March 2, 2020

Aline Baroni

Traducción; Diamela Covarrubias y Karen Reyes

 

El consumo de animales ha destinado a los animales de granja a una vida de sufrimiento, como los animales más abusados y desatendidos del mundo. Pero nuestro sistema alimentario actual tiene otro efecto colateral serio para otros animales: el 60% de los mamíferos, aves, peces y reptiles del planeta han desaparecido de nuestro planeta desde los años ‘70s, hasta 2014, todo como resultado de la actividad humana, de acuerdo con el Living Planet Index, un reporte producido por la Zoological Society of London para la WWF. En aguas dulces, las poblaciones han colapsado un 83%.

Este fenómeno es conocido hoy como la sexta extinción masiva,  un proceso en que la vida silvestre es diezmada a un ritmo hasta 1,000 veces mayor que lo natural. Además de dañar animales que deberían vivir en paz y tener recursos y hábitats seguros, la dramática disminución de la vida natural también supone una amenaza a la vida en la tierra. Como ejemplo, muchos animales y plantas ayudan a regular la tierra donde vivimos, a través de la temperatura, el clima y la polinización. Este es un riesgo que no podemos permitirnos correr.

Nuestras dietas – particularmente el hábito de comer productos animales – están detrás de este desequilibrio. Un estudio publicado en la National Academy of Sciences demuestra que, actualmente, el 70% de toda la biomasa de aves en el planeta son aves de consumo y 60% de los mamíferos son ganado, principalmente vacas y cerdos, 36% son humanos y tan sólo el 4% son animales salvajes.

Aquí está el porqué la producción animal es uno de los principales factores de pérdida de vida silvestre:

Pérdida de hábitat

De acuerdo con la Organización de Alimentación y Agricultura de las Naciones Unidas, «el ganado es el mayor usuario de recursos terrestres en el mundo, con las zonas de pastoreo y las plantaciones destinadas a la producción de alimento que representan casi el 80% de toda la tierra agrícola. Los cultivos de alimentos utilizan un tercio del área cultivable, mientras que el terreno de pastoreo es equivalente el 26% de la superficie terrestre sin hielo”. Otra parte considerable es la que se utiliza para las cosechas, mayoritariamente para alimentar animales: de acuerdo con la WWF, 79% de la soja producida en el mundo es utilizada para alimentar el ganado.

Estos esfuerzos causan una destrucción importante de las selvas y otras áreas naturales vulnerables, especialmente en el Sur Global: América Latina, África y Asia, y, por tanto, pone la vida silvestre y la biodiversidad en riesgo.

¿Un ejemplo trágico? Los incendios en la selva Amazónica de 2019 fueron comenzados por ganaderos. Quemar los bosques es una técnica utilizada por ganaderos para crear áreas de pastoreo. Siempre ha sido así en Brasil, y siempre ha sido una opción peligros. La diferencia es que, en 2019, el área devastada fue 85% más grande comparada con el año anterior porque los productores quieren mostrar que están «trabajando duro».

La ganadería es una de las causas principales de deforestación en la Amazonía y todos los países Amazónicos, contribuyendo en un 80% las tasas de deforestación. Aproximadamente 450,000 kilómetros cuadrados de áreas deforestadas en el Amazonas de Brasil son zonas de pastoreo para ganado.

Territorio en la selva amazónica incendiado en 2017. Photo: Felipe Werneck/Ibama.

 

Entonces, ¿no comes carne de Brasil? Pero, ¿comes carne? Si lo haces entonces aumenta la probabilidad de que la soya que consumen los animales provenga de áreas deforestadas.  Si quedaste impactado con los incendios en la Amazonía, probablemente deberías saber que el 80% de la soya que se produce ahí (que es una de las mayores causas de deforestación, además de las zonas de pastoreo para el ganado) está destinada a ser alimento para la industria animal en el mundo.

“Ahora podemos decir, sólo con un poco de imaginación: Te comes un filete, matas a un lémur en Madagascar. Te comes un pollo, matas a un papagayo del Amazonas”, dice Gidon Eshel, un geofísico de Bard College in Annandale-On-Hudson, New York, quien estudia cómo las dietas humanas afectan el medio ambiente. Es una ecuación simple (y terrorífica), después de todo: mientras más productos animales comemos, más terreno utilizamos, y menos áreas vírgenes quedan para la vida silvestre.

Sacrificio de animales salvajes – o dejarlos morir de hambre

Hay granjas en los límites de los bosques (porque fueron creadas en áreas deforestadas). Toda la vida silvestre del área fue asesinada o ahuyentada. Es normal que los animales salvajes vuelvan a esos lugares y traten de encontrar cualquier alimento que puedan, y en este caso muchas veces encuentran comida en el mismo lugar de donde fueron expulsados.

¿Qué hacen los ganaderos? Ellos ven a estos animales salvajes como una amenazada para su producción y comienzan a matarlos. Los lobos, por ejemplo, son atrapados porque pueden atacar al ganado. Bisontes, canguros, cebras y búfalos compiten con el ganado por el pasto.

Otros, como los tejones, son cruelmente asesinados por transmitir tuberculosis al ganado. Animales importantes para el equilibrio medioambiental tales como insectos, son alejados de los monocultivos (algunos de ellos utilizados para alimento de los animales, como mencionamos anteriormente) o son asesinados por el uso intensivo de pesticidas.

Además, para proteger y mantener al ganado en su lugar (que no debería estar ahí), los ganaderos construyen rejas que detienen la migración de millones de animales salvajes, resultando en muertes innecesarias por deshidratación o inanición.

Sobreexplotación de recursos y contaminación

En otros casos, la sobreexplotación de la pesca es lo que causa un daño significativo. Por ejemplo, las anchoas y sardinas son atrapadas en un sistema a gran escala, para alimentar salmones, cerdos y pollos. Con la disminución de la disponibilidad de estos animales, la cadena alimentaria cambia, y los animales que originalmente se los comían, como los pingüinos, podrían no encontrar suficiente alimento.

El agua es otro recurso que requiere atención, ya que la industria de producción animal es un factor crítico para la contaminación del agua. La mayor parte del agua consumida por el ganado vuelve a la naturaleza en forma de desechos líquidos: una sustancia llena de patógenos, metales pesados, residuos de medicamentos, hormonas, antibióticos, lo que contamina no tan sólo el agua superficial sino también las capas subterráneas.

De acuerdo con la FAO, los desechos relacionados a la ganadería tienen una de las mayores demandas por oxígeno biológico, lo que significa que es una materia orgánica que consume más oxígenos del agua, dado por su producción, lo que lleva a un aumento preocupante en el riesgo de eutrofización y floraciones de algas en lagos, embalses y zonas costeras.

Como resultado, estas áreas contaminadas no son habitables por animales acuáticos ni aptas para el consumo de animales terrestres. Una de las mayores zonas muertas está ubicada en el Golfo de México. Es una región de agua agotada de oxígeno de aproximadamente 8,717 millas cuadradas, un área de la mitad del tamaño de Dinamarca, de acuerdo con los investigadores de Louisiana State University.

Según un reporte de Mighty Earth, surgió como resultado de toxinas de estiércol y fertilizantes lanzados directamente al océano. ¿Una de las principales compañías responsables de esto? Tyson Foods, el segundo procesador de pollo, carne y cerdo más grande del mundo, considerada como una una de las influencias “dominantes” en la generación de esta contaminación.

Exacerbación de los efectos del cambio climático

El ganado representa entre el 14.5% y el 18% de la emisión de gases de efecto de efecto invernadero emitidos por causa humana. De acuerdo con laFAO, la carne de vaca es responsable del 41% de la emisión de este sector, mientras que la producción de leche representa el 20% de las mismas emisiones. En 2016, sólo tres de las mayores compañías de carne en el mundo — JBS, Cargill, and Tyson — fueron responsables por la emisión de más gases de efecto invernadero que Francia.

Esto significa que la agricultura animal juega un rol crítico en el cambio climático y todas las catástrofes ambientales  que vienen con él: incendios más frecuentes, largos períodos de sequía en ciertas regiones, un aumento en el número, duración e intensidad de las tormentas tropicales.

Por supuesto, esto viene en detrimento de la vida salvaje. Recuerda los incendios en Australia que comenzaron en septiembre 2019, se estima que tuvieron como víctimas a un billón de animales y 26 personas. Entre ellos, posiblemente 25,000 koalas fueron quemados hasta morir y 10,000 camellos ferales fueron disparados para ahorrar agua.

 

Con más de 19 millones de hectáreas quemadas, un área más grande que el tamaño de Austria, se espera que algunos ecosistemas sean capaces de recuperarse en algunos años, pero por otro lado, otros podrían tomar más de un siglo en volver a surgir, o incluso no volver nunca a su estado anterior.

El cambio climático también está subiendo la temperatura de las aguas del océano de muchas maneras, mientras las emisiones de carbono están haciendo las aguas más ácidas, afectando los arrecifes de coral, los que son considerados por la Unesco como una de las «enfermerías de los océanos» y «hotspots de biodiversidad». En algunos arrecifes de coral tropicales, por ejemplo, puede haber más de 1.000 especies por m² — o así era, antes del impacto del calentamiento global. Ahora, el 27% de las formaciones de arrecifes monitoreadas han sido perdidas y el 32% están en riesgo de acabarse en los próximos 32 años, según la NASA.

Foto: Greenpeace

Sobre pesca, pesca accidental y equipamiento de pesca

Según laUnesco, para el año 2100 “más de la mitad de las especies marinas del mundo estarán al borde de la extinción”, si nada cambia. Y uno de los factores que necesita cambiar es la industria de la pesca, que es responsable de un problema triple: sobrepesca, pesca accidental y el abandono del equipamiento de pesca. Un reporte de la WWF revela que, globalmente, las poblaciones de vertebrados marinos han decaído en un 49% entre 1970 y 2012, y cerca de una de cuatro especies de tiburones, rayas y mantarrayas están amenazadas de extinción, principalmente por la sobrepesca.

La sobrepesca está básicamente sacando de los océanos mucho más de lo que se puede reemplazar – sin mencionar que también representa la muerte de billones de seres sintientes. También impacta en la cadena alimentaria, y genera vacíos en ciertas especies víctimas de la sobrepesca, lo que significa que los predadores no serán capaces de encontrar alimento con facilidad. La WWF estima que 29% de las poblaciones de peces marinos estaban en esta situación en 2015.

Además, la industria pesquera comúnmente utiliza redes de deriva, una técnica que requiere colgar redes verticalmente en el agua para atrapar todos los peces que pasan por esa área. Pero dada la diversidad de especies marinas, muchas otras especies son atrapadas inintencionadamente, lo que se llama pesca accidental.

La WWF estima que al menos el 40%, o 38 millones de toneladas de la captura marina global de cada año es pesca accidental. Probablemente esto está subestimado, ya que las estadísticas incluyen muy poca información sobre grandes animales marinos, como tortugas, cetáceos y aves marinas que también son atrapadas. Aún, según ellos, cerca de 300,000 pequeñas ballenas, delfines, y marsopas mueren enredadas en redes de pesca cada año, haciendo a la pesca accidental la principal causa de mortalidad de pequeños cetáceos.

El resto de las redes de deriva y otros equipamientos de pesca usados por la industria son simplemente abandonados en el océano. Greenpeace estima que cada año, más de 640,000 toneladas de redes, líneas y trampas utilizadas en la pesca comercial son desechadas y descartadas en el mar. Ellos concluyen que la pérdida o deliberado abandono de indumentaria pesquera es uno de los mayores contaminantes plásticos en los océanos, representando más del 85% de la basura en el suelo marino en las montañas marinas, la cordillera oceánica y en el Gran Giro del Pacífico.

Comúnmente, animales quedan atrapados en esta indumentaria y mueren ahogados o de inanición, o también la confunden con comida y terminan comiendo plástico peligroso. Algunos de los animales más afectados son los crustáceos, tortugas, aves marinas, ballenas, tiburones y delfines. En 2018, por ejemplo, cerca de 300 tortugas marinas fueron encontradas muertas, flotando en aguas mexicanas, después de ser enredadas en estas “redes fantasmas”.

Estas cinco razones son más que suficientes para probar que dejar los productos animales no es bueno sólo para los animales de producción, sino que también previenen el daño a muchas especies silvestres. Si te importa la preservación de la diversidad de nuestro planeta, por favor haz clic aquí para recibir información de nuestra nutricionista profesional, mientras que te inscribes a nuestro Desafío 21 Días Veg.

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6/12/2020