Esta es la impagable labor que los cazadores baleares están haciendo por el Medio Ambiente
Unas 700 serpientes han sido capturadas, desde abril, en los cotos de caza del archipiélago balear, según ha informado el Consell tras una reunión con representantes de la Federación de Caza de las Illes Balears.
23/08/2019 13:31. Javier Fernández-Caballero
Una culebra de escalera. / EFE
Serpientes
Los cazadores baleares llevan capturadas, desde el pasado mes de abril, unas 700 serpientes en los cotos de caza del archipiélago. Las especies que se pueden encontrar en las islas Pitiusas son la culebra de herradura (Hemorrhois Hippocrepis) y la culebra de escalera (Rhinechis scalaris), ambas consideradas especies invasoras en este archipiélago y «muy peligrosas para la fauna autóctona», como las lagartijas endémicas.
La institución insular y la delegación ibicenca han escenificado este miércoles la colaboración mutua en la lucha contra las serpientes, en una reunión mantenida por el presidente del Consell, Vicent Marí, con representantes de la federación en la isla y propietarios de cotos de caza.
El Consell de Ibiza asegura, en su web, que el 56 % de la dieta de las serpientes está formada por lagartijas, por lo que señalan que «se debe evitar el aumento de las poblaciones en el entorno». La delegación ha recordado que el trabajo lo lleva a cabo su celador, encargado además del mantenimiento, con la instalación de trampas, un método considerado como el «único seguro y selectivo para garantizar la captura únicamente de serpientes».
Sobre la importancia de la presencia de trampas en varios puntos rurales de la isla, así como de su mantenimiento, Marí ha explicado que «de nada sirve tener las trampas en el campo si no se tiene cuidado de mantener el ratón vivo, necesario para atraer a las serpientes».
El presidente también ha destacado que «todo el que lo necesite puede telefonear al celador de la federación, que le ayudará con la instalación de trampas y el mantenimiento de las mismas», ha remarcado.
Sacrificio de los ejemplares capturados
El destino de las serpientes es «el sacrificio incruento de todos los ejemplares retirados», tal como señalan en la web del Consell de Ibiza, donde además desaconsejan la reintroducción en la Península, ya que las serpientes nacidas en Ibiza «tienen una genética, morfología, posibles enfermedades, parásitos y comportamiento diferentes de las poblaciones originales».
En este sentido, el Consell recuerda que las poblaciones originales «están protegidas», por lo que el traslado a la Península de los ofidios capturados puede comportar problemas graves a las poblaciones autóctonas.
En referencia a un posible control biológico mediante la introducción de especies que se alimenten de estas serpientes, la delegación lo rechaza debido a su «altísimo riesgo, porque las consecuencias son impredecibles», según detalla en su página, y pone como ejemplo el caso australiano de introducción de zorros para controlar a los conejos, pero que finalmente acabaron comiendo koalas.
Marí, que ha agradecido el trabajo de las sociedades de cazadores para el control de la plaga de serpientes, ha señalado la importancia de la colaboración ciudadana para la instalación de más trampas, que puedan incrementar la cantidad de serpientes atrapadas, hasta el mes de diciembre, que es cuando se termina la temporada de caza de ofidios por parte de la federación.
One thought on “La caza. Cap. VIII”
Una vez más se pone de manifiesto la plaga de ignorantes y de descerebrados que nos rodean.
El problema no está en capturar las especies alóctonas, sino en el destino que les espera. Hay que ser un completo idiota para comparar la idiotez de soltar zorros en Australia para que controlen a los conejos porque los soltaron sabiendo que carecían de depredadores. Nada que ver con las culebras en la península, que si se las soltaran bien repartidas, no les faltarían depredadores naturales. La lista de especies que se alimentan de ellas es muy extensa. En cuanto a que podrían ser portadoras de enfermedades o de parásitos, para eso existe una cosa llamada cuarentena y las clínicas veterinarias podrían determinar cuáles están sanas y cuáles no. En ese caso se las podrían dar de comer a los centros de cría de rapaces y zoológicos antes de matarlas e incinerarlas.
Por enésima vez, los cazadores nos demuestran lo inútiles que son. Y a esa tal Mari, lo que habría que hacer es aplaudirle la cara, por gilipollas.