Falta de respuesta en Euskadi ante la ola de rapaces protegidas abatidas a tiros

La organización ecologista Eguzki denuncia falta de contundencia a la hora de investigar el asesinato de aves en pasos migratorios. El año pasado el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Gipuzkoa atendió a al menos 21 aves rapaces afectadas por disparos de cazadores.

Imagen de un azor abatido en Gipuzkoa. — Eguzki/Cedida

Madrid

Actualizado: 20/01/2022

Alejandro Tena

El 6 de octubre de 2021 un ejemplar de águila calzada (hieraaetus pennatus) aparecía abatida por un disparo en Errezil, Gipuzkoa. La muerte de esta rapaz, incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPE) vino sucedida, días después, de la de un elanio azul (elanus caeruleus), que fue hallado muerto con heridas de bala en Segura, a unos 30 kilómetros del anterior escenario. Este ejemplar, también es una rapaz protegida, no era el primero ni el último en aparecer en los bosques de Euskadi.

En los últimos meses, con la llegada de temporada de caza, han sido abatidas otras tres especies protegidas más. Un halcón peregrino (falco peregrinus) en Jaizkibel, un gavilán (accipiter nisus) en Usurbil y un azor común (accipiter gentilis) también en Jeizkibel. Según los cálculos de la organización Eguzki, esta temporada ya han sido asesinados cinco ejemplares protegidos en Guipúzcoa.

«No es algo puntual, es un tema crónico que se circunscribe a los meses de octubre, noviembre y diciembre, que es cuando empieza la caza de la paloma. Justamente esta época coincide con la etapa de migración de aves rapaces», expone a Público Óscar Padura, abogado ambientalista de la organización ecologista vasca. «Lo que no entendemos es que se permita la caza en esta época, pero tampoco entendemos que sean accidentes… ¿Cómo se puede confundir un águila calzada con una paloma?«, se pregunta.

El año pasado, Arrano Etxea, el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de la Diputación de Guipúzcoa, recibió 33 aves tiroteadas, de las que 21 eran especies rapaces, algunas de gran tamaño como el caso de tres buitres leonados. ¿Quién apretó el gatillo? Es lo que los ecologistas tratan de preguntarse en Guipúzcoa, pero también en Araba, donde Eguzki y la Diputación presentaron recientemente una denuncia por el disparo de escopeta contra un milano real (milvus milvus) en un coto de Zambrana sin llegar a encontrar un culpable. En Bizkaia, en los últimos 20 años al menos 4.887 aves salvajes –datos del Centro de Recuperación sin distinción de especies– fueron halladas muertas.

Íñigo Mendiola, jefe del Servicio de Flora y Fauna Silvestre de la Diputación de Guipúzcoa, muestra su preocupación por las últimss cinco rapaces encontradas. «Cinco ejemplares puede parecer poco, pero por ello no deja de ser algo importante para nosotros», argumenta. «Estamos investigando los casos y tratamos de descubrir qué es lo que ha ocurrido, pero es muy difícil saber quién ha apretado el gatillo. En el caso del halcón peregrino de Jaizkibel todo apuntaba a que tenía relación con los puestos de caza de la zona. Lo investigamos y pedimos la información sobre días y personas que acudieron y durante la investigación los puestos permanecieron cerrados, pero no encontramos culpable», informa.

Las explicaciones de Mendiola no son del agrado de Padura y la organización conservacionista a la que representa. «Estamos viendo sólo la punta del iceberg, no hay intención en investigar ni se está poniendo toda la información en manos de la Fiscalía», sostiene. «Las líneas de caza están gestionadas por las sociedades de cazadores y estas tienen que llevar un registro de los días en los que se caza y qué personas lo hacen. Queremos que se haga una investigación de todos los puntos de caza. Sabemos que van a decir que no se han disparado aves protegidas, pero al menos que se abra una investigación y se cierren temporalmente».

Los guardas forestales tienen la obligación de realizar atestados y poner en conocimiento de la Fiscalía lo sucedido. Hasta el momento, en Guipúzcoa, la Fiscalía sólo ha abierto una investigación por el caso del halcón peregrino de Jeizkibel justo después de que Eguszki, la organización conservacionista, denunciase los hechos.

El jefe del Servicio de Flora y Fauna Silvestre de la Diputación de Guipúzcoa asegura a Público que se está recogiendo información del resto de casos para ponerlos en manos de la fiscalía y niega que se esté dejando de investigar los casos. «Son importantes. Estamos tratando de buscar testigos porque en el resto de casos no había líneas de caza cerca, por lo que sólo podemos buscar testigos, alguien que pudiera haber visto algo o que pudiera haber tenido motivos para hacer algo así a un ave protegida. Digo esto último porque aunque siempre miramos a los cazadores, no siempre es así. De hecho, la única condena que tenemos registrada por matar a un halcón fue a una persona que no cazaba y que tenía palomas que estaban siendo atacadas por la rapaz. De esto hace ya cinco años», detalla.

Eguzki, sin embargo, considera que la Administración está teniendo una falta de respuesta ante la oleada de casos que la organización lleva documentando los últimos meses. El hecho de que se permita cazar en zonas de paso migratorio de aves protegidas o amenazadas es para los conservacionistas algo tan reprochable como evitable. Desde la Diputación, por su parte, aseguran que se ha incrementado la vigilancia en los 151 puestos cinegéticos de la provincia, pero hacen hincapié en la dificultad que supone hallar a los responsables de estos actos

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21/01/2022