Cuando pensamos en esa palabra seguramente se nos viene a la cabeza los trenes de cercanía que solemos coger de vez en cuando, e incluso se nos puede venir a la cabeza el AVE. Pero es seguro que nadie piensa en lo destructivo que ha llegado a ser para convertir la red ferroviaria tal como la vemos en nuestros tiempos. Difícil será que alguno se imagine en esos trenes a vapor echando una gran cantidad de humo y de hollín de las primeras máquinas que circulaban. Algunas de un solo sentido, pues solo habían construido un carril. Tuvieron que pasar varios años para hacer las vías en paralelo, para que fuese más rentable una máquina de ida y otra de vuelta.

Pero la contaminación que producía el hollín y el humo solo es la punta del iceberg. Para alimentar la caldera de cada máquina se requería ingentes cantidades de carbón y de leña. Para obtener el carbón se excavaban minas donde se llevó por delante a cientos de personas debido a las malas condiciones con las que trabajaban los obreros, los derrumbes que sepultaban a los mineros y las muertes por asfixia debido al gas grisú se llevó por delante a muchísimos mineros.

Al quemar el carbón se produce dióxido de azufre, que es el principal causante de la lluvia ácida, ya que en la atmósfera se transforma en ácido sulfúrico. Es liberado en muchos procesos de combustión ya que los combustibles como el carbón, el petróleo, el diésel o el gas natural contienen ciertas cantidades de compuestos azufrados.

Para obtener leña son incontables los árboles que se talaron. Dejando el suelo a merced de la erosión.

Por aquel entonces, los dueños del ferrocarril era gente muy poderosa, y si alguien se oponía a venderles sus tierras por donde querían instalar las vías, contrataba a pistoleros para que los convenciera. Les ofrecían mucho menos de lo que valían, por ese motivo se negaban a vendérselas, o porque había pasado toda su vida allí y eran demasiado mayores para empezar una nueva vida en otra parte. Por lo que se les incendiaba las cosechas, la casa y a veces, con la familia dentro.

Los raíles estaban hechos de acero, por lo que debieron buscar minas para elaborarlo, dejando unas tremendas huellas en el terreno, dado que muchas se hicieron a cielo abierto.

Esos raíles debían de estar muy bien asentados, pues era mucho el peso que tenían que soportar. Por lo que se les ocurrió poner una capa abundante de piedras trituradas, para ello usaron dinamita en las montañas, dejando un atroz panorama. Las montañas perdieron su encanto, ahora se ven canteras. No se sabe cuántos animales han perdido la vida al caer por los precipicios, pues antes de la intervención humana no los había.

Y para concluir este tema, dejo para el final lo que más rabia me da, la de billones de árboles foráneos y nativos que fueron talados para sujetar los raíles. Aún se pueden ver miles de ellos. Menos mal que dejaron de usar la madera y los cambiaron por traviesas de hormigón. Pero el daño ya está hecho y es irreparable.

31/12/2020