Paul observa a un puercoespín, momentos antes de ser liberado en el área de conservación Inotawa, que ayuda en la logística al equipo del GERFOR. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

Durante una semana, el fotógrafo Adrián Portugal Teillier siguió los pasos del equipo de la Gerencia Forestal y de Fauna Silvestre de Madre de Dios, y a los voluntarios y trabajadoras del Centro de rescate Taricaya para registrar cómo se rescata y libera a la fauna silvestre que cae en manos de los traficantes de especies o que son tomadas como mascotas.

*Un reportaje fotográfico de Adrián Portugal Teillier para Mongabay Latam.

El achuni o coatí (Nasua nasua) abandona su jaula en medio de la Amazonía y se pierde corriendo entre los árboles. Siete celulares han registrado ese momento hasta perderlo de vista. Las cámaras pertenecen a los miembros de la Gerencia Forestal y de Fauna Silvestre de Madre de Dios, y a los voluntarios y trabajadoras del Centro de Rescate Taricaya. Nadie lo ha dicho en voz alta, pero estas personas son la primera línea de defensa de los animales silvestres en esta región de la selva peruana.

¿Cómo se rescata a una especie del tráfico ilegal?¿Qué hogar transitorio la recibe y la prepara para devolverla a su hábitat (en caso de que sea posible)? Para responder a estas preguntas, seguimos por una semana el trabajo de un equipo de Fauna silvestre de la GERFOR, responsable de proteger a los animales silvestres del tráfico ilegal, del comercio de su carne para consumo humano, o de su utilización como mascotas. Pero también al otro eslabón de la cadena que son los centros de rescate que reciben de la autoridad a estos animales y los evalúan, cuidan y entrenan hasta que puedan readaptarse a la vida en libertad en el monte.

Vista panorámica de la ciudad de Puerto Maldonado, capital de la región Madre de Dios. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

Traficantes en la mira

Nombrada “Capital de la biodiversidad del Perú” por el Congreso, Madre de Dios alberga en sus áreas naturales como Manu, Tambopata o Bahuaja Sonene, a más de 750 especies de aves, 123 especies de reptiles y 2429 especies de plantas. Esta diversidad es su mayor riqueza pero a la vez una causa de riesgo por la amenaza de la minería y la tala ilegal, así como el tráfico de fauna silvestre, lo que está prohibido por la Ley forestal y de fauna silvestre, emitida en el 2011.

La autoridad para combatir estos delitos es la Gerencia Regional de Fauna Silvestre del Gobierno regional de Madre de Dios o, según sus siglas, la GERFOR-MDD. El equipo encargado de la fauna realiza constantes operativos contra la comercialización de especies vivas como monos, loros, boas o tortugas, así como carne de sajino (pécari de collar) o picuro (paca) para el consumo humano. Incluso varias especies como serpientes, aves o lagartos son disecadas y vendidas como amuletos o imaginería a los brujos de la región.

Oficina del equipo de Fauna Silvestre de la GERFOR de Madre de Dios. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

Cada llamada que reciben guarda una historia única sobre el especimen silvestre que deben rescatar. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

Cada día, el equipo de fiscalizadores permanece alerta a cualquier forma de comercialización ilegal de animales silvestres, y esto abunda en las redes. A veces, por ejemplo, establecen contacto con traficantes para seguirles los pasos, como aquel que detectaron la mañana del 14 de mayo ofreciendo a los interesados una víbora disecada. En internet se comercia mucha fauna silvestre, desde adornos de plumas de guacamayo, hasta lagartos disecados, pasando por “carne de monte” como sajino o picuro. En estos casos, se sigue la pista hasta sorprender al vendedor con la mercancía prohibida.

Álex Chipana toma una jaula de su oficina para recoger un mono nocturno que será entregado voluntariamente por sus dueños. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

Suena el celular de la oficina. Alex Chipana atiende la llamada de una pareja que quiere entregar voluntariamente un mono nocturno o musmuqui (Aotus nancymae). Muchas veces, explica el funcionario del Gerfor, los monos entran a las casas en busca de comida y son tomados de mascotas, pero al crecer empiezan a atacar o morder a sus dueños, por lo que optan por abandonarlos o entregarlos a la autoridad. Una mordedura de mono puede ser causante, por ejemplo, de rabia o hepatitis.

Un día distinto, una historia distinta: el dueño de una chacra (pequeña finca rural dotada de vivienda y terreno para el cultivo y la crianza de animales domésticos.) que encontró a su perro muerto y ensangrentado. Al parecer fue atacado por otro animal, al menos las huellas similares a las de un jaguar halladas junto al cuerpo de la mascota indican eso. En seguida suena el teléfono del Gerfor y la voz del otro lado del auricular les pide que busquen al felino, para evitar futuros ataques a humanos o, por el contrario, evitar que alguna persona termine por dispararle con su escopeta al animal.

Pisadas de jaguar en la zona de Triunfo chico. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

Efectivamente, las pisadas son de jaguar, y de acuerdo al diámetro y la profundidad de la huella, se hace un cálculo del peso y medida del animal. Para saber si el jaguar continúa en la zona, se colocan cámaras trampa. De registrarlo, deberán instalar en la chacra una jaula-trampa con una gallina viva dentro. La idea es localizarlo y atraparlo para trasladarlo a un área natural protegida, lejos de la zona urbana, y así evitar el peligro de la confrontación con humanos.

Paul Sequeiros coloca una cámara trampa luego de evaluar por dónde podría pasar nuevamente el jaguar que atacó a un perro en los límites del casco urbano. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.

De vuelta al bosque

Un eslabón crucial en esta cadena de protección animal son los centros de rescate o de refugio de animales silvestres. Son organizaciones privadas que reciben y acogen especies rescatadas. Durante un tiempo las cuidan y entrenan para evaluar en qué momento están listas para conseguir su propio alimento en el bosque. También evalúan su sociabilidad. Los monos, por ejemplo, deben ser liberados en parejas, para defenderse cuando vuelven al monte, narra Magali Salinas, directora de Amazon Shelter, organización que maneja un centro de rescate desde hace más de 14 años y que ha logrado devolver a la vida silvestre a cerca de 120 animales.

En otros casos, hay animales que han sido muy improntados, o acostumbrados a los humanos, por lo tanto nunca podrán conseguir su alimento por sí solos, por lo que no deben ser liberados y tendrán que quedarse en el centro de rescate. Estos lugares suelen sostenerse a base de donaciones, voluntarios o turistas extranjeros, y estudiantes o practicantes de veterinaria.

Magali Salinas y Alex Chipana revisan la documentación para la liberación de un mono machín blanco, que luego de ser entrenado en Amazon Shelter, ya está listo para ser liberado en un área de conservación. Foto: ©Adrián Portugal Teillier.