Hola: llevo ya bastante tiempo leyendo la revista y quiero ante todo felicitarles por la gran labor de divulgación que hacen además de pedirles que sigan así. Y eso que les leo desde un punto de vista «ligeramente diferente» a los de la mayoría de los lectores pues soy médico, recién licenciada. Lo cierto es que revista tras revista me sorprendo de las mentiras que cuentan durante la carrera en la que se nos hace creer que todo lo que se dice en la facultad es una verdad absoluta. En ella son muy pocos los profesores que muestran su lado escéptico. Vosotros habéis sido pues esa otra parte de mi formación que me ha enseñado a ver la Medicina con otros ojos, a ver enfermos y no enfermedades. Y a entender que hay más respuestas -y mejores- en la llamada «medicina alternativa». Pues bien, hace poco me incorporé a trabajar a un hospital como pediatra y, como marca la norma, todo médico que empieza a ejercer debe pasar por el servicio de medicina preventiva: analítica de rutina, serología, test de mantoux y revisión de las vacunas… entre otras cosas. El caso es que sé que querrán ponerme alguna vacuna de «recuerdo» -como la triple vírica o el tétanos- pero después de leer todos los artículos que dedicaron a los peligros de las vacunas mi idea es negarme en redondo. Mi pregunta es pues: ¿puedo negarme? ¿Me «obligarán» a vacunarme aunque no sea «obligatoria»? ¿Y qué hago en el caso de los niños, que son más propensos a tener infecciones? ¿Me pongo en riesgo yo o les pongo en riesgo a ellos si no me vacuno? La verdad, creo que una de las peores cosas de ser pediatra en el sistema público de salud es tener que poner

María

Vamos a ver, hemos respondido ya a otras personas con sus mismas inquietudes pero vamos a hacerlo de nuevo: en España no existe ninguna vacuna obligatoria. Ningún médico o autoridad -sanitaria o política- puede obligarle a vacunarse: ni a usted ni a nadie. Quien le diga lo contrario miente. Salvo en caso de peligro de epidemia declarada por el Gobierno o por decisión judicial en caso de peligro de pandemia en una zona concreta. Y eso es así porque la ley lo permite pero la creencia de que vacunar a la población de una «enfermedad» previene a ésta de su contagio es eso: una simple creencia que jamás se ha constatado. Hemos retado públicamente numerosas veces a quienes fabrican y defienden las vacunas a que prueben su eficacia y seguimos esperando. Todos callan porque no pueden. Así que díganos, ¿a qué se deben los temores que nos manifiesta? A que usted, a pesar de todo, se pregunta si no será verdad que las vacunas previenen el contagio. A que los fabricantes y vendedores de vacunas han metido tal miedo a la gente que ésta prefiere vacunarse aun dudando de su eficacia sin entender que el hecho de vacunarse sí es peligroso. Eso sí está demostrado. Que no vacunarse sea peligroso no se ha demostrado jamás. Mire, sería sencillísimo probar si una vacuna funciona. Por ejemplo, contra la gripe o el sarampión. Bastaría meter en una sala a dos o tres personas enfermas con cualquiera de esas patologías, vacunar a quince o veinte sanas y pedirles que convivan con las primeras un par de días sin tomar más medidas. Si transcurrido ese tiempo ninguna se contagiara quedaría demostrada la eficacia de la vacuna. Es simple, rápido y sencillo. Y como hablamos de dos patologías que no suelen provocar grandes problemas de salud habría voluntarios suficientes para hacer la prueba. Luego, ¿por qué los fabricantes de vacunas, los colegios médicos y las autoridades sanitarias no ponen en marcha una prueba tan sencilla que se hace en dos o tres días y prácticamente no tiene coste económico? Porque quedarían en evidencia y se demostraría que las vacunas no sirven para nada. ¿Que no es verdad? ¡Pues que hagan esa prueba! Mire, hemos publicado sobre las vacunas numerosos artículos que en su momento agrupamos en la web en un apartado propio para facilitar su localización; están en www.dsalud.com/index.php?pagina=vacunas. Así que si alguien quiere vacunarla ¡niéguese! Y si se pone «farruco» exíjale que se lo pida por escrito. Es más, grabe la conversación en video que hoy hasta los móviles lo permiten. Y si le «amenaza” con represalias ¡denúnciele directamente en el juzgado de guardia! Y esto es aplicable al director o responsable de un hospital, una clínica, un centro médico, un instituto o un colegio, sea éste público o privado. Ahora la decisión es suya. Es cada persona la que debe velar por sus derechos.

 

Fuente; Revista Discovery Salud. Cartas al director. Número 151-Julio-Agosto 2012

 

9/07/2023