Descubren por qué una dieta rica en carne roja puede fomentar el desarrollo de aterosclerosis.

9 de abril de 2013

Por su función en la descomposición de la carne roja en el aparato digestivo, los microbios intestinales podrían desempeñar un papel fundamental en fomentar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. [Wikimedia Commons]

En muchas ocasiones, el consumo excesivo de carne roja ha sido asociado con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares; sin embargo, todavía se desconocen cuáles de sus componentes son los responsables de los posibles riesgos para nuestra salud. Según publican Stanley Hazen, de la Cínica Cleveland, y sus colaboradores en la revista Nature Medicine, el vínculo entre el consumo de dicho alimento y la aterosclerosis podría residir en un mecanismo hasta ahora desconocido que depende del metabolismo desarrollado por las bacterias que residen en el aparato digestivo humano.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos se preguntaron si la presencia de L-carnitina en la carne roja puede ser perjudicial para el organismo. Este nutriente es responsable del transporte de los ácidos grasos de la carne hasta la mitocondria, encargada de la producción de energía en la célula. Por esa razón, en los últimos años se ha convertido en un ingrediente fundamental para la preparación de bebidas energéticas y otros suplementos utilizados para mejorar el rendimiento de los deportistas.

En un estudio anterior, los mismos investigadores descubrieron que las bacterias intestinales pueden crear un metabolito llamado N-óxido de trimetilamina (TMAO, por sus siglas en inglés) al descomponer ciertos alimentos durante el proceso digestivo. Ratones sanos de laboratorio alimentados de manera que desarrollasen dicho componentes mostraron síntomas asociados con el endurecimiento y la obstrucción de las arterias. Ahora, el trabajo de Nature Medicine ha puesto de relieve que animales alimentados durante 15 semanas con una dieta rica en L-carnitina producen más TMAO y presentan el doble de probabilidad de padecer aterosclerosis, en comparación con ratones sometidos a una dieta normal.

Además, análisis sanguíneos realizados en una muestra de personas que incluía a omnívoros, vegetarianos y veganos y que acababan de comer una porción de carne roja, han permitido observar que los primeros producen más TMAO que los segundos y terceros. De esa manera, los científicos han demostrado que en nuestro organismo convierte L-carnitina en TMAO. Para desentrañar el mecanismo que hace posible esta transformación, han repetido los análisis después de proporcionar antibióticos a una fracción de los probandos durante una semana, con el objetivo de inhibir el efecto de la microbiota intestinal en su metabolismo. En este caso, no han detectado trazas del metabolito en la sangre ni en la orina de estos individuos, lo que sugiere que la síntesis de TMAO solo pudo ocurrir en presencia de bacterias del sistema digestivo.

Con estos resultados, Hazen y sus colaboradores sugieren que los intestinos de las personas que suelen comer mucha carne roja son muy eficientes a la hora de convertir L-carnitina en TMAO y que la presencia de la microbiota intestinal podría explicar por qué un consumo excesivo de este alimento conlleva un mayor riesgo de padecer aterosclerosis.

Más información en Nature Medicine.

—IyC

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6/03/2021