26-12-2018
Desde hace varios decenios, la contaminación se ha convertido en auténtico desafío para la salud pública. Aunque se menciona periódicamente la contaminación atmosférica, muy a menudo se olvida la presencia y el impacto de los contaminantes en nuestra alimentación diaria. Estos contaminantes alimentarios, ya sean sintéticos o naturales, pueden tener orígenes muy diferentes. En efecto, estos contaminantes pueden integrarse a nuestros alimentos en diferentes etapas de la cadena alimentaria, desde su producción hasta su consumo. Si el uso intensivo de pesticidas desempeña una función evidente en la contaminación alimentaria, otros contaminantes pueden unirse a nuestros alimentos durante su producción, su transformación, su envasado y su preparación. Así pues, nuestra alimentación moderna nos expone a muchos contaminantes alimentarios cuyo impacto sobre la salud son un problema. Por otra parte, estos contaminantes alimentarios se han encontrado en el centro de varios escándalos alimentarios estos últimos años. Ante estas constataciones alarmantes, muchos estudios científicos se interesan en identificar y limitar el impacto de estos contaminantes. Veamos el estado de estos contaminantes alimentarios: ¿cuáles son? ¿De dónde vienen? ¿Cuáles son los peligros para la salud? ¿Cómo evitarlos y eliminarlos?
¿Cuáles son los contaminantes presentes en la cadena alimentaria?
Hace ya varios años que investigadores suenan la alarma ante la presencia creciente de contaminantes en nuestros alimentos. Además son más de 455 sustancias que han sido identificadas en nuestros alimentos de la vida diaria. Este resultado procede del amplio estudio EAT2 realizado entre 2006 y 2011 por la ANSES, del francés agence nationale française de sécurité sanitaire, de l’alimentation, de l’environnement et du travail (Agencia nacional francesa de seguridad sanitaria, de la alimentación, del medio ambiente y del trabajo). Una primera edición de este estudio realizado entre 2000 y 2004 ya entonces había señalado la presencia de numerosos contaminantes alimentarios. Esta segunda edición ha tratado sobre más de 20.000 productos alimentarios consumidos por la población francesa entre los que se encuentran carne, pescado, mariscos, cereales, pates, pan o incluso frutas y verduras. Felizmente, no todas las 455 sustancias identificadas son peligrosas para la salud. Sin embargo, se cuenta cerca de una docena de sustancias que posiblemente presentan un riesgo sanitario. Entre estos contaminantes se encuentra especialmente el plomo, el cadmio, el arsénico inorgánico, el aluminio, el metilmercurio, las dioxinas, los furanos y PCB (policlorobifenilos) de tipo dioxinas, el deoxinivalenol (DON), la acrilamida, o incluso los sulfitos. Se considera que estos contaminantes son persistentes, es decir, que se acumulan en los alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria entes de encontrarse en nuestros platos. Al contrario, se distinguen contaminantes denominados no persistentes. Si bien estos últimos pueden degradarse más fácilmente que los contaminantes persistentes, a pesar de todo se pueden encontrar en nuestra alimentación. Por ejemplo en esta clase de contaminantes se encuentra el bisfenol A y los ftalatos.
¿Cuál es el origen de los contaminantes presentes en nuestra alimentación?
Antes de encontrarse en nuestros platos, los alimentos pueden estar contaminados en diferentes etapas de su producción, de su transformación, de su envasado y de su preparación. En la producción agrícola, se piensa fácilmente en los pesticidas y en los piensos, como el cadmio, las dioxinas y el PCB, el dimetoato, el hexaclorobenceno (HCB). Sus efectos nocivos para la salud son innegables. Aunque algunos agricultores comienzan a practicar una agricultura más responsable y más respetuosa con el medio ambiente, desgraciadamente representan una minoría de agricultores a escala mundial. Mientras esperamos que estas prácticas sean sostenibles, será necesario también que pasen muchos años para luchar contra los daños causados por el uso intensivo de contaminantes. Más allá de los pesticidas, nuestros alimentos pueden también estar afectados por la contaminación del aire, del suelo o incluso de los ríos. Si bien algunos procedimientos de transformación permiten destruir contaminantes, no obstante estas técnicas pueden introducir otros contaminantes. En efecto, estos últimos pueden estar asociados a algunos procesamientos de alimentos, a problemas de higiene o incluso al aditamento de aditivos. Además, varios aditivos han sido puestos en tela de juicio por su impacto sobre la salud, como los sulfitos, los nitratos y los nitritos. Más allá de la producción y de la transformación, el envasado de nuestros alimentos puede ser la causa de la presencia de ciertos contaminantes, como el aluminio.
¿Cuáles son los peligros de los contaminantes alimentarios en nuestra salud?
Aunque las intoxicaciones alimentarias a causa de estos contaminantes sean raras, la exposición repetida y crónica a estos contaminantes puede presentar un riesgo para nuestra salud. Ésta es la lección aprendida de varios estudios científicos entre los que se encuentra un estudio realizado en 2013 y publicado en la revista científica FASEB Journal. Los autores de este estudio han mostrado que una asociación de contaminantes podría agravar algunos trastornos metabólicos. Estos últimos son especialmente conocidos por aumentar el riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares o de diabetes tipo 2. Para este estudio, los investigadores han utilizado una mezcla de cuatro contaminantes: el bisfenol A. el TCDD (2, 3, 7, 8-tetraclorodibenzo-p-dioxina), el PCB (policlorobifenilo) 153 y un ftalato. Ese coctel de contaminantes se administró a ratones con dosis parecidas a las dosis evaluadas a menudo en nuestros alimentos cotidianos. Estos contaminantes se integraron en una alimentación rica en grasas, representativa de la alimentación moderna. Los investigadores constataron una agravación de la intolerancia a la glucosa y una alteración de la vía de los estrógenos en los ratones hembras. Esa constatación es todavía más alarmante si se tiene en cuenta que la intolerancia a la glucosa es una de las perturbaciones implicadas en la aparición del síndrome metabólico. Este síndrome constituye un factor de riesgo importante para el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares y la aparición de diabetes tipo 2. Si bien los resultados fueron menos marcados en los ratones machos, los investigadores han evidenciado una modificación en el metabolismo del colesterol. Esta constatación se añade a un estudio reciente sobre el impacto de los contaminantes persistentes, entre los que se encuentran los PCB. Este estudio, aparecido en noviembre de 2016 en la revista Environnement International, asocia niveles elevados de PCB con una alteración del colesterol de las lipoproteínas de alta densidad HDL (del ingés high-density lipoproteins). Estas últimas son consideradas como el “colesterol bueno” debido a su función de transporte del colesterol hacia el hígado para favorecer su eliminación. Por eso es por lo que los autores de este estudio se inquietan por el riesgo de los PCB para la aparición de enfermedades cardiovasculares. Ante todas estas conclusiones, los contaminantes alimentarios suscitan interrogantes sobre sus efectos sobre la salud a largo plazo y su acumulación en el seno del organismo pero también sobre el efecto coctel que podría acentuar su impacto.
¿Cuáles son las soluciones para eliminar los contaminantes alimentarios?
Aunque nuestro organismo tiene la capacidad de defenderse contra los contaminantes, algunos agentes tóxicos pueden resultar difíciles de eliminar por el organismo. Al acumularse, estos contaminantes pueden provocar desórdenes metabólicos y crear complicaciones para la salud. Para protegerse de estos efectos nocivos, es importante adoptar medidas preventivas a fin de evitar los contaminantes alimentarios y proteger el organismo.
Astucias para evitar ciertos contaminantes alimentarios
Si desgraciadamente es difícil evitar los contaminantes del aire que respiramos, resulta indispensable limitar su exposición a los contaminantes presentes en los alimentos. Para ello, algunos consejos pueden ayudarle a tomar las decisiones adecuadas para su salud. Para sus compras de alimentos, por ejemplo, se aconseja dar prioridad a los alimentos no transformados, sin aditivos alimentarios, procedentes de la agricultura biológica y que tengan una etiqueta de calidad. También conviene vigilar los envasados de los productos alimentarios, algunos de los cuales pueden contener aluminio o bisfenol A. En cuanto a los pescados, puede ser sensato preferir los pescados pequeños como el arenque, la sardina, la anchoa o la caballa. Estos últimos son conocidos por contener menos metales pesados que otros pescados. En la cocina, se recomienda limpiar bien las frutas y las verduras, evitar las cajas de plástico, evitar la utilización de aluminio y preferir cocciones suaves. En el restaurante, a veces es difícil saber el origen de los productos pero una cocina casera es a menudo prueba de calidad y de confianza.
Soluciones para desintoxicar el organismo de contaminantes alimentarios
A pesar de una selección rigurosa de estos alimentos, es imposible escapar totalmente de los contaminantes alimentarios. Para defenderse ante estos agentes exteriores, el organismo dispone de diferentes sistemas de defensa entre los que se encuentran algunos órganos como el hígado y los riñones. Estor órganos vitales participan en la desintoxicación del organismo, es decir en la eliminación de las toxinas. Si bien su acción es indispensable, puede resultar insuficiente frente a la acumulación de ciertos contaminantes como los metales pesados. Felizmente, la comunidad científica ha logrado identificar ciertas sustancias que pueden favorecer la desintoxicación del organismo. Estas sustancias pueden actuar según diferentes mecanismos de acción. Por ejemplo éstas pueden actuar contribuyendo a mejorar el funcionamiento del hígado y de los riñones, o también capturando ciertas toxinas. Por ejemplo este es el caso del EDTA (ácido etilendiaminotetraacético por sus siglas en inglés) que es una molécula conocida por ser un potente quelador del plomo y de los metales pesados. Al enlazarse con estos contaminantes, el EDTA permite conducirlos hacia las vías naturales de eliminación. De la misma manera, el ácido málico actúa como un quelador del aluminio. Para capitalizar la acción de estos queladores, estos últimos están formulados en forma de complementos alimenticios para una desintoxicación eficaz del organismo. Además, otros compuestos han mostrado resultados beneficiosos para favorecer la eliminación de las toxinas. Por ejemplo, una combinación de ácido húmico y de ácido flúvico ha permitido drenar el organismo y facilitar la excreción de los residuos. Además de estas acciones, esta asociación beneficiosa posiblemente permite estimular el sistema inmunitario. Esta mezcla de ácido húmico y de ácido fúlvico, auténtica baza para la protección del organismo, se propone como suplemento nutricional.
Los investigadores se inquietan cada vez más por los efectos a largo plazo de los contaminantes presentes en nuestra alimentación. Si bien estos contaminantes están presentes en nuestros alimentos a dosis ínfimas, la exposición crónica a estas sustancias y su acumulación en nuestro organismo son motivo de preocupación. Para protegerse de estos contaminantes, existen soluciones sencillas para la prevención o para la desintoxicación del organismo.
16/10/2021