A veces, la aversión a infligir daño a un semejante es tan fuerte que anula un pensamiento racional. Se puede comprobar en las personas que tienen que tomar una decisión drástica a la hora de salvar a alguien que pone en peligro a una mayoría de individuos en peligro, peor si esa persona es muy querida, como pudiera ser en el caso hipotético de un naufragio, donde  se pretenda recoger del agua a otra persona más, a sabiendas que ese exceso de peso hundiría un pequeño bote o cuando se practica  alpinismo un compañero cae al vacío y la cuerda arrastra a varios del grupo y hay que tomar una decisión rápidamente, cortar la cuerda antes de que arrastre a los demás.

Según un estudio hecho entre 2008 y 2009, las personas con daños en una zona del cerebro llamada corteza prefrontal ventromedia (relacionada con la producción de emociones) tienen menos reparos para tomar decisiones racionales cuando se les plantea una situación que implique, por ejemplo, el sacrificio de una persona en beneficio de la colectividad. (MUY Nº 332/92).

11/07/2020