Domingo 23 de noviembre de 2014
Más de cuatro millones de personas mueren anualmente en países en vías de desarrollo por culpa de algo tan básico como cocinar o calentar su hogar. Los hornillos rudimentarios, utilizados en muchas casas, causan problemas respiratorios debidos a la inhalación de monóxido de carbono o de las sustancias contaminantes que libera el combustible quemado.
KleanCook es un hornillo que quema basura –como plástico y biomasa– de forma segura, para que en países como China y Filipinas se pueda cocinar sin riesgo, a la vez que se calienta la casa. Además, convierte el exceso de energía en electricidad, suficiente para cargar un teléfono móvil.
La idea surgió de dos jóvenes emprendedores y amigos, estudiantes de toxicología y bioquímica de la Universidad de California en Berkeley (EEUU). Ahora, acaban de finalizar el desarrollo de la segunda generación, K2, que ya han probado en Filipinas, y buscan financiación a través de la plataforma de micromecenazgo Indiegogo.
Gracias a las donaciones, podrán distribuir sus dispositivos entre las familias y comprar material para nuevos pilotos que permitan mejorar la tecnología, siempre y cuando alcancen la meta de 16.000 euros.
La clave del hornillo se encuentra en su ventilador, que fuerza la convección durante la combustión, para así aumentar la eficacia de la reacción química. De esta forma, el combustible se quema completamente, y obliga a que el monóxido de carbono, muy tóxico, se convierta en dióxido de carbono. Además, el aumento en la eficacia del proceso provoca que sea necesaria la mitad de combustible para generar el mismo calor, lo que también disminuye las emisiones.
La guinda del pastel la pone un generador termoeléctrico que, además de mover el ventilador, transforma el calor sobrante en electricidad. Esto ha permitido que los filipinos puedan cargar sus móviles y ahorrar los 0,18 euros que cuesta cada carga, una cantidad no despreciable en algunos países.
El humo de los rudimentarios hornillos, con los que K2 pretende acabar, puede parecer inocuo. Sin embargo, las enfermedades que provoca su inhalación matan a más gente que el VIH y la malaria juntos. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren unas 600.000 personas por el paludismo, y el sida mata a más de un millón y medio. Por el contrario, en 2012 murieron 4,3 millones de personas como consecuencia de las combustiones tóxicas de sus hornillos y estufas. Y todo esto sin olvidar la contaminación que producen sobre el medioambiente.
Los desarrolladores del ingenio descubrieron que en Filipinas la gente acostumbra a utilizar la basura como combustible para sus cocinillas, algo habitual en los países en vías de desarrollo. Conscientes de que no iban a cambiar este peligroso hábito, especialmente nocivo si se trata de plásticos, el equipo de estudiantes intentó crear un hornillo que evitara los contaminantes.
El sistema actual puede quemar de forma segura “prácticamente cualquier cosa”, según aseguran en la página web, a diferencia del modelo original. De esta forma, elimina el humo contaminante en un 95%, siempre y cuando el material contaminante no supere el 8%.
En cuanto al coste de fabricar un K2, y según asegura Mashable, no llega a 13 euros gracias a los materiales con los que está fabricado.
Via: El confidencial
Foto: KleanCook
20/072020
1 Comment
Rubén Torres
1 año agoHace muchos años que se inventó la energía libre. Por lo que quemar basura está obsoleto. Además, ese invento no proporciona energía suficiente como abastecer toda una casa. Están perdiendo el tiempo y el dinero todos los que contribuyan en las donaciones.