La cuenta atrás para los cortes masivos de agua ha comenzado: la otra consecuencia del calor extremo en España
4 Agosto 2022
Javier Jiménez @dronte
El repaso es demoledor. La Agencia Catalana del Agua ha anunciado que en septiembre, si nada cambia, va a haber cortes de agua en el área metropolitana de Barcelona. Euskadi está empezando a cortar el agua por las noches para municipios que no dependen de pantanos. Cantabria ya ha cortado el agua de las duchas de las playas y se prepara para ir más allá. Galicia ultima los preparativos para declarar el estado de alarma. Andalucía está por debajo del 30% de agua embalsada (Huelva por debajo del 25%) y los agricultores están haciendo podas extraordinarias para preparar el campo a la sequía.
España es un coche que se dirige a toda velocidad hacia un muro y ese muro se llama ‘sequía’.
¿Cómo hemos llegado a esta situación? Según el Boletín Hidrológico Nacional la respuesta es sencilla: en los últimos tres meses ha llovido un 46% menos de lo que tendría que llover. De hecho, en julio esa caída ronda el 70%. Esto se suma a que desde el 1 de octubre de 2021 (la fecha en la que comienza el año hidrológico) ha caído solo un 25% de lo normal en muchas zonas del país. Es decir, que «no llueve sobre lo no mojado«.
Y si eso sería un problema cualquier año, ahora es un drama. La ausencia de lluvias nos ha pillado con los embalses en mínimos históricos. No solo estamos 20 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años, es que estamos gastando en torno a 1,5% del agua disponible cada semana.
Cerrar el grifo. Tanto así que en comunidades como Andalucía, Extremadura, Cataluña, Baleares, Navarra, Euskadi, Galicia o Castilla y León ya se han tenido que aplicar restricciones de cara a asegurar el consumo humano. Un consumo que, a medida que pasan los días, parece cada vez más comprometido, pese a los esfuerzos de muchas comunidades para sacar agua de donde no la hay.
¿Qué podemos esperar? Julio ha sido el julio más seco en 20 años y agosto, aunque se espera que sea más húmedo, va a continuar la tendencia de pocas precipitaciones. Si el mediterráneo sigue con temperaturas tan altas y se dan las condiciones meteorológicas apropiadas, en septiembre pueden vivirse enormes episodios de gota fría.
Sin embargo, lo previsible es que esos eventos estén muy concentrados geográficamente y que nuestra capacidad para almacenar esas lluvias sea limitada. Solo hay que recordar que hace unos meses, Castellón fue uno de los lugares con más precipitaciones del hemisferio norte y, en fin, el problema no ha desaparecido.
Un año complicado. Todo hace presagiar que el día 1 de octubre de 2022 empezará un año hidrológico muy difícil. Es cierto que, desde la terrible sequía que se extendió entre 1991 y 1995, nuestra capacidad de planificación y nuestras herramientas de gestión hídrica han mejorado mucho. No obstante, la situación está a punto de convertirse en la peor sequía desde que tenemos registros y eso nos va a poner contra las cuerdas.
Imagen | Pilar Flores
One thought on “El agua. 004”
De nuevo noticias como estas me alegran el día. ¿Saben ustedes cuántas décadas llevamos los ecologistas avisando de que se tomen medidas para evitar el cambio climático y evitar el derroche de agua potable? Y como respuesta recuerdo como se nos ridiculizaban y cómo se nos ignoraba.
Bueno, pues a cada cerdo le llega su San Martín
Como es habitual con Javier Jiménez (el autor de este artículo) nos demuestra su ausencia de formación sobre hidrología y de medioambiente. Pues echa la culpa a las escasas lluvias que nuestro país está padeciendo, cuando hace varias décadas que vengo explicando cómo conseguir tanta agua como queramos sin tener que depender de las lluvias. Pero por lo visto este tío no se entera de nada.
Este Javier lo que debería de hacer es de nombrar al verdadero culpable de la sequía; nuestros políticos descerebrados que no saben solucionar nada.
En cuanto al vídeo, es increíble que en ningún momento se menciona que todos los problemas se hubiesen solucionado si los humanos no hubiésemos pasado de los dos millones de habitantes en todo el planeta. De haberlo hecho, todavía podríamos disfrutar de ver todos los ríos llenos de vida y de selvas vírgenes por doquier. Por lo tanto, no hubiésemos extinguido ni una sola especie. Dado que normalmente es la falta de dinero lo que hace que la gente se vaya de caza por no poder pagar la carne.