¿Es el BC-UTAL el más potente microbicida natural inocuo del mundo?

Tiempo de lectura: 4 minutos

Poca gente lo sabe pero desde hace décadas existe un producto inocuo natural y libre de aditivos que quizás sea el microbicida más potente del mundo. Hablamos de un producto elaborado con una mezcla de plantas maceradas en alcohol -entre las que hay aceites esenciales de Pinus sylvestris, Eucaliptus y Thymus vulgaris así como jugo concentrado de Citrus Limón- que una vez diluido en agua, zumo o miel puede utilizarse como linimento -mezclado con colonia, gel o crema- para hacer vahos, friegas o masajes así como pulverizarse sobre el cuerpo como antiséptico además de para ahuyentar mosquitos y parásitos. Puede asimismo usarse para proteger tubérculos, plantas, árboles, praderas, campos de cultivo, establos, corrales, granjas, jardines, invernaderos e, incluso, el propio ganado. Hasta puede ingerirse según el fabricante pero solo muy diluido y a las dosis indicadas.

Los plaguicidas autorizados en Europa son ya 483. Hablamos de productos -naturales o sintéticos- destinados a prevenir, destruir, atraer, repeler o combatir cualquier plaga incluidas las especies indeseadas de plantas o animales durante la producción, almacenamiento, transporte, distribución y elaboración de alimentos y otros productos agrícolas. Y aunque se supone que son inocuos o al menos su toxicidad no es preocupante para la salud lo cierto es que cada vez más investigaciones ponen en duda esa convicción.

Es hora pues de recuperar las investigaciones del médico español Juan Prada Pascual (1891-1975) recogidas -entre otros documentos- en El Botiquín de Urgencias, obra en la que éste incluyó como fórmula magistral un sorprendente producto natural inicialmente denominado Bactotal que ha empezado a comercializarse hace escasas semanas por Eco Natura Integral como BC-UTAL para uso tópico y como suplemento alimenticio porque según se asevera ¡ayuda además a la regeneración celular!

Es decir, por inaudito que parezca afronta tanto las infecciones de los vegetales como las de los animales y los humanos. Hablamos de un producto natural e inocuo enormemente eficaz en la prevención y combate de virus, bacterias -es bactericida y bacteriostático-, hongos, parásitos e insectos en tubérculos, plantas, árboles, praderas, campos de cultivo, establos, corrales, granjas, jardines, invernaderos e, incluso, en el propio ganado.

Se trata de una mezcla de plantas maceradas en alcohol entre las que hay aceites esenciales de Pinus sylvestris, Eucaliptus y Thymus vulgaris así como jugo concentrado de Citrus Limón- que una vez diluida en agua se pulveriza sobre campos, bosques, cultivos o establos pero también sobre los propios animales y hasta sobre el cuerpo humano creando una barrera esterilizadora capaz hasta de evitar las picaduras de mosquitos y otros parásitos. Según aseveraría el Dr. Pascual ninguna de las muchas personas que lo utilizaron hasta 1991 en todo el mundo -incluidas las selvas de América, África y Asia- sufrió jamás fiebre por infección alguna.

Y si todo esto es verdad, ¿cómo es posible que no se conozca?, suponemos que se preguntará el lector. Y la respuesta es simple; lo conocen varios cientos de miles de españoles porque lo han usado durante décadas como fórmula magistral. Y lo conocen nuestras autoridades desde hace casi medio siglo. Es más, constataron su eficacia y se negaron a apoyarlo ante la presión que entonces ejercieron los grandes laboratorios químicos que controlaban el sector agroindustrial y ganadero. Y eso que el Bactotal probó su eficacia en una finca situada en el madrileño municipio de Arroyomolinos llamada Valdefuentes que era propiedad ¡del entonces Jefe del Estado, Francisco Franco!

Resulta que en 1968 su médico personal, el doctor Vicente Gil García, tuvo conocimiento de los extraordinarios resultados que estaba consiguiendo el Bactotal y decidió entregar personalmente al Ministro de Agricultura unas muestras para que fueran analizadas. Así se hizo y en el escrito que el ministerio le haría llegar el 6 de marzo de ese mismo año se decía textualmente: «La fórmula de composición del producto lo acredita como un buen desinfectante de amplio espectro. Es particularmente útil en la desinfección de alojamientos ganaderos así como en Ferias y Mercados. Su uso asociado a las campañas de saneamiento ganadero sería muy conveniente, sobre todo para la desinfección de los establos y el ulterior empleo periódico en los mismos. En todo caso se trata de un producto de gran utilidad para la ganadería por su fácil e inocuo manejo así como por sus cualidades bacteriostáticas y bactericidas«.

Seis semanas después el doctor Gil se pondría en contacto con el doctor Prada Pascual para proponerle una singular demostración: probar el producto en una finca propiedad del propio Franco cuyo ganado estaba «siendo invadido por pestes«. Y así cuenta éste lo ocurrido: «Al día siguiente fuimos y nos encontramos con un panorama desolador, con muchos animales gravemente enfermos, afectados por varios brotes epidémicos, en una propiedad del entonces Jefe del Estado español. Cerdos medio muertos tirados en el asfalto, vacas y terneros derrumbados y caballos tosiendo«.

En fin, el caso es que luego explica cómo en menos de una hora la finca fue desinfectada de forma sencilla y rápida sin tener que evacuar a los animales, sin cerrar instalación alguna y sin necesidad de ventilar. De hecho fueron pulverizados los propios animales, sus piensos y los recipientes para el agua de beber. ¿El resultado? Realmente inaudito. Esto es lo que cuenta Prada en su escrito: «Posteriormente se constató la recuperación de la salud de todos los animales desinfectados que padecían tuberculosis, glosopeda, fiebre aftosa y pestes; desde el primer día siguiente a la desinfección. Y posteriormente hubo una excelente producción de lechones, corderos, chotos y potros«.

Cabe añadir que el éxito fue asimismo total en forestas, cultivos, campos, huertas, invernaderos y jardines desapareciendo insectos, moscas blancas, picudos, gusanos y otros pequeños destructores. Mediante una pulverización inocua igualmente sencilla y libre de contraindicaciones y gastos colaterales.

Y es que según aseveró el finado Juan Prada Pascual tan insólito producto -absurdamente desconocido aun para el mundo- es capaz de destruir tanto los gérmenes gram-positivos y gram- negativos como los microbios causantes de la tuberculosis, el tifus, la difteria, la disentería, la enteritis y demás enfermedades inflamatorias del estómago y el intestino, la colibacilosis, el cólera, la enfermedad de Bang y los estafilococos piógenos, hemolíticos y áureos. En suma, con bacterias y parásitos patógenos de todo tipo, hongos, esporas y virus. Aseverando que aplicado tópicamente – por su composición aceitosa y soluble en agua- forma una película protectora en las áreas humedecidas y queda en suspensión en el ambiente penetrando profundamente en huecos, lesiones y tejidos infectados. Sin toxicidad alguna.

Pues bien, aun con un producto tan fantástico al doctor Juan Prada Pascual se le negó el apoyo para su desarrollo industrial a fin de proteger los intereses de los grandes laboratorios químicos y farmacéuticos quedando reservado su uso para quienes de forma particular pudieron recibirlo como fórmula magistral durante décadas. De hecho varias decenas de miles de personas lo probaron y son multitud los testimonios individuales de que el producto es un desinfectante, cicatrizante y antiinflamatorio útil en numerosas patologías pareciendo incluso funcionar efectivamente como regenerador celular y tisular. A nivel externo pero también interno ya que, como antes adelantamos, ha empezado por fin -casi cincuenta años después- a comercializarse como suplemento alimenticio con el nombre de BC-UTAL. Queda pues desear que alguna empresa se interese en su uso como plaguicida y que las organizaciones ecologistas se interesen por él porque de las distintas administraciones españolas no cabe esperar nada.

José Antonio Campoy

 

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 199 – Diciembre 2016

 

26/09/2023