Propuesta para demostrar que el VIH no existe y el SIDA es un montaje

El Dr. Santiago Moreno, miembro de la Plataforma VIH en España, propuso el pasado mes de junio en el XIV Congreso Nacional sobre SIDA celebrado en Zaragoza que el estado someta de forma sistemática a los llamados test del VIH a todos quienes integran los considerados «grupos de riesgo» o, aún mejor, a toda la población. «Ello permitiría -afirmó este médico- diagnosticar la enfermedad a muchos pacientes en estadio asintomático con lo cual se beneficiarían plenamente de todas las ventajas del tratamiento antirretroviral y se podría evitar la transmisión de la infección por parte de este tipo de pacientes» En otras palabras, se trata de una estrategia que permitiría a quienes comercializan esos test ganar mucho dinero y a quienes fabrican los inútiles fármacos antirretrovirales forrarse vendiéndolos a mansalva.

Lo singular es que esta iniciativa no habría tenido mala acogida entre quienes afirma que el VIH no existe y el SIDA es un montaje. Al contrario, a muchos les encantaría la idea en principio ya que dada la nulidad de tales test el número de personas a las que se etiquetaría como seropositivas sería tan grande que la cifra, por absurda, demostraría que los test no sirven para lo que se afirma y el SIDA es un montaje. Y decimos en principio porque nadie puede prever el efecto que causaría un diagnóstico de ese calibre en muchas personas que confían ciegamente en sus médicos y analistas.

De ese modo, y para evitar este riesgo, algunos proponen empezar sometiendo a esos test a todos los miembros del Gobierno de España y de todas las autonomías, a los miembros del Congreso de los Diputados y del Senado, a todos los diputados autonómicos, a las autoridades municipales y a los médicos. Lo que sin duda todos ellos aceptarán gustosos a fin de dar ejemplo a la población de lo útil de tales medidas preventivas. ¿Que los datos indican que un altísimo porcentaje son «seropositivos» (lo más probable dada la «fiabilidad» de los test)? Pues nada, que se tomen los fármacos antirretrovirales que tan eficaces les parecen. A fin de cuentas si éstos les llevan a enfermar o a la muerte tanto ellos como la agradecida población entenderían su patriótico sacrificio…

Por nuestra parte creemos que es buen momento para recordar -una vez más- algunas cosas reiteradas en esta revista. Y la primera es que nuestra sociedad -especialmente las clases médica, política y periodística- siguen sin querer admitir algo tan obvio como que existe un debate internacional científico inconcluso tanto sobre la existencia del VIH como sobre la enfermedad llamada SIDA que se supone provoca. Debate que abarca desde la investigación básica realizada hasta la constante violación de los derechos humanos fundamentales de millones de personas pasando por las implicaciones éticas, sociales, médicas, psicológicas, políticas, económicas, personales o familiares del binomio VIH-SIDA. Y es que es imprescindible entender que:

1) A fecha de hoy -treinta años después de que se publicara el primer informe de supuestos «casos

1) A fecha de hoy -treinta años después de que se publicara el primer informe de supuestos «casos de SIDA» y veintisiete desde que Robert Gallo afirmara fraudulentamente haber encontrado el «virus del SIDA»- nadie ha presentado las mínimas pruebas científicamente exigibles para afirmar que existe el VIH.

2) Aún en el caso de que el VIH existiese -y recordamos que ese presunto virus ni siquiera ha sido aislado- sería indispensable para comprobar que alguien se ha infectado con él disponer de un instrumento válido de diagnóstico: sólo así se podría hablar de «infectados por el VIH» o de «prevalencia de infección por VIH«. Y ese no es el caso de los test usados para detectar la existencia en una persona del VIH: el Elisa, el Western Blot y otros. Los datos objetivos de que se dispone descartan su validez y fiabilidad; por tanto, no es cierto que las personas actualmente etiquetadas como «seropositivas» estén infectadas con el supuesto VIH.

3) Por grotesco que pueda parecer, los propios laboratorios se curan en salud ante posibles reclamaciones y advierten en las instrucciones y prospectos de los mismos test que fabrican que ni detectan el VIH ni dar positivo implica que alguien padezca SIDA.. Para muestra un botón: la multinacional Abbott reconoce de forma textual que «actualmente no hay patrón oro reconocido para establecer presencia o ausencia de anticuerpos del VIH-1 en sangre humana» Sin comentarios.

4) Los integrantes de la Plataforma VIH en España son o han sido asesores del Plan Nacional sobre SIDA, organismo responsable de las políticas sobre SIDA del Ministerio de Sanidad español. Y debemos decir en ese sentido que el 1 de febrero de 2010 nuestro compañero Jesús García Blanca se dirigió a la sede del Plan Nacional sobre SIDA para pedir los documentos técnicos y científicos que han servido de base a las políticas sobre SIDA en España, entre ellas las recomendaciones de test. Una petición que viene haciendo ¡desde 1997! sin obtener respuesta alguna. A pesar de que en su último escrito recordaba a la Secretaría del Plan Nacional sobre SIDA que la Administración tiene la obligación legal de facilitar a los ciudadanos la información relativa a sus competencias y funcionamiento. Algo que a los miembros de ese organismo les importa un rábano y por eso continúa sin aportar lo pedido. El lector/a debe saber que la documentación técnica que se utiliza como base para la política que sobre SIDA desarrolla el Ministerio de Sanidad español lo establece y elabora un Consejo Asesor Clínico al que pertenecen o han pertenecido los integrantes de la Plataforma VIH en España. ¿Qué ocurre pues con esos documentos? ¿Es que nunca se elaboraron? Porque si no existen, ¿sobre qué base toman decisiones de tanta trascendencia para la salud de las personas? Y si existen, ¿cuál es el motivo para negarse a entregarlos? ¿Qué esconden?

5) Los miembros de la citada plataforma tienen o han tenido además cargos de responsabilidad en la Sociedad Española Interdisciplinar del SIDA (SEISIDA), el Grupo de Estudio del SIDA (GESIDA), la Fundación para la Formación e Información sobre Tratamientos en el ámbito del VIH (FIT) y la Red Española de Investigación en SIDA (RIS). Sociedades creadas para dar apariencia de seriedad a todo este montaje. Basta para entenderlo saber quiénes son los patrocinadores de esas fundaciones o sociedades:

-De la Sociedad Española Interdisciplinar del SIDA (SEISIDA) los laboratorios Abbott, Boehringer

Ingelheim, Gilead, Janssen (Johnson & Johnson), MSD (Merck Sharp & Dohme) y ViiV Healthcare (GlaxoSmithKIine & Pfizer).

-Del Grupo de Estudio del SIDA (GESIDA) los mismos laboratorios antes citados más Glaxo, Pfizer y Roche.

-De la Fundación para la Formación e Información sobre Tratamientos en el ámbito del VIH (FIT) los laboratorios Abbott, ViiV Healthcare (GlaxoSmithKIine & Pfizer), Janssen-Cilag, Gilead, Merck Sharp & Dome y Roche Farma.

Es decir, que quienes financian las instituciones públicas y organismos privados en los que medran los autodenominados «expertos en SIDA» -incluido el propio Congreso Nacional que ha servido de plataforma de lanzamiento de las propuestas- son los fabricantes y vendedores de los tests- chapuza del VIH o de los carísimos productos tóxicos que se les prescribiría a los que dieran positivo a los tests así como de las pruebas que forman parte de los protocolos de seguimiento periódico que se les haría a esas personas; pruebas y protocolos igualmente carentes de base técnica o biológica.

En cuanto a la Red Española de Investigación en SIDA (RIS) recibe fondos europeos y dinero público procedente del Ministerio de Ciencia e Innovación estando financiada por el Instituto de Salud Carlos III, principal conexión en España del Servicio de Inteligencia de Epidemias (EIS), servicio cuasi-secreto integrado en los Centros de Control de Enfermedades (CDC) del Servicio de Salud estadounidense. Como en su día explicó nuestro compañero Jesús García Blanca en estas mismas páginas el EIS tiene hoy agentes «incrustados» en numerosas instituciones internacionales, organismos públicos nacionales, medios de comunicación y puestos claves de las estructuras sanitarias de muy diversas naciones -incluida obviamente España- en los que ocupan o han ocupado cargos de responsabilidad en el propio Plan Nacional sobre SIDA; en particular, en su Consejo Asesor. Cabe añadir que estas dos agencias jugaron en 1981 un papel clave en la creación de la falsa epidemia SIDA -como ya hicieron en otras falsas epidemias como las de la polio y las de las sucesivas gripes- y continúan siendo los principales impulsores del Montaje SIDA.

6) En cuanto a los productos presentados, vendidos, prescritos y administrados como «tratamientos antivirales” es preciso saber que todos –sin excepción- son potentes tóxicos que dañan la información genética y los centros de energía de las células. Son pues los que han producido –y continúan produciendo- buena parte de las muertes atribuidas al VIH. Algo que se presenta falsamente como «inevitable efecto secundario» cuando es el único efecto real que puede esperarse de tales venenos ya que tanto sus fabricantes como los responsables del Departamento de Salud estadounidense reconocen públicamente su inutilidad terapéutica.

Basta entrar para comprobarlo en la web InfoSIDA y leer lo que se dice por ejemplo de Conbivir, uno de los supuesto antirretrovirales «modernos», píldora combinada «dos en uno» que contiene Retrovir (zidovudina o AZT) y Epivir (lamivudina o 3TC): «No cura ni previene la infección por el VIH ni el SIDA, ni reduce el riesgo de transmisión del virus a otras personas«. Algo que corrobora la multinacional GlaxoSmithKHne: «Conbivir no es una cura para la infección por VIH«.

Y las fichas de otros antirretrovirales son también suficientemente elocuentes: «Retrovir no es una cura para la infección por VIH o el SIDA» (GlaxoSmithKline), «Viramune no cura el VIH ni el SIDA» (Boehringer Ingelheim), «No se sabe si Crixivan prolongará la vida» (Merck), «Viread no cura la infección por VIH-1 ni el SIDA » (Gilead)…

Luego, ¿por qué los médicos recetan estos peligrosos e inútiles fármacos? ¿Y por qué a quienes les etiquetan de «seropositivos» se los toman? ¿Alguien lo entiende? ¿Alguien entiende por qué los médicos, los políticos y los medios de comunicación apoyan esta farsa criminal?

Fuente; Revista Discovery Salud. Número 141-Septiembre 2011

2/05/2024