2 Febrero, 2022

La lucha frente a las especies exóticas invasoras supone la inversión anual de una gran cantidad de recursos en todo el mundo, para tratar de resolver uno de los problemas ambientales de mayor relevancia en la actualidad. Una situación que, según se prevé, irá a más. Sin embargo, la tecnología ofrece cada vez más posibilidades a la hora de combatir a las plagas invasoras. Una de las últimas iniciativas trata de emplear a un pez robot para luchar contra una de las especies piscícolas exóticas más extendidas por el Planeta.

El medio acuático, especialmente el de agua dulce, es uno de los ambientes más sensibles a cualquier problema ambiental, por supuesto también para el fenómeno de las especies exóticas invasoras. En España, por poner un ejemplo cercano, el Catálogo Español de estas especies recoge, en su mayoría, organismos que afectan directa o indirectamente a las aguas dulces. Sólo en lo que a peces invasores se refiere, se recogen hasta 21 especies distintas. Entre ellas destaca la gambusia (Gambusia spp.), pequeño pez originario de la costa atlántica de los EEUU. Este pez ha sido introducido a lo largo de los cinco continentes, en más de 30 países distintos, como especie con fines ornamentales y, especialmente, para controlar indirectamente diversas enfermedades zoonóticas, aprovechando su gran capacidad como depredadores de mosquitos. En España se liberaron ejemplares al medio acuático en el año 1921 para combatir el paludismo y en la actualidad está presente en gran parte de la Península Ibérica, a excepción del norte cantábrico, además de en Baleares.

Como especie invasora, y al tratarse de un pez depredador y polifágico, produce cambios severos en las condiciones del medio. Contribuye a generar procesos de eutrofización de las aguas, reduciendo la cantidad de oxígeno y provocando la desaparición de organismos básicos de la biocenosis; lo que se traduce en un empobrecimiento de los hábitats acuáticos y en pérdida de biodiversidad. La gambusia es considerada como una seria amenaza para la conservación del equilibrio de las comunidades acuáticas, por lo que ha sido calificada por la UICN como una de las 100 especies invasoras más peligrosas a nivel mundial. El problema sobre esta especie se agrava al no disponerse de medidas efectivas para su control.

En este sentido, un grupo de investigadores de la Universidad de Australia Occidental, en Perth, han diseñado un método un tanto peculiar para tratar de combatir las poblaciones invasoras de gambusias. Han creado un robot que emula ser un ejemplar de perca americana (Micropterus salmoides), enemigo natural de las pequeñas gambusias. El objetivo de dicho diseño es modificar el comportamiento de los peces invasores, puesto que en muchos de los hábitats que han colonizado, carecen de depredadores. Para poder medir el efecto del robot en las gambusias, los investigadores utilizaron doce tanques de agua en los que soltaron media docena de gambusias y seis renacuajos de la rana Litoria moorei, anfibio nativo de Australia, una de sus víctimas más habituales en el país oceánico. Tras una semana de aclimatación, se dividieron los tanques en dos grupos de estudio. En uno de ellos, cada cierto tiempo, se colocaba al pez robot, programado por los investigadores para que reconociese y se abalanzase sobre las gambusias. El otro grupo de tanques, se mantuvo inalterado, sin la presencia recurrente del robot. Los resultados de la experiencia mostraron como las gambusias que interactuaron con la perca robótica terminaron modificando su comportamiento, dejando de explorar los tanques, agrupándose y mostrando una actitud más pasiva y en alerta. Dichas conductas permanecieron incluso cuando el robot no estaba presente. Por el contrario, los renacuajos protegidos por el robot, se mostraron más libres y con mayor comportamiento exploratorio. La presencia de la perca mecánica también tuvo efectos fisiológicos en las gambusias, puesto que debido al estrés, disminuyeron de tamaño y se volvieron más veloces, incluso afectó a su reproducción, bajando considerablemente la cantidad de espermatozoides de los machos.

Esta iniciativa es lo que lo investigadores han denominado “ecología del miedo”. Sin embargo, los autores no planean liberar cientos de robots a diestro y siniestro por ríos o lagos para tratar de controlar a las gambusias. La clave, según ellos, es lo que revela el estudio, el efecto del miedo en estos invasores, algo que se puede aprovechar recurriendo a métodos menos complicados como el desarrollo y aplicación de sustancias que simulen el olor de los depredadores.

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12/03/2023