Stephen Bates *

Revista BBC History

28 septiembre 2019

 

En ese 1819, se habían celebrado pacíficamente una serie de manifestaciones de reforma pública a gran escala en todo el país.

La dificultad del gobierno era distinguir entre protestas pacíficas y violentas.

Para las autoridades, Henry Hunt, quien estaba programado para dar un discurso durante la reunión, era un revoltoso.

 

Y los magistrados locales y los partidarios del gobierno, incluidos los propietarios de fábricas y los empresarios, estaban nerviosos antes de la manifestación del 16 de agosto de 1819.

La participación de Henry Hunt, un hilador y el principal orador de los reformistas, a quien consideraban como un revoltoso, les preocupaba, a pesar de que él mismo había verificado con las autoridades locales que la reunión era legal y podía seguir adelante.

Le dijeron que podía.

¿Qué ocurrió entonces?

Tal vez las autoridades entraron en pánico cuando vieron el tamaño de la multitud. Estimaciones posteriores hablan de la presencia de alrededor de 60.000 personas a la 1 p.m., cuando Hunt debía llegar.

El gobierno solo tenía medios limitados para contener los disturbios, pues aún no había fuerzas policiales.

Pero las autoridades de la ciudad se aseguraron de no correr ningún riesgo.

El vizconde Sidmouth, secretario del Interior, les había prometido en secreto protección legal si estallaba la violencia.

Así que, mientras ellos observaban desde los pisos altos de edificios cercanos, miembros de la recién formada yeomanry, una fuerza de caballería a tiempo parcial, formada por empresarios locales, dueños de fábricas y sus hijos -según testigos, muchos de ellos borrachos-, esperaban escondidos en las calles cercanas.

Fuente de la imagen, Cortesía de Amazon Studios. Los magistrados observaron y dieron órdenes desde la ventana de un edificio. (Escena de la película «Peterloo», dirigida y escrita por Mike Leigh)

 

También había un contingente de caballería regular de los 15 Húsares, así como un destacamento de infantería con dos cañones pequeños y agentes especiales inscritos para el día y equipados con largas porras de madera.

Las autoridades -todos terratenientes locales, empresarios retirados, abogados, incluso un clérigo y todos opuestos a la reforma política– tomaron además la precaución de llamar a algunos conservadores leales locales para que, de ser necesario, testificaran que la ciudad había estado en peligro.

«Sus sables brillaban»

Hunt llegó a las 1.15 p.m. y apenas empezó a hablar, las autoridades ordenaron que lo arrestaran con la ayuda de la yeomanry.

De las calles laterales emergió esa caballería novata e inmediatamente atacó a la multitud con sus sables, sumergiéndose en la aterrorizada masa de espectadores.

Fuente de la imagen, Cortesía de Amazon Studios. Con sus sables listos para atacar, la inexperta yeomanry se lanzó contra la multitud. (Escena de la película «Peterloo», dirigida y escrita por Mike Leigh)

 

«Sus sables levantados brillaban, y atacaron directamente a los manifestantes. A medida que la caballería se acercaba, la densa masa de personas hacía sus mayores esfuerzos para escapar, pero estaban tan presionados (…) que el escape inmediato era imposible«, informó el reverendo Edward Stanley, que había llegado a Manchester esa mañana.

Las autoridades le ordenaron a los húsares que entraran en la multitud para rescatar a la yeomanía, y aunque estos eran marginalmente más disciplinados, tampoco tenían experiencia en el control de multitudes y pronto también estaban cortando a cualquiera a su alcance.

La gente hizo lo mejor que pudo en la aglomeración, cayendo unos sobre otros en sus intentos de escapar, tratando de evitar las cuchillas y los cascos de los caballos.

«Nubes de polvo oscurecían la vista. Cuando disminuyeron, se presentó una escena sorprendente. Numerosos hombres, mujeres y niños que habían sido derribados y atropellados por los soldados yacían en el suelo», contó el joven empresario John Benjamin Smith.

En 20 minutos, las fuerzas causaron la muerte de 18 personas e hirieron gravemente a al menos 650, entre ellas muchas mujeres y varios niños.

 

Las tropas se presentaron frente al edificio donde estaban las autoridades y dieron tres vítores, mientras el reverendo William Hay los felicitaba.

Más tarde, el Príncipe Regente les envió un mensaje elogiando su «preservación de la tranquilidad pública». El magistrado jefe William Hulton escribió alabando «la extrema tolerancia de los militares».

No fue así como lo vieron los sobrevivientes de la multitud, ni la historia.

Ocultando sus heridas

Además de los 18 que ahora se cree que murieron ese día o, por sus lesiones, en días posteriores, al menos 654 personas sufrieron heridas suficientemente graves como para requerir tratamiento médico.

Otros probablemente se curaron en privado, temerosos de que sus empleadores descubrieran que habían participado.

Getty Images. El primer ministro, Lord Liverpool, abogó por la abolición de la trata de esclavos, pero en general se opuso a la reforma. Después de la masacre de Peterloo en 1819, su gobierno impuso la «Legislación de las 6 leyes» que limitaba la libertad de expresión y el derecho a reunirse para una manifestación pacífica.

 

Uno de ellos, James Lees, de 25 años, a quien le negaron tratamiento en una enfermería pues se rehusó a prometer que no asistiría a reuniones de reforma en el futuro, murió de dos heridas profundas de sable en la cabeza tres semanas después.

Había sido soldado y luchado en Waterloo, y al regresar se había vuelto tejedor. Antes de morir, le dijo a sus familiares: «En Waterloo fue de hombre a hombre, pero aquí fue francamente un asesinato«.

Símbolo

Las reformas que buscaba la multitud en Peterloo se promulgarían gradualmente durante el próximo siglo, aunque las mujeres tardaron 99 años en obtener el voto.

Es difícil saber qué habría logrado la manifestación de Manchester si hubiera terminado pacíficamente, como pretendían los organizadores.

Pero el brutal ataque de la caballería contra manifestantes pacíficos desarmados aseguró que nunca fuera olvidada y que se convirtiera en un hito en la lucha por la democracia.

Aunque las reformas que pedían tardaron en llegar, Peterloo se convirtió en un símbolo y lo que sucedió ese día ha reverberado durante dos siglos.

* Stephen Bates es autor de «1815: Reino Unido en el año de Waterloo».

Esta nota es una adaptación de The Peterloo Massacre: what did it achieve? escrita para la Revista BBC History por Stephen Bates, autor de «1815: Regency Britain in the Year of Waterloo».

https://www.bbc.com/mundo/noticias-49775000

8/03/2024