El papel mineral o Papel de Piedra se fabrica con carbonato cálcico y resinas, utiliza un 50% menos de energía para su producción que el convencional, no gasta agua y se degrada con la luz solar.
Los libros siempre estarán asociados al característico sonido que produce el papel cuando se pasa de página. Un rasgueo en el aire que se mezcla en nuestra memoria con el tacto de este material y el olor a tinta hasta el punto de que para muchos es imposible separar el placer de la lectura y el sentir el libro entre las manos. Sin embargo, una innovación reciente se está abriendo camino en las editoriales, especialmente en libros para niños, que haría que toda esta experiencia sensorial cambie radicalmente: el papel mineral.
Conocido en España con la marca Papel de Piedra, que es la marca registrada en España del distribuidor oficial del fabricante que tiene la patente mundial, los beneficios de este material para fabricar libros, bolsas, etiquetas, mapas y otros productos de papelería son múltiples, sobre todo a nivel ambiental. Y es que el papel mineral se produce con una combinación de carbonato cálcico (80%) y una pequeña cantidad de resinas no-tóxicas de polietileno (20%) que actúa como ligante, por lo que no se necesita utilizar en su fabricación ni árboles, ni agua, ni cloro, dado que el color natural del carbonato cálcico, uno de los minerales más abundantes del planeta, es blanco.
Esta forma de fabricación supone además un gran ahorro a nivel de emisiones. Según afirma Emanagreen, que distribuye el producto en España, por cada tonelada de pulpa de papel utilizada para el papel convencional, con el Papel de Piedra se salvan hasta 20 árboles, se evita la emisión de 1.200kg de dióxido de carbono y se ahorran hasta 31 toneladas de agua. Además, aseguran que la mayoría de las fábricas de papel mineral están alimentadas con energía solar renovable, lo que hace que la huella medioambiental sea lo más pequeña posible.
Por otro lado, el Papel de Piedra es 100% reciclable, ya que es reutilizable en fabrica, y es por ello que disfruta del certificado Cradle to Cradle, el de más prestigio de la economía circular. Este sistema de certificación internacional vela porque todo pueda reutilizarse, ya sea gracias a que el producto vuelva a la tierra en tanto que nutriente y biológico no tóxico, o vuelva a la industria en tanto que nutriente técnico que pueda ser reciclado una y otra vez. Se degrada, si no se imprime, con una exposición al sol de entre 3 a 9 meses. Sin embargo, no es biodegradable ni compostable, por lo que se recomienda que se tire en el contenedor amarillo.
Según explica EmanaGreen otra de las grandes ventajas del papel mineral es sus propiedades, ya que no mancha y es impermeable, además de ser mucho más resistente que el papel convencional y repeler la grasa. Por eso, su principal uso es por ahora los libros infantiles, que antes estaban casi condenados a ser manoseados, pintarrajeados y rotos pero que ahora pueden durar mucho más con este material. Y es que, si están hechos de papel mineral, el libro podría incluso ser lavado sin sufrir daños.
En cualquier caso, es importante recordar que cualquier producto, material o modo de producción, por muy eficiente que sea a nivel ambiental, no debe distraernos de nuestro verdadero objetivo como sociedad: reducir, ahorrar y cambiar de forma radical nuestra forma de consumir. Al fin y al cabo, la famosa regla de las 3 R evidencia que nuestra prioridad como sociedad es, en este orden, Reducir, Reutilizar y Reciclar. Algo imprescindible de integrar en nuestros hábitos, también en este Día del Libro.
Papel de hierba, otra opción ecológica
Otra opción para tener productos de papelería más ecológicos estaría en otra innovación técnica llamada Papel de Hierba. Desarrollada por la alemana Silphie Paper, conocida tradicionalmente como Scheufelen, este papel está hecho de un 50% de fibra virgen de hierbas secadas al sol y en un 50% de fibra de madera certificada FSC. Su bajo impacto ambiental se consigue en parte porque la hierba tiene que ser local, por lo que se evitan gastos de transporte, pero sobre todo gracias al poco consumo de agua que tiene su proceso de fabricación, de apenas un litro por tonelada de pulpa de fibra y a la reducción en el consumo de energía de hasta un 80% por tonelada respecto al papel tradicional.
Además, el conocido también como Graspapier prescinde de cualquier producto químico. En total, la producción de papel de hierba gasta hasta 4.500 veces menos agua que la producción de papel reciclado. Eso sí, por el momento no se está utilizando demasiado en el mundo de las editoriales: sus mayores aplicaciones comerciales son los envases de frutas y verduras, además de la fabricación de cartón, revestimientos y cajas plegables. Sin embargo, su fabricante defiende los “resultados gráficos excepcionales” que da este tipo de papel para impresiones, por lo que quizás en el futuro empecemos a ver más libros fabricados con esto.
https://www.elagoradiario.com/agora-forum/sabias-que/sabias-que-producir-papel-sin-arbol/
15/11/2021
1 Comment
Rubén Torres
3 años agoMe encanta ver este tipo de noticias, pues me hacen tener un poquito más de fe en los humanos al ver que todavía quedan personas que se preocupan por el medioambiente.
Aunque me hubiese gustado ver en este artículo; Estudiantes crean papel a partir de hojas caídas para evitar la tala de bosques, que también es muy interesante para evitar la tala de árboles para fabricar papel.