Por Jhon Barros
La profesora Campos también ha sido testigo de la comercialización de estos cangrejos. “Desde hace muchos años he visto cangrejos sabaneros en sitios como la plaza de Paloquemao y las Nieves, donde los mantienen en tanques plásticos. Allí los venden o elaboran bebidas supuestamente afrodisíacas, una creencia mental más no científica. El cangrejo solo tiene calcio en el caparazón y proteína en el cuerpo”.
En las plazas de mercado, el cangrejo sabanero es licuado para hacer bebidas supuestamente afrodisciacas.
En estos sitios de mercado, los cangrejos permanecen en tanques plásticos o peceras. Cuando llega alguien a probar las bebidas supuestamente afrodisíacas, los sacan y los licuan vivos con sustancias como miel y borojó. Este menjurje es llamado el Levanta muertos o el Berraquillo.
Según Lasso, estudios realizados en la década del 2000 indicaron que las tallas de los cangrejos adultos eran viables para la comercialización, porque se suponía que estaban por encima de la talla sexual. Pero eso no se cumple en los mercados, donde hay crustáceos de todos los tamaños y tallas.
“Hemos visto de todo, más que todo cangrejos juveniles y hembras ovadas (con huevos), lo que demuestra que no es una pesca selectiva sino un síntoma de sobrepesca. El común denominador en los establecimientos donde es vendido son cangrejos pequeños, lo que contribuye a la disminución en su población”.
Las plazas de mercado no solo son foco de comercialización de animales domésticos y silvestres. El cangrejo sabanero también es vendido allí. Foto: Instituto de Protección Animal.
Mitos fatales
La experta del Instituto de Ciencias Naturales de la Nacional, otra de las autoras del Libro Rojo, recuerda una anécdota peculiar que le pasó hace algunos años en Soatá, mientras recogía información para el estudio de los cangrejos. “Un señor me dijo que lo vendían transformado en polvo de cangrejo, algo que yo no podía dimensionar. Fui a la tienda y efectivamente lo comercializaban como un condimento. Me informaron que luego de capturar al cangrejo, este era tostado, molido y le adicionaban especias”.
En una expedición, Campos evidenció que en fincas ganaderas utilizaban a los cangrejos para que las vacas quedaran preñadas. “Nunca había escuchado algo así. Averigüe con expertos en veterinaria y me explicaron que cuando las vacas no daban crías, se debía usualmente a una deficiencia de calcio. Entonces comprendí porqué los campesinos les suministraban cangrejos molidos. Era un suplemento de calcio”.
Una estudiante de la Universidad Javeriana hizo una tesis sobre la comercialización del cangrejo sabanero, la cual arrojó como resultado que muchas familias de la cuenca aún los pescan. “Usan canastos llenos de intestinos de los peces para atraer a los cangrejos. Los cuelgan cerca de las orillas de los cuerpos de agua en la noche. Al otro día, el canasto aparece lleno de crustáceos. El problema es que no discriminan las hembras con huevos, crías o juveniles, lo que afecta a las poblaciones”, manifiesta Campos.
El embalse de Tominé es otro de los cuerpos de agua donde aún habita el cangrejo de la sabana. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Víctima de una plaga
En la década de los años 80, al ya afectado cangrejo sabanero le llegó un nuevo enemigo: Procambarus clarkii (cangrejo rojo o americano), un crustáceo nativo del sureste de Estados Unidos y norte de México que empezó a desplazarlo de su hábitat.
Campos conoció el primer caso de esta especie en la sabana de Bogotá en 1985. “Empezamos a investigar cómo había llegado una especie exótica a la cuenca del río Bogotá. Aunque aún no está confirmado, es posible que Procambarus clarkii fue introducido a la sabana de Bogotá cuando alguien lo compró en uno de los establecimientos de venta de peces y acuarios en la Avenida Caracas de Bogotá. De pronto ya no quisieron más estos cangrejos, un animal longevo, y los liberaron, lo que desató un repoblamiento invasivo en la zona”.
El cangrejo americano o rojo desplaza de su hábitat al sabanero. Foto: Instituto de Bienestar Animal.
En el estado de Luisiana, Estados Unidos, esta especie es explotada comercialmente y constituye un plato típico: los cangrejos son cocinados con tabasco y cayenne.
Hace tres años, en 2017, el presidente de un club de golf en Cajicá se comunicó con la docente de la Nacional porque había visto animales raros en los lagos de la academia deportiva. Campos fue con varios estudiantes y concluyó que se trataba de Procambarus clarkii, una especie que a nivel mundial está catalogada como una de las más invasoras.
“Había muchos cangrejos que estaban dañando y erosionando los bordes de los lagos al excavar sus galerías, por lo cual el agua lucía turbia. Vimos pocos cangrejos sabaneros, ya que la especie invasora los había desplazado. Ambos crustáceos empezaron a competir por alimento y hábitat, competencia que gana sin esfuerzo Procambarus clarkii”.
La contaminación del río Bogotá ha causado que el cangrejo sabanero migre hacia otros cuerpos de agua cercanos. Foto: Jhon Barros.
Hongo mata cangrejos
A comienzos de 2019, la profesora Campos y su equipo de estudiantes decidieron hacer un experimento con las dos especies de cangrejos: Neostrengeria macropa y Procambarus clarkii. El club de Cajicá les permitió sacar unos especímenes de cangrejo americano (P. Clarkii) de sus lagos, mientras que los sabaneros (N. macropa) fueron adquiridos en la plaza de Paloquemao en Bogotá y mantenidos en cuarentena en el laboratorio.
“La investigación consistía en analizar el comportamiento de estas especies en un mismo espacio, y así establecer cómo era esa competencia por espacio y alimento. Teníamos listas cámaras para grabarlos, pero el experimento fracasó”, menciona la profesora.
Al introducir ambas especies en un mismo espacio, tan solo por unas pocas horas, los especímenes de cangrejo sabanero murieron. Al preservarlos en etanol, los expertos notaron que había una película blancuzca sobre los caparazones.
El cangrejo americano está catalogado como una de las especies más invasoras del mundo. Es el principal verdugo del cangrejo sabanero.
“Los cangrejos sabaneros estaban sanos antes del contacto, ya que pasaron una larga cuarentena en el laboratorio. Lo que los mató fue algo que tenía el cangrejo rojo. Empezamos a investigar y descubrimos que la especie invasora tenía un hongo en su cuerpo al que es inmune, pero que el cangrejo sabanero no tolera”, cerciora Campos.
Ese hongo aún está en investigación. Al parecer, de acuerdo con la profesora, podría ser de la misma familia que afecta a algunas especies de ranas. Lo anterior demuestra que el cangrejo americano o rojo es una doble amenaza para el sabanero. No solo lo desplaza de su hábitat y compite por el alimento, también lo elimina por un hongo que porta.
“Esto ratifica aún más el grado de peligro que tiene la especie. En 2015, cuando publicamos el Libro Rojo, aún no sabíamos de ese hongo. Ahora su situación es mucho más crítica”, complementa Campos.
La CAR cuenta con un plan de manejo para lograr controlar al cangrejo rojo o americano. Foto: CAR.
El cangrejo rojo es tan invasivo que ya llegó a humedales de la capital del país como Juan Amarillo, ubicado en la localidad de Suba. “Si no se controlan pueden debilitar las estructuras del cuerpo de agua e incluso las zonas donde está la Planta de Tratamiento Salitre”, complementa la investigadora de la Nacional.
El año pasado había un proyecto en proceso de negociación entre el Instituto de Ciencias Naturaes de la Universidad Nacional con la Empresa de Acueducto de Bogotá y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). “El ideal era evaluar las poblaciones de Procambarus clarkii en el humedal Juan Amarillo y plantear estrategias de control de las poblaciones, pero este proyecto quedó en aire por falta de recursos. Ese tema no puede quedar así”, explica la experta.
El humedal Juan Amarillo en Bogotá ya cuenta con registros del cangrejo rojo o americano, especie invasora que acaba con el sabanero. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.
Estos cangrejos americanos han sido introducidos en muchas partes del mundo. Según Campos, en Japón acabaron con muchos arrozales y en Alemania impactaron algunos cuerpos de agua. “En el país europeo decidieron secar las lagunas para acabar con la especie invasora. Meses después las volvieron a llenar y volvió a aparecer el cangrejo. Los crustáceos se habían enterrado. Es completamente imposible pensar en eliminarlos, pero sí se puede hacer un control de la población o comercializarlos”.
Algunos animales podrían disminuir la cantidad de cangrejos americanos en la cuenca del río Bogotá. “Ya fue confirmado que el cusumbo (Nasuella olivacea) es un depredador activo tanto del cangrejo sabanero como del americano. La nutria posiblemente también lo es”, menciona Lasso.
La nutria y una especie de cusumbo se alimentan de ambas especies de cangrejos. Foto: Fernando Trujillo.
Contagia enfermedades
La comercialización de los cangrejos sabaneros en las plazas de mercado puede causar enfermedades en las personas que lo consumen en la tradicional bebida del Levanta muertos. Campos indica que muchos de los cangrejos de la familia de los pseudotelfúsidos son vectores de Paragonimus sp, un tremátodo que usualmente está en algunas especies de caracoles.
“Cuando el cangrejo se come al caracol, el parásito ingresa a su parte branquial. Como el cangrejo no es cocinado sino licuado, el parásito no muere. Aún no hay mucho seguimiento de salubridad sobre esto, un aspecto grave porque ya está demostrado que la paragonimiasis es una enfermedad pulmonar”, sostiene la científica.
Lo que más les preocupa a Campos y Lasso es que el cangrejo sabanero siga comercializándose aun cuando la ciencia ya demostró que puede transmitir enfermedades. Un estudio elaborado por expertos de Estados Unidos y la Universidad Nacional, publicado en la Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias en 2018, así lo reveló.
Las personas que ingieren la bebida elaborada con el cangrejo sabanero podrían contagiarse de enfermedades respiratorias.
“El Paragonimus es un género de parásitos tremátodos que infectan a humanos en todo el mundo. Se considera que entre 5 y 10 por ciento de la población humana de Asia está infectada, pero también hay alta posibilidad de infección en Centro y Sudamérica y África. 293 millones de personas están en riesgo de infección por consumir crustáceos decápodos crudos, como el cangrejo sabanero de Colombia. La prevalencia de la infección en este cangrejo fue de 17,2 por ciento, es decir que sí existe riesgo para la salud humana”, cita el estudio.
Lasso señala que este hallazgo partió de la investigación previa sobre unos cangrejos hermanos del sabanero, presentes en los departamentos del Valle del Cauca, Antioquia y Caldas (Strengeriana sp e Hypolobocera sp), los cuales, luego de ser consumidos pueden enfermar al ser humano.
El primer caso de paragonimosis ocurrió en Urrao (Antioquia), en indígenas embera, que los enfermó de distomatosis pulmonar. “Esto fue demostrado por investigaciones biomédicas del doctor Vélez y su equipo en 1995. Esta enfermedad está relacionada con un parásito interno de los cangrejos, el Paragonimus, responsable de miles de enfermos en el mundo. El cangrejo es entonces un vector u hospedador intermedio”.
Por tratarse de especies hermanas, siempre estuvo en el aire la hipótesis de que el cangrejo sabanero era un vector de enfermedades. Tres científicos, los norteamericanos Gillian Phillips y David Hudson, y la colombiana Jenny Chaparro, fueron los encargados de demostrarlo.
En cangrejo de la sabana es una especie exclusiva de Cundinamarca, en especial en la cuenca del río Bogotpa. Mapa: Libro Rojo de Cangrejos.
“Hicieron muestreos en las plazas de mercado de Bogotá y en los ríos y humedales del altiplano. La prevalencia de este parásito es cercana al 20 por ciento, lo que debe prender las alertas”, recalca el investigador del Humboldt.
Las personas que beben los menjurjes o brebajes hechos a base del cangrejo sabanero en las plazas de mercado, están ingiriendo el parásito vivo, ya que los crustáceos no son cocinados. Para Rocha, las afectaciones a los pulmones causadas por consumir cangrejos infectados con el parásito pueden ser confundidas si los médicos no están familiarizados con la situación.
“Lo pueden confundir y no tratar el nematodo como debe ser, por lo cual la persona podría morir. En Ecuador hay tasas de mortalidad altas por ese consumo, por no cocinarlos apropiadamente”.
El cangrejo sabanero ya no solo padece por impactos ecológicos, pesqueros o alimenticios. Ahora es una especie que pone en riesgo a la seguridad y salubridad pública de la población humana por su alto consumo en las plazas de mercado. “Conservar a Neostrengeria macropa es de gran importancia por tratarse de un cangrejo único catalogado a nivel nacional como en peligro de extinción. Llevo años visitando sitios como la plaza del Restrepo, donde los venden junto con el cangrejo americano, especie introducida que también es vector de enfermedades”, dice Lasso.
Los cangrejos sabajeros son capturados en los cuerpos de agua de la cuenca alta y medio del río Bogotá. Son llevados a las plazas de mercados. Foto: Nicolás Acevedo Ortiz.