Cuando los idiotas pasan al poder
Las decisiones que toman los ineptos que han logrado convencer a la gente borrega para que los voten y han conseguido llegar al poder suelen meter la pata hasta el fondo. Más tarde, inevitablemente, llegan las lamentaciones.
Te explico uno de los miles casos que corrobora lo que pienso de los jefes de todos los gobiernos;
Millones de personas hemos oído historias y documentales de la segunda guerra mundial, en fin, eso ocurrió el 6 de agosto de 1945 cuando el presidente de EE.UU Truman harto de enviar tropas contra los japoneses y perder miles de soldados, aviones y buques de guerra (sobre todo le cabreó mucho los estragos que ocasionaban los kamikaces) decidió terminar la guerra con una ofensiva nunca utilizada contra los civiles (si, así de cobarde eran los americanos). En resumen, ese día Truman ordenó lanzar la primera bomba atómica en la isla de Hiroshima, creyendo que Japón se rendiría al ver los 70.000 civiles muertos y la ciudad arrasada, pero no fue así, pues el orgullo de los nipones no les permitía admitir la derrota y siguieron combatiendo. Entonces Truman tenía otra bomba preparada, más potente que tras dejar pasar tres días y comprobar que los japos no se rendían ordenó lanzarla sobre la isla de Nagasaki, por “suerte” en esa isla la población civil estaba más desperdigada, pero aún así perecieron 40.000 nipones ese mismo día, pero los efectos de la radiación fue aniquilando día tras día, por lo que en Hiroshima hubo 166.000 víctimas y en Nagasaki 80.000 víctimas. (R. Muy Nº 471/67)
Han pasado varias décadas y no hemos aprendido nada. Segimos creyendo en los políticos como es el caso de Pedro Sánchez; el peor presidente que han tenido los españoles en toda la historia. Y que por desgracia no está haciendo compañía a colegas suyos como: John Fitzgerald Kennedy, Carrero Blanco, Muamar al-Gadafi, Laurent-Désiré Kabila, y muchos más.
Pedro Sánchez Castejón
16/03/2025
1 Comment
Rubén Torres
3 años agoPara lograr que los infantes desde muy temprana edad desarrollen vínculos con la naturaleza no hace falta que los lleven al zoo. Es más interesante hacerles darles la ocasión de cuidar de un animal a cambio de algún premio. Por ejemplo: un pollo de paloma o un gorrión que se ha caído del nido. Se tiene que ser muy responsable para cuidarlo. A mí no me hizo falta nada de eso. El amor por los animales lo llevo en la sangre. A los 5 años mi vecina de 8 años se enteró de que iban a lanzar al río una camada de gatitos recién nacidos. Fuimos corriendo y justo llegamos a ver como un tipo tiraba un saco al agua. Rescaté al más bonito; uno con manchas blancas y negras. Con el tiempo se hizo un pedazo de gato, era macho. Desde ese día cogí un gran odio hacia la gente que maltrata a los animales. Me repugnan. Desde ese día, he cuidado de muchos pajaritos que se caían del nido y nunca se me murió ninguno. A los 14 años robaba huevos de los nidos y los sacaba adelante con incubadoras que yo mismo me fabricaba. Al día siguiente me acercaba a los nidos donde cogía los huevos o pollos para ver si la madre los seguía incubando, pues a veces ocurre que los abandonan tras ver que un humano manosea el nido. Por suerte no los abandonaron y siguieron incubando o alimentando a sus pollos. A los 16 ya era un experto asilvestrando canarios. Los compraba en tiendas o en mercadillos, los alimentaba con semillas comerciales junto con plantas que conozco silvestres y poco a poco le disminuía las semillas comerciales y les ponía insectos (crías de grillo). Pasados unos días, me los llevaba al campo tapando la jaula con una tela para que no se asustaran durante el trayecto, y al llegar a la zona adecuada les abría las puertas del jaulón, se las sujetaba con unas pinzas de ropa para que no se cerraran. Así podían salir y entrar al jaulón cuando les apetecía. Los dejaba unas horas así. No todos decidían irse volando, algunos regresaban al jaulón y me los volvía a llevar a mi casa. Al día siguiente repetía la operación. Cada vez regresaba con menos canarios. Lo curioso es que algunos canarios que pasaron la noche libre veía que se metían en el jaulón a comer semillas para después volver a irse. Así hasta que todas las aves dejaban de entrar en el jaulón. Por lo volvía a comprar más canarios y empezar de nuevo. A los 19 años tuve que hacer el servicio militar y tuve que dejar de cuidar animales. Pero gracias a mí, en mi ciudad se pueden ver canarios cantando y anidando en libertad, que de otra manera solo sería posible verlos en esas minúsculas jaulas. O visitar las Islas Canarias.