Los comerciantes advirtieron prontamente que en África su mercancía se valoraba sobre la libertad, y la sal presidió las transacciones en la trata de esclavos. En el interior, donde la sal era escasa, las familias cedían a sus hijos por un puñado de sal.

Referencia; El gran libro de lo asombroso e inaudito, Selecciones del Reader’s Digest /80

5/07/2020