría de Raman no se haga mención al tratamiento de los resultados mediante software para limpiar las señales del ‘ruido’ presente en la medición«. Y concluye diciendo: «La cantidad de grafeno que ha encontrado el Dr. Campra en su segundo informe -únicamente 8 partículas minúsculas- no está en una concentración tóxica por lo que no tiene importancia alguna de cara al posible efecto dañino que puedan tener las vacunas Covid 19«.