Antioxidante.

En 1971 la viróloga Charlotte Friend dirigiría en el Mount Sinai Hospital de Nueva York un experimento in vitro con células leucémicas constatando que basta echar en ellas una solución de DMSO para que vuelvan a diferenciarse y transformarse en células sanas normales; el trabajo se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences.

Diez años después -en 1981- un equipo de la University of Colorado School of Medicine dirigido por el Dr. J. E. Repine publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences USA un trabajo según el cual los efectos anticancerígenos del DMSO se deben probablemente a que protege las hebras de ADN gracias a su capacidad antioxidante. Al menos así ocurrió al someter células cancerosas a los efectos de los radicales libres de hidroxilo generados por rayos gamma. Y de hecho así lo confirmaría posteriormente un equipo del New Jersey Medical School coordinado por el Dr. S. M. Goddu con un trabajo publicado en 1996 en Acta Oncológica. Sus ensayos se realizaron sometiendo a ratones a los efectos de yodo-123 (radionucleido) con y sin inyecciones de DMSO intratesticular y observando las alteraciones del ADN en el esperma. Ya en 2010 un grupo de investigadores del Research Reactor Institute de la Universidad de Kyoto encabezado por el Dr. Genro Kashino publicó en Journal of Radiation Research un ensayo in vitro sobre células según el cual el DMSO protege efectivamente las hebras de ADN por su capacidad antioxidante y no por una posible reparación genética.

Y hubo otras investigaciones. Como las de los doctores P. Morley y J. F. Whitfield -del National Research Council de Canadá)- publicadas en 1993 en Journal of Cellular Physiology y la Dra. Caroline Bouchard -del Institute for Molecular Biology and Tumor Research de Marburg (Alemania)- publicada en 2001 en Genes & Development quienes aseveran por su parte que el DMSO provoca la inhibición de la histona desacetilasa (HDAC). Y hoy es bien sabido que las HDAC provocan la sobreexpresión de varios genes en las células tumorales por lo que su inhibición puede rediferenciar esas células cancerosas transformándolas en células normales.

Agregaremos que un equipo del St. Olav’s University Hospital de Trondheim (Noruega) coordinado por el Dr. E. Christensen efectuó una serie de pruebas con 44 pacientes afectados por 60 tumores -carcinomas de células básales- a los que trató con ácido aminolevulínico, DMSO y terapia fotodinámica conjuntamente obteniendo excelentes resultados en el 81% de los casos tras 72 meses de seguimiento; la técnica utilizada y sus resultados fueron publicados en 2009 en Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology.

Resumiendo: desde 1971 se sabe que el DMSO -sustancia totalmente inocua- puede hacer que células tumorales se recuperen y vuelvan a ser normales. ¡Y los oncólogos sin utilizarla!

Eficaz en las úlceras.

Por lo que al tratamiento de las úlceras se refiere destaca el trabajo que publicó en 1975 en Annals of the New York Academy of Sciences el Dr. R. Miranda-Tirado, del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Se trata de un amplio estudio clínico con 1.371 pacientes con úlceras crónicas de diverso origen -la mayoría resultado de quemaduras- que llevaban más de un año sin resolverse y mostraban distintos grados de infección. El caso es que tras aplicar con un spray tres veces por semana una solución que contenía DMSO, antibióticos y antiinflamatorios el 95% se curó en unas semanas; detallándose casos espectaculares como el de un paciente de 60 años con una ulcera de origen varicoso en una pierna desde hacía ¡15 años!

El Dr. M. Lishner y sus colegas de la Universidad de Tel Aviv (Israel) presentaron por su parte en 1985 un trabajo de investigación clínica que se publicaría en Journal of the American Geriatrics Society. Veinte pacientes diabéticos con úlceras crónicas que no respondían a los tratamientos farmacéuticos convencionales fueron tratados diariamente -entre 4 y 15 semanas- con aplicaciones tópicas de DMSO lográndose la curación total de 14 y mejora parcial en los otros cuatro; dos en cambio no mostraron mejoría. Los investigadores lo atribuyeron a una mejor oxigenación del tejido, al aumento de la vasodilatación local y a una disminución de la agregación plaquetaria. Aconsejando ese tratamiento en todos los casos de úlceras diabéticas antes de optar por medidas quirúrgicas.

Asimismo se han estudiado los efectos del DMSO en las úlceras que a veces provoca el quimioterápico Adriamicina (Doxorubicina)-, lo hizo un equipo de la Trakya University de Edirne (Turquía) coordinado por el Dr. S. Uzunoglu aplicando tópicamente DMSO en zonas necrotizadas y extravasadas por el fármaco comprobando que es también eficaz en este tipo de ulceraciones. Los resultados se publicaron en 2013 en Journal of Plástic Surgery and Hand Surgery.

Uso en amiloidosis.

Los médicos llaman amiloidosis a la formación de depósitos extracelulares de proteínas en tejidos y órganos a los que denominan «amiloides»; hablándose de «amiloidosis primaria» si se desarrolla en un órgano sano y «secundaria» cuando se vincula con una patología previa. Pues bien, un equipo del Ospedale di Cattinara de Trieste (Italia) dirigido por el Dr. P. Morassi trató a dos pacientes con amiloidosis primaria y a otros dos con amiloidosis secundaria y mientras que no se obtuvieron resultados con los primeros en los segundos las inflamaciones artríticas que les afectaban disminuyeron y se optimizó la función renal tras cinco meses de tratamiento oral. El trabajo se publicó en 1989 en Minerva Médica.

Frente a los problemas gástricos e intestinales.

El Dr. A. S. Salim efectuó pruebas clínicas en el Trauma Centre Medical City de Bagdad (Irak) con 177 pacientes que sufrían destrucción aguda de la mucosa gástrica -causada por radicales libres- dando a un grupo alopurinol -un eliminador de radicales libres- y al otro DMSO constando que éste es igual de eficaz; el trabajo se publicaría en 1991 en Intensiva Care Medicine. Posteriormente probaría en úlceras duodenales encontrando la misma efectividad para reconstruir la mucosa estomacal dañada. Y en 1993 publicó un nuevo trabajo en Surgery, Ginecology and Obstetrics en el que explica que estudió a 180 pacientes de artritis que sufrían grave erosión de sus paredes estomacales debido al abuso de antiinflamatorios no esteroideos (AINES) dividiéndoles en tres grupos a uno de los cuales se dio cuatro veces al día DMSO y a otro alopurinol usándose el tercero como grupo de control. Y al igual que en el trabajo anterior se demostró que el DMSO permite una rápida recuperación del epitelio gástrico.

Cabe añadir que en 2001 se publicó en Journal of Surgicai Research el experimento de un grupo de médicos de la Finch University of Health Sciences encabezado por el Dr. C. K. Chang que sometió a un grupo de ratas con peritonitis al DMSO demostrando que inhibe la activación de determinados genes protegiendo así de la endotoxemia y el shock séptico.

Contra el hígado graso.

En 2012 apareció en Autophagy un trabajo firmado por un equipo dirigido por el Dr. Young Mi Song -del Yonsei University College of Medicine de Seúl (Corea)- sobre el papel del DMSO en el proceso de autofagia confirmando sus experimentos que activa ésta al inhibir la expresión del gen ATF4… lo que disminuye la acumulación de triglicéridos en los hepatocitos que da lugar al hígado graso.

¿Protector cardiaco?

Un equipo de la Universidad de Massachusetts (EEUU) dirigido por el Dr. J. Bardutzky publicó en 2005 en Journal of Cerebral Blood Flow & Metabolism una investigación con ratones sobre los efectos protectores del DMSO en casos de isquemia y se vio que, en comparación con los animales de control, disminuían las áreas infartadas. Cabe añadir que ya en 1967 el Dr. J. W. Finney y sus colegas de la Baylor University Medical Center de Dallas (EEUU) habían comparado los efectos protectores en la isquemia del DMSO con el que se logra usando una cámara hiperbárica y vieron que los resultados eran similares.

UTILIDAD EN LAS PATOLOGÍAS CEREBRALES

Protector neuronal, cerebral y encefálico.

En 1975 un equipo de la Universidad de Ottawa (Canadá) dirigido por el Dr. J. C. de la Torre publicó en Annals of the New York Academy of Sciences un trabajo en el que se constató, trabajando con distintos animales, que el DMSO es útil en distintos tipos de heridas traumáticas que afectan al sistema nervioso central: lesiones por impactos craneales, trombosis de la arteria cerebral, anoxia y lesiones en la médula espinal. Más tarde realizaría una serie de complejos experimentos con gatos para demostrar que una solución al 40% de DMSO, sola o combinada con prostaciclina (prostaglandina PGI2), ejerce una significativa neuroprotección en caso de isquemia cerebral. El trabajo se encuentra ampliamente explicado y documentado en su artículo publicado en 1991 en Canadian Journal of Physiology and Pharmacology.

Tres años después -en 1978- un equipo dirigido por el Dr. R. K. Laha publicó en Journal of Neurosurgery los resultados de unas investigaciones con perros sobre el efecto protector del DMSO en caso de embolia arterial (carótidas) constatando que en los animales tratados con DMSO -al contrario de lo que ocurrió con los del grupo de de control- no se produjo infarto cerebral alguno.

Los doctores P. E. Camp, H. E. James y R. Werner demostraron por su parte mediante complejos experimentos con conejos albinos que el DMSO ayuda a eliminar el edema cerebral acaecido como consecuencia de un golpe traumático disminuyendo la presión intracraneal, la presión sanguínea local y la proporción de agua y sus electrolitos. Los resultados se publicaron en 1981 en Neurosurgery.

Ya en 1991 los doctores M. Karaca, U. Y. Bilgin y M. Akar -de la Universidad de Dicte (Turquía)- y el Dr. J. C. de la Torre -de la Universidad de Ottawa (Canadá)- presentaron un interesante estudio conjunto en European Journal of Clinical Pharmacology con 10 pacientes que habían sufrido un severo trauma craneal y presentaban una elevada presión intracraneal (ICP). Tratados cada 6 horas con inyecciones intravenosas de DMSO durante varios días se redujo la ICP y siete de ellos recuperaron los parámetros normales a los 6 días de tratamiento probando así que el DMSO intravenoso puede reducir rápidamente la presión intracraneal y facilitar la recuperación neurológica.

Y en otro ensayo, esta vez con ratones, el Dr. S. Shimizu y sus colaboradores del Departamento de Neurología de la Universidad de Pittsburgh observaron esos mismos resultados protectores en caso de isquemia; el experimento se describe en un artículo publicado en 1997 en Neuroscience Letters.

Y por si fuera poco los doctores C. Lu y M. P. Mattson -del National Institute on Aging de Baltimore (EEUU) publicaron en 2001 en Experimental Neurology un estudio según el cual el DMSO inhibe las respuestas al glutamato de las neuronas del hipocampo impidiendo su muerte neuronal; concluyendo que su uso puede ser eficaz en las patologías neurodegenerativas de origen tóxico.

Uso en las enfermedades mentales.

Los doctores E. Ramírez y S. Luza -de la Universidad Peruana Cayetano Heredia de Lima (Perú)- publicaron en 1967 en Annals of the New York Academy of Sciences un artículo con el sugestivo título DMSO en el tratamiento de pacientes mentales en el que cuentan sus resultados tras tratar a 42 pacientes esquizofrénicos, maníaco-depresivos o neuróticos obsesivo-compulsivos a los que se dividió en dos grupos tratando a uno solo con DMSO y no recibiendo el otro más que la medicación habitual. Cinco mililitros de DMSO diluido al 50% que se les inyectó intramuscularmente de 2 a 5 veces al día según la gravedad de los síntomas. Los resultados variaron obviamente en función de la cronicidad de la neurosis siendo los casos agudos los de mejor resolución; de hecho la mayoría de éstos se recuperaron totalmente al cabo de 15 días de tratamiento; los más crónicos simplemente mejoraron pero no pudieron dejar el hospital, especialmente en el caso de los esquizofrénicos.

El Dr. M. J. Aspillaga y su equipo del Hospital de Niños Calvo Mackenna de Santiago de Chile publicaría en 1975 en Annals of the New York Academy of Sciences un trabajo con el sugestivo título de Terapia con DMSO para niños mongoloides con retraso mental severo. Y según se explica en él se administraron a 55 niños con Síndrome de Down (trisomía del cromosoma 21) inyecciones de 5 cc de DMSO al 5% junto con 5 miligramos de GABA (ácido gamma aminobutírico) y otros aminoácidos en días alternos y durante 3 meses. Divididos en dos grupos -mayores y menores de 3 años y medio- unos recibieron el tratamiento y otros sirvieron de control y no fueron tratados. Pues bien, los tratados mostraron al finalizar claras mejorías motoras y adaptativas así como leves mejoras en el uso del lenguaje que fueron muy notables entre los del grupo de más edad. En este grupo el coeficiente de inteligencia (IQ) pasó a una media de 40 en comparación con los 33 del grupo control. El personal sanitario del hospital manifestó de forma unánime la clara mejoría de los niños tratados con el DMSO respecto a sus parámetros previos al tratamiento.

Experiencia similar a la realizada por las doctoras A. Guiller y M. E. M. de Bernadou -del Hospital Pirovano de Buenos Aires (Argentina)- que se publicó el mismo año -1975- en Annals of the New York Academy of Sciences solo que esa vez con niños no-mongoloides. Con los mismos protocolos que en la experiencia chilena se trató a 13 niños sirviendo otros tantos de grupo de control y los resultados fueron similares: claras mejorías en los niños tratados.

Eficaz en alzheimer.

Los doctores Claudia Caputo y Andre I. Salama -del ICI Pharmaceuticals Group (EEUU)- publicaron en 1989 en Microbioiogy of Ageing un artículo que analiza los conocimientos que hasta entonces se tenían sobre el desarrollo de las placas de amiloides en relación con el alzheimer concluyendo que dado que el DMSO se ha mostrado eficaz en la disolución de los amiloides, tanto in vitro como en ratones, debería investigarse más a fondo su utilidad en alzheimer. Y siguiendo esa misma línea de deducción el Dr. S. A. Goppa -de la Medical University de Kisheinev de Moldavia- presentó un trabajo de investigación clínica en la Fourth International Conference on Alzheimer’s Disease and related Disorders celebrada en Minneapolis (EEUU) cinco años después -en agosto de 1994- en el que se describen los resultados de administrar durante nueve meses DMSO a 18 pacientes de alzheimer observándose mejorías a partir del tercer mes que fueron aumentando hasta el final del tratamiento. Y en él no se habla solo de recuperaciones a nivel cognitivo: la mejoría se cotejó con marcadores sanguíneos de neuroproteínas e inmunoenzimas específicas del alzheimer. Lo insólito es que han pasado 20 años desde aquel ensayo clínico y no se ha vuelto a publicar nada sobre el DMSO en alzheimer ¿Será porque no es una sustancia patentable?

Útil en problemas visuales.

El Dr. R. V. Hill -de la University of Oregon Medical School de Portland (EEUU)- publicó en 1975 en Annals of the New York Academy of Sciences un trabajo sobre el uso del DMSO en 50 pacientes con retinitis pigmentosa y degeneración macular (DMAE) a los que se trató varias semanas mediante lavados de ojos -dos veces al día- con una solución al 50% de DMSO. Pues bien, en 36 mejoró la visión. Cabe destacar que el Dr. Hill inició sus pruebas al comprobar que muchos de sus pacientes que utilizaban DMSO por problemas de artritis o lesiones musculares le informaban de mejoras visuales. De hecho aunque no hemos encontrado trabajos en publicaciones científicas sobre el DMSO en problemas oculares son numerosos los testimonios personales que hablan de mejoras de todo tipo; desde cataratas y glaucoma hasta presbicia.

¿Cura el tinnitus?

El Dr. A. Zúñiga Caro -del Hospital de Niños de Santiago de Chile -publicó en 1975 en Annals of the New York Academy of Sciences un interesantísimo trabajo sobre el DMSO en caso de acúfenos o tinnitus. Según explica en él trató a 15 pacientes de tinnitus instilando en el canal auditivo con un aerosol una dilución de DMSO y algunos fármacos antiinflamatorios y vasodilatadores una vez cada cuatro días durante un mes mejorando todos; de hecho el tinnitus desapareció por completo en 9. Es interesante destacar que algunos pacientes mejoraron también de sus problemas de cefaleas e insomnio. Con posterioridad varios médicos han utilizado técnicas similares de aplicación de DMSO pero combinándolo con aloe vera o capsicum obteniendo resultados rápidos y positivos.

Cabe destacar que la medicina convencional carece hoy de soluciones para estos pacientes con los que utiliza de forma tan ineficaz como peligrosa antibióticos y antidepresivos e, incluso, intervenciones quirúrgicas que no solo no suelen resolver el problema sino que crean nuevas complicaciones pudiendo incluso provocar sordera parcial o total.

Eficaz en la esclerosis múltiple.

En 1984 el Dr. Zingerman publicó en Zhurnal Neuropatologii i Psikhiatrii Im S.S. Korsakova (Rusia) un trabajo según el cual trató con DMSO a 34 pacientes con esclerosis múltiple y todos mostraron una rápida remisión de la enfermedad; algo que el investigador ruso atribuye a la disminución del edema, a la modulación del ataque autoinmune y a su efecto remielinizador.

Solución a la bronquiolitis infantil severa.

Un grupo de médicos chilenos del Hospital de Niños de Santiago de Chile encabezado por el ya citado A. Zúñiga Caro realizó una investigación clínica con 60 bebés hospitalizados por bronquiolitis severa a los que dividió en dos grupos dando a uno el tratamiento convencional -con antibióticos y carpa de oxígeno y vapor- y al otro de la misma forma pero además DMSO usando un spray. Pues bien, el 80% de éstos se recuperó a los 30 minutos de iniciado el tratamiento pudiéndoseles retirar la carpa de oxígeno. Los investigadores lo dieron a conocer en 1975 en Annals of the New York Academy of Sciences asegurando que es eficaz ante cualquier problema obstructivo pulmonar. De forma sencilla, barata y carente de efectos secundarios.

Útil en el Síndrome del dolor regional complejo.

Terminamos indicando que en el denominado Síndrome del Dolor Regional Complejo -también llamado Distrofia simpática refleja-, enfermedad crónica y progresiva caracterizada por dolor intenso, edema y cambios en la piel sin causa objetiva, es igualmente útil. Un equipo del Centro de Recuperación y Rehabilitación de Levante (Valencia, España) encabezado por el Dr. M. Gaspar trató a 29 pacientes con este problema mediante una solución tópica al 50% de DMSO logrando una disminución significativa tanto del dolor como de la incapacidad motora de las extremidades afectadas; el trabajo se publicó en 2012 en Farmacia Hospitalaria.

CONCLUSIONES

Como el lector habrá advertido la mayoría de los estudios experimentales y clínicos que demuestran las virtudes terapéuticas del DMSO se realizaron antes de 1978, año en el que la FDA decidió prohibir su uso médico alegando «dudas sobre su seguridad» -sobre todo en los ojos- y la posibilidad de reacciones alérgicas fuertes además de tacharlo de potencial neurotoxina. Aseveraciones que los estudios que acabamos de citar ponen claramente en entredicho. En fin, ¿alguna autoridad sanitaria puede explicarnos la verdadera razón de que el DMSO no sea utilizado aun hoy de forma masiva?

P. Mirre

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 179 – Febrero 2015

24/02/2023