Por Justin Catanoso/Mongabay Latam

 

Defensa de la biomasa 

Distintos expertos forestales han sostenido durante una década que la industria de la biomasa es el principal error del Protocolo de Kioto de 1997, que clasifica la quema de la biomasa forestal como una fuente de energía renovable, comparable a las energías sin emisiones de carbono, como la energía eólica o solar.

En aquel entonces, la lógica detrás de este argumento era que el carbono liberado a partir de la quema de pellets de madera podía ser compensado mediante la replantación de nuevas especies. Si bien esto es parcialmente correcto, existe una enorme salvedad. Los estudios han demostrado que lograr la neutralidad de carbono, aun si se plantara la suficiente cantidad de árboles nuevos en reemplazo, tomaría entre 50 y 100 años. Esto es, sin lugar a duda, un plazo demasiado largo dado el ritmo acelerado del cambio climático. La propia ONU ha advertido que tan solo nos quedan diez años para lograr una reducción significativa de las emisiones. Caso contrario, enfrentaremos las consecuencias catastróficas del calentamiento global.

Sin embargo, en la actualidad, y con beneplácito de la ONU, los países continúan quemando biomasa forestal sin contar la cantidad real de emisiones generadas, de conformidad con el compromiso asumido en el Acuerdo de París. De este modo, solo se realiza una contabilidad falsa o “en los papeles”. Distintos estudios han demostrado que, en verdad, la biomasa contamina más que el carbón, porque se precisa una mayor cantidad de biomasa cuando se utilizan pellets para generar la misma cantidad de energía que el carbón.

Sin embargo, la industria de la biomasa sostiene que sus detractores no comprenden la situación. En audiencias públicas, declaraciones e informes científicos propios, distintos actores del sector destacan que esta actividad representa una alternativa más ecológica y amigable con el clima respecto de la combustión de carbón. Las empresas argumentan, por ejemplo, que no realizan la tala completa de los bosques, sino que más bien “gestionan” la explotación de manera que el secuestro de carbono no se vea perturbado. Sin embargo, los defensores de los bosques que supervisan esos métodos de explotación cuentan una historia muy diferente.

“Si bien nuestra industria aprecia el control estricto y el debate acerca de ciertas cuestiones”, sostuvo en una declaración Seth Ginther, director ejecutivo de U.S. Industrial Pellet Association, “es importante para nosotros reconocer y aceptar que hemos alcanzado un punto crítico en el que la inmensa cantidad de datos, pruebas e investigaciones revisadas por pares señalan que la biomasa sostenible es parte de la solución del cambio climático”.

Dado que los países de la UE se encuentran obligados por ley a reducir sus emisiones de carbono cada año, la postura a favor de la biomasa de Ginther parece predominar; no así la que mantienen ambientalistas y ecólogos forestales. Actualmente, cerca del 60 % de la energía renovable generada por la UE no proviene de la energía eólica o solar, sino de la quema de biomasa. Principalmente, de aquella generada a través de los pellets de madera obtenidos de árboles enteros y de desechos madereros.

Instalaciones de quema de biomasa forestal de Enviva en Northampton, Carolina del Norte. Imagen cedida por Dogwood Alliance.

Oposición en los Países Bajos

A principios de julio, los ambientalistas tuvieron motivos de festejo en su lucha contra el uso de biomasa. El Consejo Económico y Social (SER) de los Países Bajos, un órgano independiente conformado por líderes empresariales, académicos y distintas ONG, recomendó al Parlamento de ese país que eliminara gradualmente el uso de biomasa para la generación de electricidad y calefacción. Cabe recordar que este país obtiene actualmente un 61 % de su energía renovable de este modo.

Asimismo, el SER recomendó que se continuara utilizando biomasa, aunque en menores cantidades, para la producción de químicos innovadores, bioplásticos y biohormigón, en vez de utilizar combustibles fósiles para aquellos propósitos limitados. El gobierno neerlandés decidirá en los próximos meses cómo o, mejor dicho, si incorpora estas recomendaciones en sus leyes de mitigación del cambio climático. Estas prevén la reducción en un 49 % de las emisiones de carbono para el año 2030.

Almuth Ernsting, junto a Biofuels Watch de Escocia, ha dedicado los últimos 10 años a ejercer presión en contra del uso de la biomasa en la UE. La activista tildó la solución propuesta por el SER de “compromiso imperfecto”. En diálogo con Mongabay, sostuvo: “si el gobierno neerlandés acepta las recomendaciones y las implementa, eso enviaría un fuerte mensaje a otros países de la UE [en materia de biomasa]. Los Países Bajos son uno de los jugadores más importantes dentro de Europa y en el contexto internacional también. Si [el informe del SER] se traduce en un cambio político significativo, esto marcaría una gran diferencia”.

Esa diferencia podría, por ejemplo, salvar los bosques de Europa del Este. Según Martin Luiga de Forest Aid Estonia: “Las tasas de tala en Estonia son demasiado altas como para proteger el clima. La mayor parte de nuestras especies en peligro son especies que habitan los bosques. Existe una gran preocupación en la sociedad civil respecto de la intensidad de las talas. No obstante, el humor político que prevalece es el del aumento de los volúmenes de explotación forestal. La reducción de la demanda de pellets podría contribuir en gran medida a mitigar la situación y, en consecuencia, a proteger los bosques estonios”.

Pilas de troncos en Amgu, Siberia. En la actualidad, EE. UU., Rusia y Canadá son los principales proveedores mundiales de pellets de madera para la producción de energía. Foto ©Sergey G. Surmach

Revisión de la directiva RED

Rita Frost, directora de campaña de la ONG Dogwood Alliance, con sede en Carolina del Norte, también ha centrado sus esfuerzos en lograr que los Países Bajos adopten una nueva postura respecto de la biomasa. Esto incluye apuntar a la Directiva (UE) de energías renovables (RED), que establece que la quema de pellets de madera es neutra en carbono y una forma legítima de reducción de las emisiones.

“Todo se remonta al problema con la RED y a la creencia de que existe la biomasa sostenible”, comentó Frost a Mongabay. “La industria ha utilizado eficazmente este argumento en Suecia, Finlandia y los Países Bajos, que llevan adelante prácticas de gestión forestal intensivas. Y cuando [esos gobiernos] miran la fuente de suministro [de pellets de madera] que proviene de Estados Unidos, no identifican problemas en eso. Sin embargo, gracias a nuestro trabajo, y al trabajo que realizan los países bálticos, sabemos que el panorama es muy diferente en el terreno, donde hemos documentado una gran pérdida forestal”.

Los defensores del medioambiente han ganado algunas victorias más pequeñas en los últimos años, sobre todo en Reino Unido, lo cual ha servido para limitar los subsidios y la expansión de Drax, la enorme planta de quema de pellets. Así, se ha logrado dejar en suspenso la instalación de nuevas plantas de biomasa en la UE.

Por otra parte, a nivel político, los subsidios otorgados por el Reino Unido a Drax en 2007 para la quema de biomasa caducarán en 2027. La renovación de esos subsidios (o no) dependerá de la presión política que la empresa ejerza para lograr sus objetivos. Según una investigación realizada por la ONG Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC), catorce países de la UE actualmente brindan subsidios al sector bioenergético. Sin embargo, no es posible conocer a ciencia cierta hasta cuándo los contribuyentes continuarán brindando su apoyo al sector.

La central eléctrica Drax del Reino Unido, la mayor consumidora de biomasa leñosa del mundo para la producción energética. Una cantidad inmensurable de carbono generada a partir de la quema de pellets de madera es liberada a la atmósfera en Drax, agravando de este modo el cambio climático. Crédito de la foto: DECCgovuk en VisualHunt/CC BY-ND.

Cuando la industria de la biomasa promociona el uso de pellets de madera, el público a menudo imagina que el producto se consume en pequeñas estufas domésticas. Sin embargo, la realidad es muy diferente y el consumo es mayor: la quema industrial de pellets para la generación de electricidad se produce a gran escala, tal como puede apreciase en la central eléctrica de Drax, en el Reino Unido. Crédito de la foto: nican45 on Foter.com / CC BY-NC-SA.

En definitiva, los detractores de la biomasa reconocen que el verdadero cambio depende de la revisión de la Directiva (UE) de energías renovables (RED) y de colmar la laguna legal que existe actualmente en materia de neutralidad de carbono. En la Cumbre de Madrid sobre el Cambio Climático, Franz Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la UE y político neerlandés, sostuvo en conversación con Mongabay que la posición actual de la RED respecto de la biomasa, a la luz de los recientes estudios científicos, debe ser revisada. Según Timmermans, esto podría ocurrir durante el 2021.

“Es preciso examinar detenidamente la cuestión de los biocombustibles”, sostuvo en Madrid. “Debemos cerciorarnos de que lo que hagamos con los biocombustibles sea sostenible y de que no genere aún más daño”.

Almuth, de BioFuels Watch, considera que los comentarios de Timmermans son un soplo de esperanza. Sin embargo, destaca que los científicos y los ambientalistas deben trabajar más duro para lograr un cambio en la opinión pública y para crear la voluntad política, de cara al crecimiento constante que se registra en la industria de la biomasa, cuya presión y ganancias son cada vez mayores.

“Todo cambio legal a la Directiva RED requiere de la aprobación de la mayoría de los estados miembros [de la UE], o de 15 o 27 países”, sostuvo Almuth. “Se necesitará mucha sensibilización y campaña para hacerlo posible. Es por eso que el próximo debate en los Países Bajos y los argumentos políticos que en él se esgriman en torno a la biomasa y a la neutralidad en términos de carbono resultan tan importantes”.

Este artículo fue tomado de: https://es.mongabay.com/2020/11/son-los-bosques-el-nuevo-carbon-suena-la-alarma-mundial-con-el-aumento-de-la-quema-de-biomasa/

¿Son los bosques el nuevo carbón? | Mundo hoy (semana.com)

8/01/2021