Sustancias peligrosas

ATLAS DE LOS PESTICIDAS 2023

En el transcurso de la historia han ocurrido graves hambrunas y turbulencias económicas a causa de las malas cosechas. Las personas siempre han luchado contra este desafío existencial usando, por ejemplo, ciertos métodos agrícolas y rotaciones de cultivos para evitar las malas hierbas y las plagas. Durante la revolución industrial surgieron los primeros plaguicidas químicos sintéticos, creados con el propósito de proteger los cultivos y reducir la carga de trabajo. A partir de la década de 1940, la industria química comenzó a comercializar plaguicidas de amplio espectro, que eran venenosos para grupos enteros de organismos e inicialmente demostraron ser mucho más eficaces que las sustancias que habían estado disponibles hasta entonces. El uso de pesticidas en el mundo creció sostenidamente durante décadas y, entre 1990 y el 2017, aumentó aproximadamente un 80%. La interacción entre plaguicidas, fertilizantes y avances tecnológicos provocó un cambio fundamental en la producción agrícola. Como las personas agricultoras mantenían a raya las plagas y las enfermedades usando pesticidas en lugar de rotar y combinar los cultivos, se generalizaron los monocultivos, es decir, la producción de una sola variedad de cultivos en el mismo terreno. En consecuencia, la agricultura industrial en la actualidad depende de los pesticidas y, en gran medida, es inconcebible sin ellos. Los insumos de capital intensivo aumentaron las cosechas en muchos países industrializados a partir de la década de 1950. Así, la oferta de productos agrícolas creció mucho más rápido que la demanda, lo que produjo una reducción de precios en los productos agrícolas, que son cada vez más baratos, mientras que los salarios de los campesinos y los trabajadores agrícolas han disminuido.

No solo aumentó la cantidad de pesticidas utilizados en todo el mundo, sino también la investigación científica sobre sus efectos. Los expertos tienen cada vez más conocimiento acerca del modo en que los pesticidas afectan la salud humana y contaminan el medioambiente.

En la actualidad, el consumo de pesticidas en todo el mundo es de 4 millones de toneladas. La mitad de las sustancias empleadas son herbicidas, que se usan para erradicar malezas; aproximadamente un 30% son insecticidas, que se usan contra los insectos que dañan las cosechas; y aproximadamente un 17% son fungicidas, que se aplican contra las infestaciones de hongos. El tamaño del mercado mundial de pesticidas alcanzó un valor de casi 84.500 millones de dólares en el 2019, con un crecimiento anual de más del 4% desde el 2015. En los próximos años, el ritmo de crecimiento podría seguir aumentando. En el 2023, se espera que el valor total de todos los pesticidas utilizados crezca a un ritmo del 11,5%, con lo que alcanzará casi 130.700 millones de dólares. Son muchos los factores que han contribuido a este aumento, como la degradación del suelo y la pérdida de la biodiversidad. La crisis climática puede ser otro factor que propicie el uso de pesticidas. Un estudio de la Universidad de Seattle en Estados Unidos concluyó que la actividad de los insectos en regiones agrícolas aumentará junto con las temperaturas. Esto producirá pérdidas en cultivos de arroz, maíz y trigo de entre un 10% y un 25% por cada grado Celsius que aumenten las temperaturas. Hay motivos importantes: por ejemplo, la crisis climática está alterando las poblaciones de plagas y la proporción de plagas en relación con los insectos benéficos. Los insectos buscarán condiciones adecuadas para ellos y se trasladarán a otras zonas donde no tengan enemigos naturales. Esto hará que sus poblaciones crezcan, lo que provocará más daños en los cultivos. Además, la capacidad natural de las plantas para combatir las plagas se reduce debido al estrés vinculado al cambio climático.

Según la región y la fase de desarrollo industrial, el uso de pesticidas tiene diferentes intensidades. La década de 1960 se considera la era de la “revolución verde”, que se concibió con el propósito de aumentar la producción agrícola, particularmente en el Sur Global, a través del uso de plaguicidas, fertilizantes, cultivos de alto rendimiento e irrigación. En retrospectiva, algunas organizaciones de la sociedad civil y algunos miembros de la comunidad científica consideran la “revolución verde”como el inicio de un mal desarrollo agrícola, que llevó a muchas personas agricultoras a situaciones desesperadas.

Una pequeña cantidad de corporaciones del Norte Global se reparten el mercado de miles de millones entre ellas.

 

En el Sur Global, muchas personas se han endeudado para comprar medios de producción que son costosos. Debido a los altos márgenes de ganancias y a una insuficiente regulación gubernamental, el comercio de pesticidas ilícitos ha aumentado en los últimos años, y la venta de plaguicidas falsificados también se ha convertido en un negocio rentable: en los primeros meses del 2020, se capturaron pesticidas ilegales por un valor de 94 millones de euros en la Unión Europea (UE) y en otros seis países fuera de la UE, como Colombia, Suiza y Estados Unidos. El uso de este tipo de pesticidas pone en peligro especialmente a los trabajadores agrícolas, pues es probable que sus ingredientes y sus concentraciones no se reflejen o se representen de manera adecuada en las etiquetas, con lo cual sus efectos y su toxicidad son impredecibles.

Una vez aplicados, los pesticidas no se quedan en su lugar: contaminan el medioambiente y contribuyen a generar desequilibrios en el ecosistema. Según nuevas investigaciones, los pesticidas favorecen incluso a la contaminación con microplásticos cuando los ingredientes activos se encapsulan de manera intencional para que se liberen más lentamente. Un desafío clave para los gobiernos es informar a los agricultores de todo el mundo acerca de los peligros de los pesticidas, tomar medidas que los protejan y facilitar alternativas de protección de cultivos más razonables que el control químico de las plagas.

Si bien abundan ideas al respecto, la investigación en temas tales como el manejo ecológico de plagas sigue recibiendo muy poca financiación.

Si bien los neonicotinoides se aplican en dosis menores que los pesticidas convencionales, son sumamente tóxicos. Han producido una reducción anual del 3% de aves insectívoras

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https://www.tierra.org/wp-content/uploads/2023/04/Atlas-pesticidas-Amigos-Tierra.pdf

21/08/2023