La pobreza. Cap. IIL

Enrique Ibarra

Porque algunas personas son crueles imbéciles.
Estuve sin hogar durante un tiempo. Tuve gente que me dio comida. Este tipo, parecía agradable, hablaba suavemente y parecía un alma bondadosa. Le agradecí su amabilidad, pero no se fue inmediatamente.
Se puso a charlar. Después de unos minutos, me preguntó por qué no comía. Le dije que me habían enseñado que era de mala educación comer cuando se hablaba con alguien. Se disculpó, cruzó la calle y se encendió un cigarrillo apoyado en una pared.
Me levanté y le di la espalda, actuando como si estuviera rebuscando en mi bolso para encontrar algo, y abrí el bocadillo. Dentro había muchos trozos pequeños de cristal roto, la mayoría escondidos en la mayonesa. Me di la vuelta, sosteniendo el sándwich abierto en la mano. De repente, tiró el cigarrillo a la calle y se zambulló en el edificio frente al que estaba.
Por supuesto, tiré el bocadillo. Y no era la primera vez que ocurría algo así. He encontrado colillas de cigarrillo, mocos, bichos muertos, incluso heces y veneno para ratones en la comida que estas almas «bondadosas» me daban a comer.
Así que sí. La gente es cretina, especialmente con los sin techo. Creen que es una especie de broma divertida dar a una persona hambrienta comida contaminada. Así que muchos indigentes tiran automáticamente la comida no solicitada, por si acaso.