Represión en Sevilla Fosa de La Algaba: no hay fusilados, todos murieron de hambre y frío en un campo de exterminio franquista en Sevilla

La represión del campo de Las Arenas fue terrible: ninguna de las víctimas, que serán exhumadas, tenía orificios de bala.

Trabajos en el campo de las Arenas. — J.G.

 

Sevilla. 29/05/2021. 

María Serrano@marserranov

«Restos de los cadáveres enterrados sin cajas, hacinados y sepultados como animales. Aterra ver las fotografías de lo ocurrido» aquellos días de posguerra. En Andalucía se construyeron más de medio centenar de campos de concentración para el trabajo esclavo de presos políticos. Muchos vivieron en las peores condiciones de trabajo, higiene y hacinamiento. Sin embargo poco se conoce de uno en particular, un campo de exterminio, ubicado en el municipio de la Algaba (Sevilla), conocido como las Arenas, que comienza esta semana los trabajos de exhumación de sus 144 víctimas.

Sus presos eran «mendigos» reincidentes «tratados como presos políticos en la dictadura franquista en la medida que las autoridades los encarcelaban y actuaban las autoridades de los vencedores nunca Tribunales de Justicia». María Victoria Fernández Luceño, historiadora experta en este campo señala a Público que aquellos reclusos «no los castigaban y encerraban por delincuentes sino por su forma de vida». No se puede decir a medias tintas. Era lo que se conocía en la Alemania Nazi como un campo exterminio.

Luceño afirma con rotundidad que «en los documentos del Archivo Municipal [se refleja] que el médico informó de que no le dejaban el régimen hospitalario a los enfermos necesitados de cuidados especiales. Tampoco que fueran hospitalizados». Todos murieron entre agosto de 1941 y diciembre de 1942. En la fosa de las Arenas hay 144 víctimas de varias nacionalidades, entre ellos algún portugués y otro argelino.

Juana González nunca conoció a su tío, Juan Luis Monge, pero sí el dolor de por vida de su abuela que nunca olvidó «como a su niño se lo llevaron en un coche desde Chucena, Huelva, y nunca más se supo de su paradero». Francisca, abuela de Juana, intentaría en aquellos años del hambre conocer, descifrar dónde estaba. «Sabía que el alcalde franquista que llegó después de la guerra había dado la orden de quitarlo de en medio. No hacía daño a nadie, pero tenía una discapacidad intelectual y no tuvieron piedad», aclara Juana a Público.
Juan Luis paseaba por las calles del pueblo. «Se paraba con las vecinas, a veces se sentaba con ellas, pero aquello que hicieron no tuvo nombre y era imposible en aquellos días de la dictadura meterse a investigar». Juan Luis tenía 18 años y murió en el campo de las Arenas el 7 de mayo de 1942.

Plano del campo de concentración de Las Arenas (Sevilla) realizado por la historiadora Mª Victoria Fernández Luceño (Publicado por El Español)

 

La misma edad tenía Manuel Pereira Buzón, natural de San Pedro de Ancorados, en Pontevedra, cuando muere en el campo de las Arenas sin conocer qué ocurrió en su viaje a Cádiz, donde quería embarcarse en busca de una vida mejor. Fina destaca a Público que «Manuel era su tío por parte de padre. Sabemos que se marchó muy joven para irse a Cádiz. No sabemos bien qué ocurrió en aquel viaje, dónde acabó y menos las circunstancias que lo llevaron a aquel campo» en el que murió el 14 de julio de 1942.

Gracias a la Asociación Comarcal Pro Memoria Democrática Vega Media del Guadalquivir se han logrado rescatar a algunos familiares, pero sin apenas datos de aquel proceso ni qué ocurrió para morir en las peores infecciones en aquel campo de muerte. «Ha sido y sigue siendo un trabajo muy complicado, porque han pasado muchos años y por las especiales circunstancias personales en que vivían muchas de las víctimas del campo de exterminio», destaca Celestino Sánchez-Espuelas Gutiérrez, secretario de la Asociación. «Nos hemos tenido que poner en contacto con los ayuntamientos de procedencia de las víctimas, comunicarles los datos de que disponíamos de las personas fallecidas y si nos podían aportar información sobre posibles familiares».

La Asociación no ha podido rescatar muchos datos por la falta de contacto entre unas generaciones y otras, pero es real que cuando conocen la historia «les impresiona cuando se enteran de las circunstancias en que fallecieron de hambre, frío, enfermedad y faltos de cuidados».

Gracias a los registros civiles, donde están identificadas las víctimas, se ha podido conocer por ejemplo como el tío de Juana acabó en el campo de exterminio y murió el 7 de mayo de 1942 de tifus exantemático. «Cosas así te impresionan y te sobrecogen, pero te dan ánimos para seguir trabajando en la recuperación de la memoria y de dignificación de las víctimas».

Juan Manuel Guijo, arqueólogo encargado de la localización, exhumación e identificación de víctimas en el campo de las Arenas, señala a Público que «los reclusos de Las Arenas representarían en la mayor parte de los casos un grupo humano muy dañado por la enfermedad y el hambre antes de su realojo».

El equipo evidencia cómo va a encontrar «esqueletos que no deben tener muchas afecciones por violencia directa dado que las víctimas sufrieron un total abandono hasta que su resistencia por la enfermedad o el hambre se quebró». Al estar muchas de estas personas vinculadas a la marginalidad, muchos de los daños que presenten se podrían deber a esas etapas anteriores. «Posiblemente nos podamos encontrar a un grupo humano terriblemente castigado. Desconocemos si en el encierro sufrieron además otro tipo de malos tratos» concluye Guijo.

Es relevante conocer «procesos infecciosos, traumas, repercusión del hambre y otras evidencias que permitan ver un deterioro físico». En ninguno de los casos se encontrarán orificios de salida ni fusilados, como ocurre en la mayoría de fosas.

La necesidad de este trabajo en su primera fase se centrará en «exhumar todo lo posible, pero tendrá que haber otra si el depósito se conserva razonablemente bien». El objetivo esencial además de exhumar lo posible es evaluar la cantidad de sujetos que se pueden encontrar allí. «Deberían ser unos 144, pero la actividad funeraria del espacio puede haber provocado daños», señala el informe arqueológico previo.

Restos del campo de concentración para indigentes, dependiente del Ayuntamiento de Sevilla, de Las Arenas

 

Es imprescindible que la ciudadanía conozca que fueron las «autoridades sevillanas, gobierno civil y ayuntamiento las que hicieron desaparecer a la población molesta de los pobres vencidos en la guerra civil», señala la investigadora Luceño. Más de 140 hombres de distintas edades que en unos diez meses «fueron encerrados en un terreno con vallas y personal de vigilancia para que no escaparan y así fueron condenados a morir de frío, hambre y enfermedades«.

Santiago Benítez Castro, hermano de abuelo Francisco Benítez Castro, se encuentra entre las víctimas. Ignacio Benítez, catedrático de la Universidad de Jaén, señala: «Me he enterado hace poco y me encuentro consternado por la noticia. Si sabían algo, nunca lo dijeron», aclara. Es la radiografía de la represión: silenciar el rastro y no dejar que nunca las historias pudieran salir a la luz. «Ambos nacieron en Alhama de Granada, pero primero vino la guerra y luego la posguerra, donde con el miedo y la ruina no se podía hablar». Su tío Santiago Benítez parece que no tenía pareja ni hijos.

«Si algún hermano sabía algo de su vida se lo llevó al otro mundo» De forma que cayó en el olvido. Ignacio señala a Público que «este campo de exterminio, como así fue, es un ejemplo de las barbaridades que se practicaron en la aplicación de la ley de vagos y maleantes, que consideraba cómo peligroso a estos méndigos» que pasaron las peores situaciones de carestía y que hoy «merecen recuperar su dignidad como seres humanos».

Las cifras

  • 24 horas. Ese es el tiempo que tardaron los militares sublevados en abrir el primer campo de concentración. El lugar elegido fue la histórica alcazaba de la ciudad de Zeluán, 25 kilómetros al sur de Melilla, en el territorio del Protectorado español en Marruecos.
  • 298 campos de concentración. Esa es la cifra de campos que hemos logrado documentar hasta ahora. Se trata de un dato provisional. De hecho, desde que publicamos el libro «Los campos de concentración de Franco» hemos logrado identificar dos nuevos campos en Villar del Arzobispo (Valencia) y Son Granada (Llucmajor, Mallorca, Islas Baleares). En realidad se trata de un número superior ya que algunos de estos 298 eran complejos concentracionarios formados por varios campos. Es el caso de la ciudad de León en la que se estableció un campo central en el monumental Hostal de San Marcos y otros tres de menor tamaño en Hospicio, el Colegio Ponce y Santa Ana. Algo similar ocurrió en Alicante, Guadalajara, Irún, Cáceres, Cartagena, Pamplona, Murcia y también en Bilbao, donde el campo principal se abrió en la Universidad de Deusto, del que dependían los prisioneros encerrados en la plaza de toros de Vista Alegre y en la Escuelas del Patronato de San Vicente de Paúl.
  • Entre 700.000 y un millón de españoles pasaron por los campos de concentración franquistas. Los propios informes del Ejército franquista nos indican que solo en abril de 1939 había un mínimo de 500.000 hombres y mujeres encerrados en campos.
  • Miles de muertos. Resulta imposible dar una cifra real de los hombres y mujeres que perecieron en los campos de concentración franquistas. Obviamente no quedó constancia documental de los miles de prisioneros que fueron asesinados extrajudicialmente. Además, solo una pequeña parte de quienes fallecían por enfermedades, hambre, frío o malos tratos eran inscritos en los registros civiles o parroquiales. A pesar de las dificultades para disponer de estadísticas fiables, contamos con algunos datos parciales muy significativos que sí han podido ser verificados. A todos ellos habría que anteponer un «al menos», ya que los testimonios orales y otros indicios documentales señalan que hubo muchas víctimas más:
    • 827 ejecuciones en los primeros meses de funcionamiento de los campos de concentración abiertos en la ciudad de Santander.
    • 278 prisioneros del campo de concentracón de Ferrol (A Coruña) «paseados» y fusilados.
    • 138 muertos en Albatera (Alicante), solo en abril de 1939, por hambre y enfermedades.
    • 115 «paseados» y ejecutados en El Mogote, Tetuán (Protectorado de Marruecos).
    • 144 fallecidos de hambre y enfermedades en el campo de Las Arenas en La Algaba (Sevilla).
    • 234 fusilados o muertos por traumatismos y enfermedades en el campo de concentración de Camposancos en La Guardia (Pontevedra).
    • 157 fallecidos en Miranda de Ebro (Burgos) por hambre, enfermedades y disparos de arma de fuego.
    • 100 fusilados en el pequeño campo de concentración del Caserío de Zaldívar, ubicado en Casas de Don Pedro (Badajoz).
    • 66 muertos por enfermedades, 3 por disparos de arma de fuego y uno por «asfixia en suspensión» en Aranda de Duero (Burgos).
    • 87 fusilados en el campo de concentración del manicomio de Alcalá de Henares (Madrid).
    • 366 fallecidos en el campo de concentración de la Universidad y el Hospital de Deusto (Bilbao).
    • 265 prisioneros procedentes de diversos recintos vascos fallecieron en el hospital-campo de concentración de Guernica (Vizcaya).
    • Entre 1.384 y 2.952 «paseados», ejecutados y fallecidos por hambre y enfermedades en el campo de concentración de San Marcos en León.

Si a estas cifras añadimos los 1.800 prisioneros que, como mínimo, fueron asesinados en el fugaz campo de concentración abierto el 14 de agosto de 1936 en la plaza de toros de Badajoz, ya ascendería a 6.000 víctimas mortales en apenas una quincena de recintos. Es cierto que el número de muertes en otros centros fue notablemente inferior, pero también existieron lugares como Los Almendros o la mayor parte de los establecimientos andaluces en los que fallecieron centenares de prisioneros de los que no quedó constancia documental alguna. Igualmente sabemos que campos como los de Albatera, en Alicante, Higuera de Calatrava, en Jaén, o Moncófar y Sot de Ferrer, en Castellón, cuentan con fosas comunes que aún no han sido excavadas. En cualquier caso, con las cifras de que disponemos y teniendo en cuenta la enorme cantidad de campos en que hasta ahora ha sido imposible realizar un recuento fiable, es improbable que el resultado final no supere con creces la cifra de 10.000 fallecidos aportada en anteriores trabajos de investigacin.

  • Andalucía fue la región que albergó más campos de concentración, 52. En este ránking del horror le siguen la Comunidad Valenciana con 41, Castilla la Mancha con 38, Castilla y León con 24, Aragón con 18, Extremadura con 17, Madrid con 16, Cataluña con 14, Asturias con 12, Galicia y Murcia con 11, Cantabria con 10, Euskadi con 9, Baleares con 7, Canarias con 5, Navarra con 4, La Rioja con 2 y Ceuta, junto a las antiguas colonias españolas en el norte de África, con 5.
  • Se utilizaron edificios o terrenos rodeados de alambradas. En torno al 15% de los campos de concentración franquistas se abrieron en conventos, monasterios, castillos y otros edificios de alto valor histórico. Un 12%, en fábricas, almacenes o industrias conserveras abandonadas. Un porcentaje similar se instaló en cuarteles y fortalezas militares. Cerca del 10%, en plazas de toros, campos de fútbol, hipódromos… Un 9%, en centros escolares, manicomios, lazaretos * y otros edificios civiles. El mayor número, entre un 25 y un 30% del total, surgió de la nada, en espacios abiertos donde se construyeron barracones, se levantaron tiendas de campaña o se dejó, simplemente, que los prisioneros permanecieran a la intemperie.

* Recinto sanitario que se dedica a la observación y tratamiento de desinfección de personas que pueden ser portadoras de una enfermedad contagiosa

https://www.publico.es/politica/campo-exterminio-fosa-algaba-sevilla.html?utm_medium=email&utm_campaign=Casado%20se%20crece%20con%20las%20encuestas%20pero%20el%20PP%20teme%20que%20Snchez%20recupere%20fuerza%20tras%20la%20pandemia&utm_content=Casado%20se%20crece%20con%20las%20encuestas%20pero%20el%20PP%20teme%20que%20Snchez%20recupere%20fuerza%20tras%20la%20pandemia+CID_a5827439667c8b0d730d8262f02a1cf7&utm_source=Campaign%20Monitor&utm_term=Fosa%20de%20La%20Algaba%20no%20hay%20fusilados%20todos%20murieron%20de%20hambre%20y%20fro%20en%20un%20campo%20de%20exterminio%20franquista%20en%20Sevilla

http://www.loscamposdeconcentraciondefranco.es/cifras

12/06/2022