Si no dejamos de pescar sardinas en España y Portugal… acabarán a precio de langosta

Actualizado 23 Octubre 2017

 Beatriz Portinari

 

El Consejo Internacional para la Exploración de los Mares (ICES) acaba de comunicar una mala noticia para el mundo pesquero y el gastronómico: si no se interrumpe de forma total la pesca de sardinas desde enero de 2018 en aguas del Cantábrico y el Atlántico, este pescado podría peligrar como especie.

La restricción mediante cuotas de pesca desarrollada hasta ahora no funciona. Los científicos son tajantes: si no dejamos de pescar sardinas en España y Portugal… acabarán a precio de langosta.

«Captura cero» de sardina en 2018

El informe emitido por el organismo científico -asesor de la Comisión Europea- no deja lugar a dudas: las reservas de sardinas están descendiendo a límites tan alarmantes que si no se cesa su pesca se pondría en grave riesgo su continuidad.

¿Qué significa esto? Que podría llegar un momento en el que las recetas de sardinas que os proponemos sean cosa del pasado. O se pague a precio de langosta.

Las aguas del Cantábrico y el Atlántico ibérico han sido sometidas a restricciones en la última década, con límites especiales desde 2012, para conseguir que la especie se mantuviera.

Pero los acuerdos entre España y Portugal, con un plan de gestión de pesca controlada, no han servido para permitir la renovación de sardinas.

Hasta ahora ambos países se repartían 17.000 toneladas anuales. Esto supone una subida del 21% por encima del límite marcado por Europa en 2016 (14.000 toneladas), que el lobby pesquero consiguió negociar.

Según el ICES, los bancos de sardinas han visto descender el número de peces jóvenes en la última década, su biomasa ha disminuido y los recursos pesqueros se han visto sobreexplotados.

Aunque se impusiera la «pesca cero» en 2018 tampoco se podría garantizar la recuperación de la sardina para 2019. Y se verían afectados los buques del Cantábrico, Noroeste y Golfo de Cádiz.

Las estimaciones más pesimistas señalan que podríamos tardar 15 años en recuperar los niveles aceptables de este pescado.

Aunque este informe no es vinculante sino solo una recomendación, la Comisión Europea se inspira en el consejo del ICES para decidir sobre las futuras órdenes de gestión pesquera.

De momento, Portugal (el mayor consumidor de sardinas europeo) ya ha señalado que la «pesca cero» de sardinas no es una opción. Próximamente se reunirá con España y la Comisión Europea para negociar los límites de pesca controlada.

También propone como medidas para paliar la catástrofe ambiental el apoyo a la investigación de la sardina, para saber qué está afectando a su cría y crecimiento, la prohibición de pesca en bancos de ejemplares jóvenes y el desarrollo de políticas de repoblación.

Nuestros mares no son los únicos que se han visto afectados por este fenómeno. De hecho, desde 2015 la costa oeste de Estados Unidos y la pesca de sardinas en el Pacífico se han visto afectadas por el mismo problema.

Los cambios en las condiciones climáticas del agua, la sobrepesca y las fluctuaciones naturales en los bancos de sardinas han hecho peligrar sus caladeros en la última década hasta el punto de restringir la pesca por tercer año entre Canadá y México.

 

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