Jesús Díaz – 1 jul

 

Científicos norteamericanos han descubierto que pueden usar una bacteria común para generar un combustible mucho más potente que la gasolina o los fueles utilizados actualmente en la industria del transporte por carretera, marítima, aeronáutica y aeroespacial. Con el petróleo a pocas décadas de agotarse, es un descubrimiento tan espectacular como esperanzador para una civilización que no puede permitirse dejar de utilizar barcos, aviones o cohetes para seguir funcionando.

La nueva batería que puede evitar la futura crisis del coche eléctrico

Omar Kardoudi

 

La nueva batería tiene la misma eficiencia que las tradicionales, pero cuesta la mitad y no usa litio ni otros elementos escasos en nuestro planeta que ponen en peligro el futuro de los coches eléctricos

El equipo del prestigioso Lawrence Berkeley National Laboratory, en Berkeley, California, asegura en su estudio que su nuevo biocombustible tiene una densidad energética de 50 megajulios por litro. Es un valor mucho más grande que la gasolina normal — con 32 megajulios por litro — o el RP-1, el keroseno altamente refinado para cohetes que utilizaba la primera fase del Saturno V y que sólo ofrece 35 megajulios por litro. Como la gasolina o el RP-1, los ingenieros que han creado este líquido afirman que es seguro y estable a temperatura ambiente.

Además es mucho menos contaminante que esos carburantes, asegura el director del desarrollo Jay Keasling: «Esta vía biosintética proporciona una ruta limpia hacia combustibles altamente densos en energía que, antes de este estudio, solo se podían producir a partir de petróleo utilizando un proceso de síntesis altamente tóxico».

Cómo lo han hecho

Según el Berkeley Lab, su método es también más eficiente que los procesos químicos utilizados para refinar el petróleo y la creación de carburantes basados en materia fósil. Al fin y al cabo, apuntan, las bacterias han estado produciendo moléculas energéticas basadas en carbono durante miles de millones de años.

© Proporcionado por El Confidencial La bacteria utilizada por el equipo del Berkeley Lab.

 

Los científicos dicen que se inspiraron en una familia de bacterias antihongo llamada Streptomyces — habitualmente utilizada para crear antibióticos — para crear estos nuevos hidrocarburos funcionalizados con anillos de ciclopropano. Sintetizaron moléculas que funcionan como la Josamicina a las que llaman informalmente ‘fuelmicina’. Estas moléculas pueden convertir azúcares o aminoácidos en moléculas hechas con anillos de ciclopropano llamadas POP-FAMEs (las siglas en inglés de ésteres metílicos de ácidos grasos de policiclopropano).

En un principio las bacterias utilizadas eran demasiado caprichosas — apunta el primer autor del estudio publicado en Joule Pablo Cruz-Morales, de la Universidad Técnica de Dinamarca — y no producían los suficientes POP-FAMES. El científico explica que tuvieron que domarlas para que produjeran este biocombustible altamente energético: «Muchos de los medicamentos utilizados hoy en día, como los inmunosupresores, los antibióticos y los medicamentos contra el cáncer, son fabricados por Streptomyces modificadas. Pero son muy caprichosas y no es agradable trabajar con ellas en el laboratorio”. Después de estudiar variaciones de la bacteria, tuvieron que reordenar el mapa genético de la mejor candidata para que se comportase como el equipo quería.

Buenas y malas noticias

Obviamente, el combustible generará CO2 al ser quemado pero, según Keasling, no añadirá nueva carga de este nocivo gas a la atmósfera: “Como estos combustibles se producirían a partir de bacterias alimentadas con materia vegetal, que [en gran parte es] producto del dióxido de carbono extraído de la atmósfera, quemarlos en los motores reducirá significativamente la cantidad de gas de efecto invernadero adicional en relación con cualquier combustible generado con petróleo».

© Proporcionado por El Confidencial Muestra del combustible altamente energético obtenido en el laboratorio.

 

Aunque esto no reduciría la cantidad de dióxido de carbono, trae demasiadas buenas noticias para no celebrarlo. Para empezar, si son capaces de escalar la producción como quieren, la escasez y futuro agotamiento del petróleo dejará de tener importancia. Consecuentemente, ayudará no sólo a reducir los precios del transporte sino que además, contribuirá a eliminar el impacto del petróleo en la escena geopolítica, reduciendo la dependencia de Rusia, los países árabes y otros productores. El tercer beneficio estará en la eliminación de los procesos de producción de carburantes, que son altamente tóxicos y dañinos para los humanos y el medio ambiente.

Desgraciadamente todavía tienen varios retos por delante. Para empezar, tienen que aumentar la producción mucho más y realizar las primeras pruebas con cohetes fuera del laboratorio. No es imposible, dicen, pero el enemigo es poderoso y el petróleo está subvencionado en comparación con combustibles alternativos como éste, dice Cruz-Morales. Esperemos que su éxito no se quede en el laboratorio — otra vez — y sean capaces de empezar a producir este y otros combustibles a escala industrial mientras esperamos otras soluciones más limpias y sostenibles.

Inventan un nuevo combustible sin petróleo mucho más potente que la gasolina (msn.com)