Estimado Lector,

Ya se sabía que la inflamación crónica está detrás de numerosas afecciones físicas, pero ahora un nuevo estudio la ha relacionado con una grave enfermedad cognitiva. En este boletín descubrirá cuál es y, lo que es mejor, cómo puede hacerle frente.

Y precisamente para acabar con la inflamación, sobre todo si es generalizada, muchas personas acuden a los fármacos antiinflamatorios pese a que están asociados a un sinfín de efectos secundarios. Pues bien, a los ya conocidos hay que sumar ahora el inquietante efecto que tienen sobre una de las bacterias más letales.

Más abajo le indicamos de cuál se trata. Y también detallamos los resultados de una investigación centrada en el efecto de los plásticos sobre un órgano muy concreto. Hasta ahora no se había estudiado esa relación ¡y es una de las más preocupantes!

Comenzamos.

  1. Demencia: otra grave consecuencia de la inflamación

La inflamación es un mecanismo que el sistema inmunitario activa para hacer frente a todo tipo de patógenos. El problema es que, cuando esta se descontrola o se vuelve crónica, aumenta el riesgo de sufrir demencia. Esta es la conclusión a la que ha llegado una investigación realizada en Reino Unido y que ha contado con la participación de 500.000 personas.

Para ello se analizó el nivel de diferentes biomarcadores de todos los voluntarios, incluidos algunos relacionados con la inflamación, y se les sometió a distintas pruebas cognitivas. De este modo pudo observarse que, quienes tienen un nivel más alto de biomarcadores inflamatorios, tienen más riesgo de desarrollar demencia entre 3 y 11 años después de haber padecido una inflamación sistémica (es decir, generalizada).

Consejo de Salud en 1 Minuto: La inflamación crónica también está detrás de numerosas enfermedades, incluidas algunas tan graves como el alzhéimer o el cáncer. Por ello es esencial ponerle fin. Y para ayudarle a conseguirlo el Dr. Micozzi ha elaborado un completo protocolo en el que reúne para usted décadas de investigación al respecto. Gracias a él conocerá las estrategias más efectivas -y naturales- para prevenir la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la artrosis…

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  1. Las partículas de plástico matan hasta el 75% de las células renales

Ya se sabía que los plásticos empleados en la mayoría de envases contienen sustancias tóxicas que son liberadas al calentarse y acaban en los alimentos contenidos en el recipiente, y de ahí en nuestro organismo. Y también se había demostrado que esos restos de plásticos afectan al sistema hormonal y a la microbiota intestinal, lo que conlleva afecciones de todo tipo.

Ahora un grupo de investigadores ha descubierto que los riñones son los órganos que más sufren por el contacto con esas sustancias tóxicas. Ha sido tras exponer células renales a partículas de polipropileno (un polímero habitual en muchos envases, incluidos los de comida) y en unas concentraciones similares a las que podemos estar expuestos a diario.

Pues bien, tras 24 horas de exposición, ¡solo el 23% de esas células había conseguido sobrevivir! Se trata de una tasa de mortalidad increíblemente superior a la observada en otros estudios centrados en la toxicidad de los microplásticos. Y es que uno de los grandes peligros del polipropileno es que libera 1.000 veces más cantidad de nanoplásticos que otros productos. Y al tener un tamaño tan pequeño, esas partículas de plásticos pueden llegar al interior de la célula, causando más estragos sobre el órgano afectado.

Consejo de Salud en 1 Minuto: Este trabajo pone de relieve el peligro de los plásticos para la salud. Y por ello toda medida para limitar su contacto es poca. Por ejemplo, no use botellas de plástico (y, sobre todo, no las reutilice), compre alimentos en tiendas “bio” o a granel, que no envasan los productos y, por supuesto, no caliente la comida en envases de plástico, pues es cuando más riesgo existe de que las nanopartículas tóxicas acaben en su organismo.

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Limpie a fondo su organismo de toxinas

El tabaco, el alcohol, los excesos en la alimentación, los alimentos procesados o ricos en aditivos, los cosméticos, los medicamentos, la contaminación… ¡Nuestro organismo necesita desintoxicarse! Bastan dos cápsulas dos veces al día únicamente durante un mes para lograr la detoxificación completa de su organismo ayudando al hígado, a los riñones, a la piel y al intestino a limpiarse a fondo y eliminar toxicas.

  1. Los fármacos antiinflamatorios agravan las infecciones por Clostridium difficile

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son uno de los fármacos más consumidos en todo el mundo, pese a que su toma está asociada a numerosos efectos secundarios. Por ejemplo, se sabe que un uso prolongado puede dañar el tejido gastrointestinal y causar úlceras de estómago, hemorragias y hasta perforaciones del intestino.

Pues bien, recientemente se ha descubierto que la indometacina, un tipo de AINE, vuelve más permeables las células epiteliales del colon, lo que a su vez aumenta el riesgo de infección por Clostridium difficile. Esta bacteria es la responsable de numerosos trastornos gastrointestinales, incluidos los casos más graves de diarrea.

Para analizar la relación entre el fármaco y la dañina bacteria, un grupo de investigadores realizó varios ensayos con animales que fueron expuestos a la C. difficile, pero solo la mitad había tomado el antiinflamatorio. ¿El resultado? En los ratones que tomaron el AINE la infección fue mucho más grave y con una tasa de mortalidad mucho más alta.

Consejo de Salud en 1 Minuto: Son muchos los productos antiinflamatorios que la naturaleza nos regala. Por ejemplo, se ha demostrado que la salvia roja, planta utilizada desde hace siglos en la Medicina Tradicional China (MTC), contiene un principio activo denominado “tanshinona IIA” que es capaz de inhibir la acción inflamatoria de los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco responsable de la inflamación.

Cómo desintoxicarse;

Mediante un proceso de detoxificación, que consiste en ayudar a su organismo a eliminar las sustancias tóxicas perjudiciales.

Para que una toxina pueda ser correctamente eliminada por el organismo, primero debe ser transformada en una sustancia más soluble, lo que facilitará el trabajo de los órganos emuntorios encargados de la eliminación de residuos, es decir, del hígado, los riñones, la piel, los pulmones y el intestino.

Esta biotransformación se realiza en dos fases:

Fase I. En ella se modifican los diversos tóxicos por oxidación, reducción o hidrólisis para aumentar su solubilidad en agua.

Fase II. Los metabolitos intermedios se conjugan con otras sustancias (como la glicina, el ácido glucurónico o la molécula glutatión, entre otros) para facilitar su expulsión definitiva del organismo.

En primer lugar, como es lógico, deberá introducir unos hábitos saludables básicos: comer alimentos nutritivos a diario (proteínas saludables, frutas y verduras), desterrar los alimentos procesados (llenos de toxinas), tomar suficiente agua e infusiones, realizar una actividad física diaria moderada (basta con salir a caminar 30 ó 40 minutos diarios) y… ayudar a su organismo con un complemento nutricional adecuado.

Es una limpieza a fondo recomendable si usted intoxica su organismo, aunque sea esporádicamente, con hábitos poco saludables (tabaco, alcohol, alimentos procesados o ricos en aditivos, cosméticos químicos, medicamentos si vive en una zona con alta polución…), pues ocasionan una gran acumulación de toxinas.

Estos son los elementos que contienen esas cápsulas:

El Chrysantellum americanum es una planta medicinal que favorece las secreciones biliares, inhibe la formación de cálculos renales y biliares y protege el hígado. Prueba de su eficacia es que permite al hígado metabolizar el alcohol entre dos y cinco veces más rápido.

La vitamina C neutraliza los radicales libres producidos durante la fase I de desintoxicación. Participa en la degradación de las sustancias tóxicas (contaminantes o medicamentos) y en su eliminación por la orina, y ayuda a eliminar los tóxicos metales pesados, inevitablemente presentes en la dieta, a través de los órganos emuntorios.

La N-acetil-cisteína aumenta los niveles de glutatión, una de las moléculas antioxidantes endógenas más importantes en la fase II de la detoxificación. Cada una de estas moléculas se une a una toxina, facilitando así su excreción por la bilis o la orina.

La asparagina reduce las concentraciones de acetaldehído en la sangre en más de un 30%, evitando así la toxicidad del alcohol. Su déficit provoca alteraciones del metabolismo y del sistema nervioso.

El kudzu contiene flavonoides (puerarina, diazina y daidzeína) que contribuyen a reducir los daños que siguen a la ingestión excesiva de alcohol.

El calcio D-glucarato tiene una acción desintoxicante por su capacidad de aumentar la glucuronidación y la excreción de componentes potencialmente tóxicos. Durante la fase II de la desintoxicación, los productos químicos carcinógenos, las hormonas esteroideas y otras toxinas liposolubles se unen en el hígado al ácido glucurónico (la glucuronidación).

La dimetilglicina interviene en el metabolismo hepático y en la desintoxicación por su capacidad de dar grupos metilos para ayudar a producir la sulfuadenosilmetionina (SAMe). Participa también de forma directa en la desintoxicación de sustancias extrañas.

La curcumina, además de sus muchas propiedades y sólo centrándonos en sus efectos detoxificantes, se opone a la acción hepatotóxica de sustancias xenobióticas, al aumentar la capacidad de desintoxicación del hígado en la fase II, e invierte los daños causados en el hígado por la aflatoxina. Además, este complemento contiene bioperina, lo que aumenta la biodisponibilidad y la eficacia de la curcumina.

El ácido elágico (contenido en el extracto de granada) favorece una desintoxicación equilibrada, ya que provoca la producción de la enzima de desintoxicación, la glutatión-S-transferasa, que modula las actividades de la fase I y se une directamente a ciertas sustancias tóxicas, lo que las convierte en inofensivas y favorece su excreción.

La silimarina es hepatoprotectora. La toma cotidiana de silimarina mejora la función hepática de los enfermos hepáticos (incluida la exposición a niveles tóxicos de fenólicos industriales como el tolueno). La silimarina aumenta los niveles de glutatión y de glutatión peroxidasa en los pacientes que padecen una enfermedad del hígado y es también un potente antioxidante.

Y, por último, contiene sodio R-lipoato, que es una sal del ácido R-lipoico con una biodisponibilidad muy fuerte que contribuye al funcionamiento del hígado neutralizando los radicales libres y favoreciendo la síntesis, la regeneración y la concentración del glutatión en el hígado. El ácido alfalipoico también es un inductor de las enzimas de fase II y favorece asimismo la excreción biliar de los metales pesados.

17/08/2023