Se trata de un proceso limpio y que no requiere hidrógeno, por lo que no arrojaría de nuevo gases nocivos al medio ambiente
EUROPA PRESS. Miércoles, 1 abril 2020
La Universidad Loyola de Sevilla, a través del grupo de investigación Materiales y Sostenibilidad del Departamento de Ingeniería, trabajará los próximos años en un proyecto para desarrollar un proceso químico que permita generar productos de valor a partir de un gas de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2). Mediante dos procesos químicos bien definidos, los investigadores tratarán de convertir el CO2 en azucares que podrán ser viables para la industria alimentaria así como en otros productos de interés general para la industria química.
La innovación principal del proceso que se llevará a cabo durante los próximos dos años radica principalmente, no sólo en el resultado que pone en valor sino también en su limpieza, ya que al no utilizar otros químicos ni hidrógeno, no arrojaría de nuevo gases nocivos al medio ambiente, indica la Universidad Loyola en una nota de prensa.
Para desarrollar el proyecto, la Universidad Loyola cuenta con el investigador Ramón y Cajal Juan Carlos Serrano Ruiz, investigador principal del proyecto, además de Manuel Antonio Díaz, Doctor en Ingeniería Química y Ana Cristina Pérez Sequera, estudiante de doctorado en procesos electroquímicos. Además, la entidad cuenta con el laboratorio multidisciplinar Carbocat que está especializado en la captura, almacenamiento y valorización de CO2 y que permitirá el desarrollo del proyecto.
El proceso que se abordará en las instalaciones de la Universidad Loyola consta de una fase electroquímica y otra puramente química. Ambos procesos pueden ser llevados a cabo en agua y a temperaturas muy suaves (cercanas a la temperatura ambiente), lo cual supone una importante ventaja competitiva frente a otras tecnologías. Además, el proceso consigue la transformación de CO2 sin necesidad de aportar hidrógeno, un gas que normalmente es producido a partir de combustibles fósiles. Esto hace que el proceso en su conjunto sea totalmente limpio y sostenible.
Imitar el proceso de la fotosíntesis
Según afirma el investigador principal Juan Carlos Serrano: «La transformación que queremos desarrollar imita en cierta forma al proceso natural de fotosíntesis que realizan las plantas desde hace millones de años. El gran problema que nos encontramos con el NOTA DE PRENSA CO2 es que es una molécula muy estable químicamente y que, por tanto, es muy difícil de transformar. En este proyecto pretendemos realizar esta transformación de una forma eficiente y medioambientalmente sostenible, aunque eso conlleva una serie de retos«.
Los retos principales del proyecto son, por un lado, conseguir que los dos pasos descritos anteriormente sean eficientes y, sobre todo, que ambos se realicen en continuo, es decir, que constituya un proceso integrado. Una vez conseguido esto a lo largo de las distintas fases del proyecto, estará finalizado este nuevo proceso único, limpio y sostenible capaz de transformar el gas contaminante en carbohidratos aptos para la industria alimentaria o en productos químicos para la industria.
El CO2 es el gas efecto invernadero más conocido. La acumulación de este gas en atmósfera es uno de los principales problemas de nuestro tiempo, ya que supone la principal causa del calentamiento global. De este modo, abordar proyectos científicos que permitan la captura y posterior valorización de este gas constituye uno de los grandes retos de nuestro tiempo.
El proyecto CarboCO2, además de desarrollar un proceso sostenible fomenta la economía circular. La Agenda 2030 contempla en sus 17 objetivos de Desarrollo Sostenible el Objetivo número 13 relacionado con ‘Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos’, por lo que el presente proyecto se alinea con este plan de acción global en favor de las personas, el planeta y la prosperidad.
Conscientes del reto y la responsabilidad que la incorporación de la Agenda 2030 supone, la Universidad Loyola, a través de la Comisión de Desarrollo, formuló en 2019 una propuesta para la incorporación de la agenda 2030 en la universidad, lo que implica abordarlo de forma transversal en las políticas universitarias, así como integrar la Agenda en los distintos ámbitos de acción de la universidad: la formación, la investigación y la extensión universitaria.
El proyecto está financiado por la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresas y Universidad de la Junta de Andalucía, en concreto por la Convocatoria 2018 de ayudas para la realización de proyectos de I+D+I, destinadas a entidades privadas calificadas como agentes del Sistema Andaluz del Conocimiento.
El grupo de investigación Materiales y Sostenibilidad de la Universidad Loyola, liderado por Juan Carlos Serrano, trabaja en otros proyectos relacionados con la conversión de biomasa en biocombustibles, nuevos materiales para el almacenamiento de energía o el diseño virtual de materiales para aplicaciones sostenibles.
https://www.diariovasco.com/sociedad/ciencia/proyecto-transformar-gases-20200401140056-nt.html
29/09/2020
One thought on “Un proyecto para transformar gases de efecto invernadero en un azúcar comestible”
Está muy bien que la gente esté concienciada de que se debe disminuir los gases de efecto invernadero, pero gastar esfuerzos y dinero en convertir el CO2 en azúcar me parece absurdo. Todos sabemos lo perjudicial que es el azúcar para nuestra salud.
La entidad cuenta con el laboratorio multidisciplinar Carbocat que está especializado en la captura, almacenamiento.
R. La captura CO2 es muy interesante por varias razones, la primera es que al disminuir ese gas en la atmósfera también disminuirá el efecto invernadero. Ese gas es muy útil en los viveros, las plantas crecen mejor y si se fabricaran miles de bombas rellenadas con ese gas. Se supone que las llamas necesitan oxígeno para lograr avanzar, pero si en lugar de oxígeno solo encuentran CO2, teóricamente las llamas se apagarán.
Y si las llamas se apagan muy deprisa, eso representa una serie de ventajas: si los incendios están lejos de las zonas apropiadas donde los hidroaviones puedan recoger agua dulce, pues no será ningún problema. El recoger agua supone un peligro a los pilotos, los bomberos también ponen en peligro sus vidas. Los 6000 litros que pueden recoger los CL-415 no son suficientes para apagar los incendios. En fin, que con las bombas de CO2 se mejoraría mucho las extinciones de los incendios.
La Agenda 2030 contempla en sus 17 objetivos de Desarrollo Sostenible el Objetivo número 13 relacionado con ‘Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos’.
R. Puesto que de lo que se trata es de adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos ¿Por qué no se ven vehículos con los nuevos motores de combustión interna que no generan gases nocivos para la salud ni dióxido de carbono (CO2)? Mis felicitaciones a todos los investigadores del Instituto de Tecnología Química (ITQ), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universitat Politècnica de València, y del Instituto CMT. A ver para cuando consiguen hacer esos motores para turismos.
Juan Carlos Serrano, trabaja en otros proyectos relacionados con la conversión de biomasa en biocombustibles.
R. Hace mucho tiempo que se demostró que la energía producida por la biomasa no es nada ecológica, pues produce humo, algo que va en contra de la lucha contra los gases de efecto invernadero. En cuanto a los biocombustibles ninguno de ellos son factibles, el hidrógeno porque la distribución es escasa, los coches que funcionan con hidrógeno son carísimos. Los que van con biodiesel emiten gases tóxicos. Pero existe una alternativa; la energía libre; Una de ellas es el Sistema Q, capaz de abastecer de energía a ciudades completas y que una vez amortizado el equipo, la energía es gratuita (nadie puede superarla). Por lo que todas esas personas que buscan alternativas a los hidrocarburos, han llegado tarde.