Por Rubén Marco

 

Pero sería en la temporada 2006 cuando se lograría justificar plenamente la incorporación de las parejas de Tenerife al proyecto de cría en cautividad.

Esa temporada disponíamos en Tafira de cinco parejas reproductoras de Gran Canaria. De ellas, dos parejas eran ya viejas, con hembras de unos 8 años de vida, y las otras tres parejas eran demasiado jóvenes para criar, pues apenas acababan de cumplir un año de nacidas. Una de estas parejas, sorprendentemente, realizó una puesta con un huevo fértil; ésta fue la primera vez que pudimos observarlo en cautividad en parejas tan jóvenes. Ese huevo fértil fue colocado a una hembra de Tenerife que incubaba su propia puesta. Mientras, la pareja de Gran Canaria se afanaría en la construcción de un nuevo nido.

Por entonces, en uno de los nidos que eran estudiados por el personal investigador en la Reserva de Inagua se produjo una puesta. El nido, aunque con gran dificultad, resultaba accesible, y puesto que, tal como se había diseñado en el protocolo de colecta de puestas para este año, contábamos ya con un amplio número de nidos (siete) estudiados previamente, decidimos realizar la primera experiencia en los términos planteados en el Plan de Recuperación. Se extrae la puesta y se traslada al Centro de Cría de Tafira con máxima rapidez y cuidado. En Tafira podemos comprobar que solamente uno de los huevos es fértil y se le coloca a la misma hembra tinerfeña que ya incubaba el huevo fértil de Gran Canaria.

Días más tarde se produce la simultánea eclosión de los dos huevos adoptivos. Ambos serán criados a la perfección por la madre chicharrera. Los pollos resultaron ser dos hembras que pasarán a engrosar también nuestro joven y prometedor plantel reproductor.

Pruebas genéticas determinarán la idoneidad de los emparejamientos para conseguir la necesaria diversidad de genes.

Mientras todo esto ocurre en Tafira, en la Reserva de Inagua la pareja donante de los huevos realiza una puesta de reposición de la que nacerán dos pollos. El seguimiento de ese nido confirma que ambos llegaron a volar.

La experiencia piloto de extracción de puestas y uso de amas de cría ha funcionado. Esto abre expectativas muy interesantes para la cría de un suficiente número de pollos cada temporada. Esos pollos, en el momento óptimo tras su emancipación y tras comprobarse su estado sanitario libre de patógenos, serán reintroducidos en los lugares que resulten más apropiados tras los estudios de campo que se llevan a cabo en la actualidad.

En menos de dos años hemos conseguido crear unas herramientas para la cría en cautividad que funcionan. Además disponemos de personal entrenado que las maneja con eficacia, pues, no en vano, los cuatro pollos de Gran Canaria que nos han nacido en los últimos tres años han sobrevivido hasta la fecha, así como la casi totalidad de los nacidos de Tenerife con los que se han experimentado métodos alternativos de cría. Por ello somos optimistas de cara a conseguir que este aspecto del Plan de Recuperación del Pinzón Azul de Gran Canaria cumpla las expectativas para las que se diseñó.

 

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