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Chris Molinos-Hennerley, profesor-tutor de español para extranjeros
Vanni es una tradición que se practica en algunas zonas rurales de Pakistán y que consiste en entregar a chicas menores de edad como compensación cuando hay una disputa. Esto sucede bajo la supervisión de los ancianos de la tribu o del pueblo, y que reciben el nombre de “Jirga”. Esto es algo ilegal, pero sigue sucediendo de vez en cuando.
Parece como si fuera un matrimonio forzado, pero en realidad es una condena de por vida para la chica porque tiene que servir incondicionalmente al hombre a quien ha sido entregado. La esclavitud sería la mejor palabra para referirnos a esto. Las chicas se tienen que enfrentar a todo tipo de abusos, carecen de voz y a nadie les importa una mierda lo que pueda ser de ellas.
Recuerdo una vez que entrevisté a un hombre joven que había herido a otra persona con un cuchillo, y más tarde el mismo joven aceptó en la comisaría de policía/juzgado entregar a su hermana pequeña de tan solo 13 años al hombre herido como compensación.
Cuando oí su historia me quedé helado al pensar en su hermana y en esta tradición que permite semejante barbaridad. No tengo palabras para expresar la crueldad de cada una de las personas que participan en esta atrocidad.
Para ellos, las chicas no son seres humanos sino una especie de bien con el que usar cuando se meten en problemas. ¡Cobardes!
Para aquellos que crean que debería mencionar algo bonito y agradable que solo ocurra en mi país, la respuesta es que no puedo. Esto es algo mucho más importante y que necesita ser narrado y concienciar para que no ocurra más. Sigue ocurriendo en la actualidad, y vidas inocentes quedan arruinadas para siempre.
Fíjate en ellas; estas dos chicas menores de edad han sido recientemente usadas como moneda de cambio para ajustar disputas en algún lugar de Pakistán.
Que falta de respeto para los niños, las mujeres y la humanidad.
Debemos hablar y actuar contra esta vileza para asegurar la seguridad y el honor de las niñas y las mujeres. No importa que se trate de una tradición que apenas se practique, sigue siendo inaceptable.
Debe terminar para siempre.
2 Comments
Rubén Torres
3 años agoEstá visto que cada uno tiene su propio criterio. Al parecer Chris Molinos-Hennerley esa tradición es inaceptable, pero creo que no la ha meditado suficiente.
Yo no acepto ninguna tradición, ya expliqué mis motivos en los artículos sobre tradiciones, por lo no las voy a repetir aquí.
Este señor por lo visto no se ha preguntado ¿qué pasaría si no hubiese entregado a su hermana? Yo no sé la respuesta, lo que sí sé es que conociendo las atrocidades que se han hecho y se siguen haciendo por las estúpidas creencias de millones de idiotas, es muy probable que el daño o las consecuencias serían mucho peores.
A veces nos tenemos que enfrentar a dilemas como por ejemplo: si tienes a dos de tus hijos que se están resbalando por una ladera que da un precipicio y solo te da tiempo a salvar uno ¿a cuál salvarías?. Pues eso es aplicable a esa tradición. Uno debe tomar decisiones drásticas.
Por otro lado, si la venta, intercambio o cesión de niños/as estuviese supervisado por personas con buen criterio para que verifiquen que no se los maltrata, ni esclavizan, que les dan juguetes, que se les permite relacionarse con otros niños, que se les da cariño, etc. pues no lo veo tan malo.
Meri
12 meses agoLos mexicanos están pagando muy caro el ser borregos ignorantes al no votar en blanco cuando se producen elecciones. Una de las consecuencias de ello es que hay una pobreza extrema, tanto es así que a muchas personas les ha dado por robar el gas de los conductos. A esa actividad les han puesto un nombre: huachigás, que junto al robo de gasolina (huachicool) pues aumentan considerablemente su poder adquisitivo. Pues ¿a quién le gusta vivir en la miseria? Por no hablar de los secuestros, narcotráfico, robos, extorsiones, etc.
Con lo fácil que sería cambiar la vida de los mexicanos si quitaran de en medio a todos sus políticos y pusieran al frente las personas adecuadas que las dirijan y que sean resolutivas. Entonces ya no habría ninguna necesidad de delinquir si todos tienen una buena calidad de vida.