¡Acusan a China de asesinar a 90.000 personas al año para extraerles órganos!

PALABRAS PERO NO HECHOS

Y es que ese día el Parlamento Europeo, dando por bueno el informe de Matas y Kilgour así como otras «informaciones contínuas y creíbles sobre la extracción sistemática de órganos dictada por el Gobierno de la República Popular China ejercida sobre presos de conciencia sin que éstos hayan dado su consentimiento«, aprobó una resolución de 6 puntos que en su apartado tercero dice: «El Parlamento Europeo pide a la Unión Europea y a sus estados miembros que den publicidad al asunto de la extracción forzada de órganos en China, recomienda que la Comisión y sus estados miembros condenen públicamente los abusos cometidos en China en el trasplante de órganos y den a conocer la cuestión entre los ciudadanos que viajen a China. Asimismo pide a la Comisión que efectúe una investigación completa y transparente sobre las prácticas de trasplante en China y que se enjuicie a quienes hayan cometido tales prácticas contrarias a la ética«.

De más está en decir que ni la Comisión Europea como órgano supranacional ni España han cumplido con las recomendaciones del Parlamento Europeo. Y no parece que haya mucha voluntad de hacerlo. ¿Tendrá que ver con el hecho de que España captara el año pasado 1.850 millones de euros de empresas chinas frente a los 470 millones que recibió en 2015? ¿Justifica el negocio estatal un crimen tan atroz? ¿Por qué ninguna autoridad política y judicial ha tomado medida alguna? ¿Por qué callan los partidos políticos y los grandes medios de comunicación? ¿Alguien lo entiende?

El caso es que con los datos obtenidos el informe llega a las siguientes conclusiones:

  1. A) El volumen de trasplantes de órganos en China es mayor del que el Gobierno admite.
  2. B) La mayor parte de los órganos para trasplantes se obtienen en China asesinando a inocentes: uigures, tibetanos, cristianos y, sobre todo, practicantes de Falun Gong.
  3. C) En el asesinato de personas para la extracción de órganos están implicados el Partido Comunista de China y varias instituciones del estado; entre ellas muchos hospitales y sus cirujanos.
  4. D) La comunidad internacional debería iniciar de inmediato una investigación independiente sobre este asunto.
  5. E) La comunidad mundial de trasplantes debería negarse a colaborar con China mientras no cumpla con los criterios internacionales de trasparencia.
  6. F) Los trasplantes de órganos que se hacen a extranjeros en China no deberían estar protegidos por la confidencialidad médica sino ser públicos y estar monitorizados. Y,
  7. G) Ninguna nación debería permitir a sus ciudadanos viajar a China para buscar órganos hasta que este país no permita una investigación completa y a fondo sobre cómo y a quiénes se les extrae.

Lo vergonzoso es que los pasos dados por la comunidad internacional en este asunto han sido pocos y casi testimoniales: la resolución del Parlamento Europeo -insuficiente y timorata ya que se queda en una mera recomendación-, una declaración del Parlamento de Canadá condenando genéricamente la extracción forzosa de órganos, una resolución de condena de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en la que entre otras cosas se reconoce que China «no cumple con los requisitos de transparencia y trazabilidad del origen de obtención de los órganos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)” y la aprobación del llamado Convenio del Consejo de Europa sobre la lucha contra el tráfico de órganos humanos cuyo primer firmante fue el Gobierno español en marzo de 2015 pero en el que no se hace mención alguna a lo que pasa en China. Lo que España sí ha hecho es tipificar como delito «el turismo de trasplantes» y «el tráfico de órganos» castigándolo con hasta 12 años de cárcel.

Cabe agregar que según la organización Doctores contra la Extracción Forzada de Órganos (DAFOH) la nueva estrategia de China es alcanzar acuerdos con organizaciones internacionales de trasplantes. Antena 3 daba de hecho a conocer el pasado mes de noviembre en su página web que “médicos españoles han enseñado a 1.000 profesionales chinos a tratar con las familias de posibles donantes, una cooperación que se extiende también a la organización de los hospitales«. Colaboración institucional que fue negada por un portavoz de la Organización Nacional de Trasplantes según el cual en los dos últimos años se limitaron a informar a dos delegaciones de médicos chinos -como se hace con los de cualquier otro país- sobre cómo funciona el sistema español.

«El lavado de cara que pretende el Partido Comunista Chino -afirma el abogado Carlos Iglesias, miembro de DAFOH- es hacer creer que quieren instaurar un buen sistema de trasplantes alegando incluso que quieren copiar el español, sistema modélico de referencia en todo el mundo. Es decir, quienes están cometiendo tales atrocidades dicen ahora estar dispuestos a colaborar con las autoridades españolas para instaurar un sistema parecido pero ¡es pura propaganda! Ninguna institución española puede colaborar con China hasta que no reconozca la situación actual, detenga este asqueroso negocio y los responsables de tantos crímenes respondan ante la Justicia«.

CULPABLE ES TAMBIÉN QUIEN MIRA HACIA OTRO LADO

En fin, a falta de actuaciones políticas relevantes son los propios médicos quienes a nivel internacional parecen más dispuestos a sacar los colores a sus colegas chinos boicoteando su presencia en congresos o no publicando sus trabajos en revistas. En febrero pasado, por ejemplo, el Vaticano recibió múltiples críticas por invitar a Huang Jiefu, exviceministro de Salud de China y actual presidente del Comité Nacional de Donación de Órganos y Trasplantes quien tras insistentes preguntas admitió que el trasplante de órganos de «prisioneros ejecutados» sigue produciéndose, algo que justificó alegando que se trata de un país muy grande y no es fácil llevar adelante de manera rápida y eficaz las reformas prometidas. Solo que son muchos los investigadores independientes que afirman que tras la expresión «presos ejecutados» están no sólo los condenados a muerte por los jueces sino los presos de conciencia… a los que se ejecuta sin proceso judicial alguno

Un reciente editorial del British Medical Journal -titulado Engaging with China on organ transplantation (Colaborando con China en el trasplante de órganos)- recordaba que en 2005 Huang -considerado uno de los cirujanos de trasplante de hígado más prominentes de China- viajó a la provincia de Xinjiang para realizar una compleja operación de trasplante autólogo de hígado. La idea era extraer el hígado del paciente, eliminar un tumor y volver a implantárselo. Lo significativo es que como respaldo a ese procedimiento innovador y arriesgado el cirujano pidió dos hígados adicionales llamando por teléfono a los hospitales de Chongqing y Guangzhou que le fueron entregados a la mañana siguiente. «Este tipo de eventos -señala el editorial- son inimaginables en los sistemas en los que los órganos se donan libremente ya que son escasos y se asignan según las necesidades«. Y es que, ¿cómo obtuvo dos hígados recién extraídos en apenas 24 horas?

Mario Mondelli, editor de Liver International, anunció por su parte que la publicación iba a retractarse de un trabajo elaborado por autores chinos al no haber éstos proporcionado evidencias suficientes de que los órganos eran de donantes voluntarios. El estudio retirado lo encabezaba Zheng Shusen, director y fundador en 2001 del Centro de Trasplantes Múltiples de Órganos dependiente del Ministerio de Salud de China. Hablamos de alguien que el 28 de enero de 2005 dirigió un equipo quirúrgico que realizó 5 trasplantes de hígado en un solo día y es autor de un documento sobre la realización de 46 trasplantes de hígado entre enero de 2000 y diciembre de 2004. Pacientes que en todos los casos recibieron sus nuevos hígados antes de que transcurrieran tres días desde su llegada al hospital lo que sugiere un suministro abundante de órganos en plazos cortísimos. Algo inexplicable.

El caso es que el estudio del que la revista se retracta ahora examinaba los resultados de 564 trasplantes de hígado realizados en Zhejiang University’s First Affiliated Hospital entre abril de 2010 y octubre de 2014 y según sus autores «todos los órganos se obtuvieron de donantes tras muerte cardiaca sin que se utilizara aloinjerto alguno de órganos y tejidos procedentes de presos ejecutados«. Sin embargo Wendy Rogers, profesora de Ética Clínica en la Universidad de Macquarie de Sydney (Australia) y miembro de la International Coalition to End Organ Pillaging in China (Coalición internacional para poner fin a la expoliación de órganos en China), escribió a la revista afirmando que dado el pequeño número de donantes voluntarios que hay en China es imposible que un hospital haya podido tener en cuatro años tantos hígados utilizables obtenidos solo de muertes cardiacas. «Los programas internacionales –explicaba en su carta– reportan tasas relativamente bajas de adquisición de hígados de donantes muertos por fallos cardiacos. En Estados Unidos los porcentajes de trasplantes de hígado por donantes de este tipo en 2012, 2013 y 2014 fueron del 32%, 28% y 27% respectivamente. Si las tasas de recuperación son similares en China se requerirían 1.880 donantes muertos por fallos cardiacos suponiendo una tasa de recuperación del 30% para trasplantar los 564 hígados reportados en el trabajo. Y teniendo en cuenta que sólo había declaradas 2.326 donaciones voluntarias en todo China entre 2011 y 2014 no es plausible que ese pequeño grupo pudiera haber dado lugar a 564 hígados retirados con éxito… a menos que los cirujanos tuvieran acceso exclusivo al 80% de los donantes voluntarios de toda China en ese periodo’’. En pocas palabras, la única explicación posible es que los hígados procedieran de personas a las que se iba ejecutando a medida que se necesitaban hígados.

Mondelli pidió entonces explicaciones a los autores del trabajo que se limitaron a asegurarle por correo electrónico que no habían utilizado órganos procedentes de presos ejecutados pero como no le mandaban prueba alguna el 3 de febrero solicitó al hospital un documento oficial que confirmara la procedencia de los órganos… sin respuesta. Mondelli asevera que esa correspondencia será publicada en la revista y que esos médicos no podrán volver a publicar nunca más en ella.

Cabe agregar que Zheng está desde 2007 directamente vinculado a Zhejiang Anti-Cult Association, filial provincial de la agencia nacional conocida como Asociación Anti Culto de China que fuera establecida en el 2000 por el Partido Comunista entre cuyas funciones están las de proporcionar argumentos para justificar la persecución y detección de personas con ideologías como las de Falun Gong y poder despojarles hasta de sus derechos más fundamentales, incluida la vida.

Miles de seres humanos están siendo asesinados para extraerles órganos mientras están aún vivos solo porque se rechazan sus creencias espirituales y es indignante y perverso que tanta gente prefiera mirar hacia otro lado. Los valores de nuestra sociedad se está descomponiendo a pasos agigantados«, nos diría realmente enfadado Carlos Iglesias, quien no entiende el silencio cómplice de nuestros representantes sociales y de la mayoría de los medios de comunicación.

Francisco San Martin

 

Recuadro

Qué es Falun Gong

Suponemos que quienes han leído el texto central de este reportaje se preguntarán por qué el Gobierno de China persigue con tanto ahínco a los practicantes de Falun Gong -conocido también como Falun Dafa-y, si no lo conocen, qué es. Pues se trata de una expresión que significa «práctica de la rueda de la ley», tiene sus raíces en las tradiciones budista y taoísta y no es más que una variante del milenario sistema de ejercicios -especialmente respiratorios- del Qi-Gong -también conocido como «el yoga chino»- que tras desarrollar el profesor Li Hongzhi éste dio a conocer en 1992.

El Qi-Gong -puede ampliar la información sobre esta disciplina leyendo en nuestra web {www.dsatud.com) los artículos que publicamos sobre ella en los números 34 y 75- fue prohibido en 1949 por Mao Zedong a pesar de no ser un movimiento político solo porque tenía un componente filosófico y en cierto modo espiritual. Sin embargo en la década de los ochenta la presión comunista se relajó algo y Li Hongzhi pudo registrar su movimiento como Falung Gong en la Asociación de Estudios del Qigong. Con tal éxito que a mediados de los noventa declaró tener unos 60 millones de practicantes, algo que en 1999 corroboraría el propio Ministerio de Deportes chino estimando su número en 70 millones. De ahí que cientos de miles de personas se citaran a diario en los parques para practicarlo y hubiera sólo en Pekín más de 2.000 lugares en los que la gente se reunía. Es más, el Gobierno chino parecía estar complacido de su creciente popularidad por sus positivas consecuencias sociales ya que se habían reducido notablemente los costes sanitarios. Hasta que tanta popularidad se consideró peligrosa y se dio paso a su persecución. Una decisión que tomó el Primer Ministro Zhu Rongji en 1998 que apenas dos meses después de asumir el cargo le diría a una periodista de la televisión estatal que el Falun Gong era una simple «superstición». Poco después el Partido Comunista Chino hizo publicar un artículo en la revista Ciencia y Tecnología para Jóvenes en el que se afirmaba de nuevo que el Falun Gong era una superstición ¡y un riesgo para la salud porque los practicantes podían rehusar los tratamientos médicos convencionales para enfermedades serias! ¿Les suena tan falaz argumento?

Y así, a pesar de contar con decenas de millones de practicantes, el Falun Gong fue en julio de 1999 no solo prohibido sino perseguido. La escritora Jennifer Zeng -que vivía entonces en Pekín y hoy está exilada en Australia- aseguraría haber conseguido información clasificada según la cual a finales de abril del 2001 ya se había arrestado a unos 830.000 practicantes. Algo de lo que según el informe de Kilgour y Matas se ocupó una fuerza especial denominada Oficina 610 que tuvo sedes en cada provincia, ciudad, condado, universidad y departamento gubernamental. De hecho en el informe del Relator Especial de las Naciones Unidad sobre Torturas se asevera que el 66% de las víctimas de torturas y malos tratos en China eran practicantes de Falun Gong.

Según Ethan Gutmann -autor en 2014 del libro The Slaughter (La masacre)- hubo tres razones para que el Partido Comunista de China decidiera eliminar a Falun Gong: su tamaño -más de 70 millones y por tanto más simpatizantes que el propio partido-, su nivel de adhesión y sus valores de verdad, compasión y tolerancia… algo que los comunistas consideran un signo de debilidad.

A.M.

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 203-Abril 2017

11/12/2022