Las palabras tienen un impacto profundo en la autoestima y el desarrollo emocional de los menores

                                                                               Milena González, psicóloga.

 

Por M. M. V.

25/06/2025

 

La crianza respetuosa y el uso consciente del lenguaje son elementos clave para fortalecer el vínculo entre padres e hijos. Aunque no existe una única fórmula infalible para educar, los expertos ponen el foco en ciertas frases, muy arraigadas en la cultura popular, que pueden interferir en el desarrollo emocional de los menores. Según la psicóloga Milena González, es posible construir una relación más sana si se evita este tipo de expresiones y se opta por mensajes más empáticos y respetuosos.

“En algún momento de nuestra vida pudimos haber dicho una de estas frases. Todos estamos aprendiendo. Somos parte de una generación que está aprendiendo a relacionarse con los límites desde el amor y el respeto y no desde el abuso de poder”, ha afirmado González a través de su cuenta de Instagram.

Frases habituales que es mejor evitar y cómo sustituirlas

Frente a frases como “deja de lloriquear o te doy una buena razón para que llores”, la psicóloga sugiere validar el sentimiento del niño, reconociendo su tristeza y acompañándolo con afecto. Si un menor se muestra alterado en público, en lugar de recriminarle con un “¿no te da vergüenza portarte así?”, es más beneficioso recordarle que todas las emociones son válidas y que el amor no depende de cómo se sienta en ese momento. Del mismo modo, chantajes como pedir un beso o un abrazo “para no ponerse triste” pueden sustituirse por mensajes que respeten su decisión sobre cómo saludar o despedirse.

También es habitual recurrir a amenazas emocionales, como fingir que se abandonará al niño si no hace caso. Esta estrategia, lejos de fomentar la obediencia, puede generar ansiedad. Explicarle que queda poco tiempo en el parque y que luego toca marcharse permite una transición más tranquila. Y ante situaciones de enfado, imponer la voluntad con un “porque lo digo yo y punto” suele cerrar el diálogo. En su lugar, González recomienda dar espacio para calmarse y retomar la conversación desde un enfoque más racional y compartido.

Frase dañina: Deja de lloriquear o te doy una buena razón para que llores de verdad
Alternativa respetuosa: Estás triste porque tú querías que Sofi se quedara otro ratito y se fue. Lo sé, mi amor. Aquí estoy para ti. Tú puedes con esto.

Frase dañina: ¿No te da vergüenza portarte así? Todo el mundo te está viendo
Alternativa respetuosa: Es válido sentir tristeza o alegría. Todas las emociones son válidas y te amo sin importar la emoción que estés sintiendo.

Frase dañina: Vale. Pues entonces me voy y te dejo aquí solo para que te lleve el loco. Adiós
Alternativa respetuosa: Tú quieres quedarte un ratito más en el parque. Tenemos diez minutos más y nos vamos.

Frase dañina: Ahora que venga esa persona le das un beso y un abrazo porque si no me voy a poner triste
Alternativa respetuosa: Tú puedes decidir cómo quieres saludar y despedirte de esa persona.

Frase dañina: Porque lo digo yo y punto
Alternativa respetuosa: Ahora mismo los dos estamos enfadados. Vamos a esperar que este enfado se enfríe y miramos cómo lo solucionamos.

González explica que estas alternativas no buscan eliminar los límites, sino replantearlos desde una comunicación emocional más saludable. Las palabras tienen un impacto profundo en la autoestima y el desarrollo emocional de los menores. Reemplazar frases que humillan, manipulan o ridiculizan por otras que validan las emociones y acompañan desde el afecto puede transformar por completo el clima familiar y mejorar la relación con los hijos.

 

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2025-06-25/milena-gonzalez-psicologa-nino-no-deberia-escuchar-padres-decir-porque-lo-digo-yo-y-punto-1qrt_4159276/

27/06/2025